Dos idiotas a bordo {Emblem 3, One Direction, Cody Simpson}

Calor

*NARRA RACHEL*

Emblem 3 acaba de salir de la habitación. ¿Cómo? Demi y Drew habían cortado, y Demi no le había dicho nada. Lo peor de todo es que a Drew se le nota alicaído… le gustaba realmente Demi. La verdad es que eran una pareja perfecta, equilibrada. 

Pero algunas cosas no duran para siempre.

Vamos para nuestro camarote, Niall me agarra por la cintura y todos mis pensamientos se desvanecen. Ahora sí que lo tenía claro: Niall era una especie de duende.

Caminamos lentamente, sin ser conscientes de que son las 4 de la tarde.

-¿Qué te parece si vamos a ver las partes del barco? – me sonríe Niall, que está ordenando unos libros que están desperdigados sobre la mesa del comedor.

-Me parece genial – sonrío ampliamente.

-No hagas eso… - Niall se gira y se tapa la cara. 

-¿El qué?

-Nada – se escucha una risita y se vuelve a girar, los ojos le brillan - ¿vamos?

-Claro – le beso rápidamente y salimos del camarote.

*NARRA CHLOE*

El primer día siempre es el peor, ya que todo el mundo anda un poco perdido. Pero a eso, súmale el no poder hacer nada al tener delante a personas muy famosas, tener que estar en la centralita atendiéndolos y no poder salir de allí en horas, y que… bueno, sí, es verdad. Me da rabia que aquel tipo haya pasado de mí antes. No estoy acostumbrada. 

Pero mi turno está a punto de acabarse. Después de aquello… ¡a vaguear! Se me da tan bien… Me imagino a mí misma en las piscinas de arriba, tomando el sol… como una de aquellas personas tan ricas que van a bordo del gran transatlántico.

Un minuto, dos. Tres. Queda menos de un cuarto de hora para que se acabe mi turno, y Ted tiene que estar ya al caer.

Ted es mi mejor amigo desde que empecé a trabajar en el barco. Es un chico un tanto peculiar, pero es un trozo de pan. ¡Es tan diferente a los demás!

Pasados diez minutos, Ted entra en el hall, como si fuera un ángel, a mi mirada brillaba y traía una gran sonrisa consigo. 

-¿Cómo va todo Chloe? – se apoya en la mesa.

-Ahora que has venido, mucho mejor – sonrío, aliviada. Me levanto de la silla y me deshago la coleta. Mi cabello rubio cae poco a poco sobre mis hombros, hasta la mitad de la espalda. Va siendo hora de cortarlo… - y a ti ¿cómo te va?

-Bien… esta mañana ha sido bastante pesada, la verdad. Pero bueno, es el primer día… 

-Es lo que hay – digo, soltando un suspiro mirando al suelo.

-A ti te pasa algo… - dice, acercándose a mí, sonriendo pícaramente.

-Qué va… - miento.

-Chloe, te conozco – me mira a los ojos.

-Bueno, es que estoy cansada. Tengo ganas de irme a mi camarote y descansar, ir a la piscina y nadar sin importar nada.

-Gracias por recordarme las cosas que yo no voy a poder hacer ahora… - pone cara de pena. Le cojo los mofletes y se los estiro, riendo.

-Ya verás… se pasa rápido – miento de nuevo. 

-No es necesario que digas mentiras, me conozco esto mucho mejor que tu – me guiña el ojo – anda vete ya, que estoy robando tu preciado tiempo.

-Qué va… - me cojo un mechón de pelo y lo rizo – pero bueno… me voy – le beso en la mejilla y me dirijo a mi camarote, el 300. Es pequeño y sin duda no es como los de los clientes, pero menos da una piedra.

Tengo muchas ganas de bañarme y quitarme el calor de encima, así que rápidamente me visto con el bañador, un vestido de playa, las chanclas y cojo una bolsa grande donde meto mi crema solar y la toalla. 

Abro la puerta y después la cierro con llave. Me dirijo al hall, donde veo que Ted está hablando con los de la habitación 309. Le sonrío y sigo mi camino. 

Abro la cristalera que me separa de la terraza y las piscinas. Hay poca gente, ya que muchos todavía estarán instalándose y dando vueltas de reconocimiento por todo el barco. Mejor.

Escojo una tumbona cualquiera y dejo allí encima mis pertinencias. Me quito el playero y me dirijo a las duchas. El suelo quema y voy dando saltitos.

Después de la ducha, entro de un salto a la piscina. Nado un poco y disfruto de la relajación que estoy consiguiendo. Más tarde, salgo dispuesta a tomar el sol. Salgo por la escalera, que cruje un poco. Poco a poco me levanto y frente mío me encuentro a los chicos de la habitación 307, en bañador. En bañador. BAÑADOR.

¡Madre mía con los chicos! 

Se me quedan mirando, me han reconocido. El que parece ser el mediano me saluda:

-Hola, ¿de relax, eh?

-¡Claro! Hay que aprovechar – sonrío. Pero no estoy por la conversación, estoy más bien por las  reacciones de Drew, que ni me mira. Después de charlar un rato, decido irme – bueno, voy a tomar un poco el sol – les guiño el ojo y me voy, aunque no puedo evitar dar saltitos por el contacto con el suelo. ¡Quema! Incluso dejo algún que otro “aay”.

*NARRA DREW*

Pensaba que me iba a librar de la chica al no verla en el hall. No me ha hecho nada, pero la encuentro un poco extraña, cotilla. Sin embargo, va y me la encuentro en la piscina. Se ha quedado un poco cortada cuando nos ha visto. La verdad es que a mí también me ha pasado lo mismo con ella. Pero debo mantener la compostura, y he mirado para otro lado. Lo que más gracia me ha hecho ha sido cuando se ha ido y cómo lo ha hecho. El suelo quemaba, ¡pero no era para tanto! No he podido evitar una pequeña sonrisa.

Mis amigos y yo entramos en la fría agua. ¡Qué bien! Hacía tiempo que andaba buscando un momento de tranquilidad como aquel. Este viaje me sentaría muy bien, genial.

Veo cómo va llegando gente poco a poco y cómo aquella chica levanta miradas. No es de extrañar, la verdad. Algunos chicos dentro de la piscina comentan cosas sobre ella. Algunos incluso se preguntan si es una modelo. Qué ilusos… es la recepcionista de mi planta. 

De vez en cuando la chica lanza unas miradas hacia el agua, pero nada más. ¿Qué mira? ¿Qué busca? De repente, una pareja se le acerca. Me suenan… ah, sí. Son Cody y Anna, aquella pareja que parece tener la vida perfecta. Sonríen y hablan los tres juntos. ¿Qué estarán hablando? ¿Porqué ríen? ¿Porqué tiene que tener la sonrisa tan bonita?

“Déjalo ya, Drew.” – me obligo a decirme. ¿Qué me pasa?