Cariño, Te Necesito

Capítulo 5

Evan dejó de abrazarme, limpió una lagrima que viajaba por mi mejilla y caminó hacia la ventana para luego desaparecer

Se fue...

¿Esto era un sueño?.. me aruñé y no.. no era un sueño

Me acosté en mi cama intentando dormir un poco, no podía dejar de llorar, creo que el abrazo de Evan me había sentado bien, en ese momento lo necesitaba... y bastante,  necesitaba desahogarme y a pesar de que no lo conocía, al estar en sus brazos me sentí protegida, fue una sensación maravillosa, hace tiempo que no me daban un abrazo y olía tan bien.

Me levanté y me asomé por la ventana.. el cielo estaba estrellado, yo sé que una de las tantas estrellas es mi madre, quisiera estar con ella....

Voy al cajón que está al lado de mi cama y saco mi diario, he escrito en 200 paginas, no sé si parezca infantil, pero lo necesito, en el me puedo desahogar, puedo sacar todo lo que llevo dentro..

Me situé en la pagina 201 y escribí:

Estoy muy mal, no puedo parar de llorar, mi vida es un asco, prefiero morir, siento como algo se rompe dentro de mi, miro al cielo y le pido a mi madre que me lleve con ella, no tengo ninguna razón para estar aquí...
Hoy Evan me sorprendió, necesitaba un abrazo... si que lo necesitaba...

Lo cierro y siento unas enormes ganas de llorar, no lo contengo más y lloro, este diario lo tengo desde que tenía unos 5 años, en las primeras paginas hay dibujos, cuando era niña, antes de los abusos por parte de mi padre, yo solo pensé que esto me serviría para jugar... con el paso del tiempo lo fui empleando para escribir mi vida, todo lo que estaba viviendo...

Nunca me he puesto a leer todo lo que he escrito, ¡no!, creo que me destrozaría mas de lo que ya estoy....

Día siguiente

La alarma sonó haciendo que maldijera el día que nací.

Me levanté y me metí a la ducha, dándome un baño rápido, me puse una falda negra que llegaba un poco más abajo de la rodilla y una camisa que llegaba hasta el cuello, pues me había dado cuenta que tenía moretones por mis piernas y brazos. Me cogí una cola un poco desordenada y me puse unas gafas para así tapar un poco mis ojeras, pues había llorado mucho y solo había dormido 3 horas, ¡así que estaba muerta!

Bajé y fuí hacia la cocina, cogí una manzana y la empaque en mi bolso. Salí hacia la universidad de Haward.

Después de una larga caminata, por fin llegué a la Universidad y como siempre la gente me miraba como si fuera un bicho raro. Que rabia me da, a ellos qué les perjudica que yo vista así.

Entré, caminé por los pasillos para guardar mi bolso en mi casillero.

Me dirigí a mi clase de gastronomía y me senté en la tercera mesa en la última fila.
2 minutos después llegó Evan y se sentó a mi lado, me estaban sudando las manos

- Hola Lucía, ¿cómo estás? - preguntó mostrando esa sonrisa encantadora

- Hola Evan, creo que... bien ¿y tu?

- Muy bien, perdóname por lo de ayer - dijo mirándome con algo de tristeza

- No te preocúpes, lo que pasó no fue tu culpa...

- Pero pude haber evitado que esto pasara - dijo poniendo su mano sobre la mía, me sonrojé al instante

- Tranquilo Evan, entiende que esto no es tu culpa, tal vez es mía, pero no..

- ¿tuya?, de verdad Lucía, como diablos vas a decir eso - ví cómo se tensaba y apretaba sus puños. Yo solo agaché la cabeza... de repente sentí como su mano estaba en mi cachete, haciendo que una rara electricidad se produciera con solo este toque.. el apartó su mano, lo miré

- Nunca vuelvas a decir eso - dice.
Le voy a contestar pero llega el profesor, haciendo que ahí terminara nuestra conversación.

El timbre sonó y me dirigí a mi clase de Organizar eventos, estaba caminando y escuché que alguien me llamaba, volteé y vi a Evan corriendo hacia mi...

- Lucía, se te quedo tu cartuchera en la mesa

- Ah,  muchas gracias - dije dándole una sonrisa y viendo que todos nos estaban mirando, bueno.. a él lo estaban mirando..

- Bueno, ¿Nos vemos en descanso?

- Si, claro... adiós

Entré a mi clase de Organizar eventos y me senté al lado de Rebeca y cómo me lo suponía no espero a que me sentara para empezar con el interrogatorio

- ¡Lucía!, ¡Dios santo!, ¿qué te paso?  ¿por qué tienes tantas ojeras?

- Nada, solo no dormí bien, deja el drama, no es nada

- Pero tu...

La interrumpí diciendo

- ¡ya!, no me siento bien, podrías hacer silencio y no hablarme.

- Ok, tranquila

Suspiré - Perdóname Rebe, es solo que no estoy de humor, despues te cuento...

Y la profesora entró empezando a dictar su clase. No puse cuidado, mi mente estaba en otro lado.

Así pasó una hora y sonó el timbre... agradecí internamente.

Me dirigí hacia la cafetería y vi a Evan sentado en la mesa en la que suelo sentarme. 

Estaba muy nerviosa. No saben cuanto

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Hola a todos.  Perdón por la demora.  Saludos...
..Lucii..

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