Dos idiotas a bordo

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|Para comprender del todo esta historia, recomiendo leer las otras dos novelas anteriores a esta: "un destino" y "la ola que inundó mi vida", ya que personajes de esas historias salen en esta. Gracias por leer y espero que disfrutéis|

Voy corriendo por todos lados, empujando la bandeja de platos que está enfrente de mí. Incluso noto como algunas gotas de sudor bajan por mi mentón, y sufro por el maquillaje que llevo puesto. Espero que no se corra.

Después de llevar cada cosa a su compartimento, voy al lavabo, cojo mi neceser y me vuelvo a maquillar. Se tiene que estar perfecta para dar una primera buena impresión.

Me voy al vestidor y me pongo el uniforme, me plancho la falda con las manos. Me ato la chaqueta de color azul marino, con la insignia de la compañía del barco.

En efecto, soy una trabajadora en una de las cadenas de transatlánticos más conocidos de todo el mundo. Más bien, me llamo a mí misma azafata de barco, queda mejor.

Estamos a punto de embarcar en el viaje más largo del año. Hacemos muchos, pero este es el mejor, de más calidad, y por lo tanto, también es el más caro. ¿Y qué significaba aquello? Ricos y más ricos que venían de relax.

Recuerdo el año pasado. Pude ver a gente como Christina Aguilera, Nicole Kidman e incluso el mismísimo Justin Bieber. Pero tenemos una norma bien clara: no molestar a las estrellas con autógrafos, fotografías, y, según el jefe, “tonterías de esas”. Y eso es muy difícil para una chica de 20 años, que escucha mucha música de todo tipo, que le gusta el cine y a la que enamoran los libros, como me pasa a mí. Pero hay que mantener la compostura, siempre. Sino… para la calle. Y ya había pasado muchas veces con muchos trabajadores.

De repente, suena la alarma que indica que debemos ir a la entrada del barco, para recibir a los futuros clientes. Me dirijo hacia allí, con los pies pesados. El año pasado acabé reventada de aquel pesado y largo viaje. ¿Sería este igual que aquel? Llego y me pongo bien puesta en mi sitio, entre dos chicos que noto que me miran de reojo. No están mal.

Minutos después, la gente empieza a subir al enorme transatlántico. Uno a uno, los pasajeros entran, y todos los trabajadores estamos en filas en la entrada de éste; recibiéndolos con grandes sonrisas y unos cuantos “bienvenidos”.

Hay personas que me suenan, muchas en realidad; rostros conocidos. ¿De películas? ¿De canciones?

De repente, una mujer de unos 40 años, muy bien vestida y con una sonrisa tímida, me pide amablemente que si le puedo ayudar con el equipaje, y yo le contesto con una gran sonrisa y acepto al instante.

Escucho alboroto entre la gente que entraba, pero no me doy la vuelta, no vaya a ser que pierda a la mujer que estoy ayudando. Lentamente llegamos al que dice que es su camerino, y me agradece mi gesto con unas monedas. Le digo gracias y vuelvo a mi antiguo sitio, en la entrada del barco.

De repente, los veo. Los miembros de la banda más conocida de todo el mundo, One Direction, junto con Rachel Stocks, la famosa cantante que con tan sólo un disco en venta, ha conquistado a gran parte del mundo. Noto como mi sonrisa se ensancha involuntariamente.

“Mantente serena” – me digo, y sigo sonriendo.

El volumen de gente mengua, pero todavía puedo ver a gente con grandes maletas y mis compañeros de trabajo tras de ellos, acarreando unas cuantas más.

¡Ah! ¡Cody y Anna! ¡¡Totalmente geniales!!

¿Iba a poder comportarme como era debido durante más de 3 meses?

Dos idiotas a bordo {Emblem 3, One Direction, Cody Simpson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora