YO LA MATO

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CAPÍTULO 37

Despertar así, en los brazos de Ian era lo mejor que me había pasado. Sentir su respiración, sus manos, su cuerpo junto al mío era  algo maravilloso.

Me giré un poco para quedar frente a él, empecé a tocar su rostro y sonrió, comenzó a abrir los ojos. Nos miramos por un buen rato, no supe si fueron minutos o horas, verlo era algo que me fascinaba, ver sus preciosos ojos azules con su pestañas largas y rizadas, sus labios carnosos, su cabello rubio despeinado. Era perfecto.
Pero como siempre tenía que arruinar el momento, a pesar de la maravillosa noche que pasamos, había una espinita en mi cabeza. Sandra. Quería que todo fuera perfecto entreIan y yo pero no podía ignorar el hecho de que anoche estuvo con ella, bebiendo y sin camisa.
--- Ian, ¿qué paso ayer con Sandra? -- pregunté porque no pude quedarme más tiempo callada. Él cerró los ojos y suspiró.
--No hay que hablar de eso ahora. -- dijo, sentó en la cama y se puso el boxer.
--¿Por qué no? -- permaneció sentado dándome la espalda. Me senté, enredandome en la sabana.
--Porque no quiero arruinar este día, no después de lo que ha pasado entre nosotros. -- escuchar eso me dolió. Porque si decirme  lo que pasó arruinaría nuestro día, entonces era algo muy malo.
--Quiero saberlo. -- no contestó, se levantó y me miró de una manera extraña.
-- Tengo que irme a trabajar. -- buscó su ropa con la mirada y cuando la encontró la juntó y la puso en la cama.
--¿No desayunaremos juntos? --pregunté
--Hoy no. -- dijo mientras se iba al baño.
Me quedé como idiota procesando su respuesta. Me volví a recostar, no podía dejar de pensar en la noche anterior y no precisamente en lo que hicimos. Pensaba en Sandra, en lo que me dijo, en Ian con ella sin camisa y ebrio. No era una bonita imagen para mi mente, solo podía imaginarme lo peor y no quería pensar en que tal vez ellos...no. Los ojos se me inundaron de lágrimas, aspire aire y logré evitar que estas salieran. No, Ian no sería capaz de hacerme algo como eso. Pero... ¿Sería incapaz de hacerlo estando ebrio? Maldita sea. Me senté de nuevo y me recargue en la cabecera. Ian y yo teníamos que  hablar, no importa que no quiera. Yo tengo que saber lo qué paso con esa zorra. Ian entró al cuarto y comenzó a vestirse sin siquiera mirarme.
--Tenemos que hablar-- dije decidida y un poco enojada.
--Ahora no. -- dijo aun sin mirarme, eso me hizo enojar aún más.
--No, ahora sí. -- se giró para verme.
--¡Maldita sea, Hannah, no quiero hablar ahora!
-- ¡Pero yo sí! -- grité -- Necesito hablar, necesito respuestas. Necesito que me digas que carajos pasó con Sandra. Necesito que me digas que la llegada de Sandra no ha cambiado tus sentimientos hacia mí. -- me miró con dolor en sus ojos pero no respondió. Terminó de vestirse y se sentó al pie de la cama.
--Ian, ¿por qué no me quieres decir que pasó anoche? -- se levantó y me miró.
--Hannah, no quiero hablar de eso ahora.
--¿Entonces cuando, Ian? Siempre me has dicho la verdad sobre todo, ¿ qué paso anoche ?
-- No quiero lastimarte, Hannah.
-- Entonces dime la verdad, porque te juro por Dios que me estoy imaginando  cosas horribles. -- dije con un inmenso nudo en mi garganta.  No contestó, se quedó callado de nuevo.
--Bien, imagina que estás en el trabajo tranquilamente esperando mi llegada, pero, ¡oh sorpresa!, yo no llego. Bueno, entonces tú preocupado me llamas a mi celular y en vez de contestar yo contesta un hombre que después reconoces como Alexander diciéndote que él puede hacerme feliz como tú no puedes. Segundos después escuchas mi voz y escuchar decir a Alexander que si me da mi blusa. Y para rematar que yo esté ebria. ¿Qué pensarias de esa increible charla, Ian? -- Ian torció el gesto.
--¿Sandra te dijo eso? --preguntó confuso.
-- No con esas palabras pero la idea era la misma.
--Escucha... -- suspiró, se tocó el cabello y continuó -- Ayer después de comer con Sandra, tenía que ver a un cliente en otro restaurante, Sandra se ofreció a acompañarme, resultó que los conocía y nos tomamos unos tragos, una de las mesera me tiró un trago encima y Sandra se ofreció a enjuagarla en el baño, no estaba semi- desnudo tenía una playera debajo.
-- ¿Y por qué no querías decirme? Yo no le veo nada de malo. -- dije mientras me levantaba con la sabana enredada y me acercaba a él.
--Porque eso no es todo. Cuando salí del restaurante, después de que colgaras, Sandra me siguió y... Estaba borracha y no sabía lo que hacía...
--¿Qué hizo? -- pregunté
-- Hace mucho tiempo que no nos veíamos y ella estaba con unas copas de más... ella... Ella me besó.
Me quedé callada un segundo. Lo había besado, la maldita arpía había puesto  sus asquerosos labios en la boca de mi novio.
-- Yo la mato. -- fue lo único que dije antes de salir disparada hacia el baño. Ian fue tras de mí pero le cerré la puerta del baño en la cara. Tocó la puerta.
--Hannah, déjame explicarte. -- dijo, bueno, gritó para que yo pudiera escucharlo del otro lado de la puerta. Me cepille los dientes, me hice una trenza y me lave la cara. Salí del baño y pasé de largo a Ian.
-- Solo fue un beso, no significó nada para mí. -- dijo mientras me seguía a la habitación y entonces me paré en seco y el chocó conmigo, me giré y lo miré a los ojos.
--¿Le correspondiste?
--¿Qué?
-- ¿Le correspondiste el beso?
--No! La separé en cuanto reaccioné.
-- Y ¿cuánto tiempo pasó exactamente antes de que reaccionaras? -- pregunté -- Fue algo así como de piquito? -- me acerque y le di un beso de piquito -- o fue algo como  más largo -- me acerque de nuevo y pegué mis labios a los suyos y conté hasta diez. Lo miré y esperé su respuesta.
-- Creo que fue algo mas o menos así.-- dijo y se acercó a mí y plantó tremendo beso hasta dejarme sin respiración.
-- Más vale que no te haya besado así... Porque yo si que la mato. -- dije aun respirando con dificultad.
-- Hannah, no significó nada para mí y le dejé muy claro que te amo. Y para que te quedes tranquila el beao duró menos de lo que dura un beao de piquito.
-- Sólo lo dices  para que no la mate.
-- En parte, eso de las visitas conyugales no suenan muy atractivas.
Se acercó y trató de besarme pero me aleje.
--Sigo enojada contigo. Hace rato te portaste como un idiota.
--Lo sé pero tienes que entender, no queria lastimarte. -- volvió a acercarse y me aleje de nuevo.
-- ¿No tenías mucha prisa por irte al trabajo?
--Ahora mismo por lo unico que tengo prisa es por llevarte a la cama.
Dijo y me besó, me quitó la sabana y nos fuimos de nuevo a la cama.

Después de que Ian se fue me duché y me puse un vestido azul y me solté el cabello y me esmere un poco mas de lo normal en el maquillaje, me puse unos zapatos de tacón. Me miré en el espejo y en serio me veía muy bien, me veía diferente. Hoy tendría que dejarle algunas cosas en claro a Sandra y no quería que me hiciera menos por como vestía.
Cuando Ian se estaba bañando saque el número de Sandra de su celular y ya le había mandado un mensaje para que nos vieramos para mi sorpresa aceptó.
Si quiere guerra le daré guerra.

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