Capítulo Cuarenta y Tres

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Al llegar a casa siento más calma pero no la suficiente. Subo las escaleras a un paso lento pero moderado, logró escuchar como la tele de mamá está encendida, esto de tener sentidos desarrollados es agotador. Al escuchar las risas y diálogos del programa que está viendo mi mamá me causan fuertes y punsantes dolores de cabeza, su puerta está abierta por lo que me ve llegar a casa.

-Hola cariño - me saluda
-Hola - saludo acercándome a su puerta
-¿todo bien? - me pregunta - hoy llegaste más tarde de lo habitual
-solo unos minutos - comento - pero todo está de maravilla
-¿saliste con alguien? - me pregunta - ¿algún chico interesado en ti?
-no, nada que ver mamá - agrego - salí con los chicos y Allison
-escuche que Lydia desapareció - comenta
-si, Stiles quería que la fuéramos a buscar pero Scott le dijo que era mejor dejarle eso a la policía y a sus padres - comento
-ven y ve la tele con tu madre - me pide - como los viejos tiempos
-¿qué ves? - pregunto
-Friends - habla - la veíamos todo el tiempo cuando eras pequeña ¿recuerdas?
-si, me acuerdo muy bien - hablo
-si, la veíamos diario después de que tu padre... - su voz se apaga
-si, escucha - comento - estoy cansada creo que me iré a dormir. Tal vez otro día la veamos juntas

Salgo de su cuarto y camino al mío. Al entrar enciendo la luz y veo las rosas en mi escritorio, decido ponerlas en agua y poco después observó los dibujos en mi pared, decido apagar la luz y ponerme la pijama. Me meto en la cama y trato de dormir pero como están las cosas no puedo dormir. En especial porque mañana es luna llena y aún no sé cómo me voy a controlar, Scott y Stiles no pueden ayudarme, ni si quiera puedo contarles como pasó.

***
Alzo la vista mirando la luz de la luna llena, comienzo a correr por el bosque persiguiendo ciervos y liebres, detrás de mí corren otros lobos. Lobos reales. Como si yo fuera parte de su manada o algo así. Corro con libertad y como si no hubiera límites. Los lobos continúan corriendo detrás de los ciervos y liebres mientras yo me detengo y trepó a la colina más alta de Beacon Hills. Miro las diminutas luces del pueblo. Suelto el aullido más fuerte y salvaje que tengo en mi interior, un aullido profundo y digno de un lobo, en respuesta escucho un más grave y potente. Proviene del pueblo y es de un alfa. Derek.

Como si fuera algún llamado o un tipo de señal, bajo de la colina y comienzo a correr entre los árboles, cada vez más cerca del pueblo. Corro como si mi vida o mi instinto dependiera de ello. Corro tan rápido que podría romperme la pierna o hacerme un tirón. Frente a mi aparece mi casa rodeada de oscuridad. Sigo corriendo y brinco al tejado entrando por la ventana de mi habitación, todo está oscuro y parece que no hay nadie, pero mis sentidos distinguen todo sin verlo. Un olor familiar y embriagador entran en mi olfato, un latido estable y cálido resuena en mis oídos, volteo hacia mi derecha y veo los ojos brillantes de Derek aparecer en la oscuridad.

Se acerca a mi mientras mi lado animal se oculta debido al poder que tiene sobre mí. Bajo la cabeza y miro el suelo dejando en claro que él es el alfa y que yo solo soy miembro de su manada y que ejerce todo su poder sobre mí. Siento como se acerca tanto a mi casi rozando nuestros cuerpos, su barbilla se recarga en mi pelo mientras sumerge su nariz absorbiendo el olor. Sus manos tocan el extremo de mis dedos de ambas manos, cada vez subiendo más hasta entrelazarse con mis manos, siento su aliento en mi oreja y su respiración es pesada y grave, como los gruñidos de un lobo.

-pequeña - habla - ¿porque bajas la vista?
-eres el alfa... - susurro - ejerces poder sobre mí
-todo el poder que yo quiera - agrega - pero mis instintos no se pueden resistir a ti

Siento como alza mi barbilla y me hace mirar sus ojos rojos.

-serás mía, pequeña - habla

Pega mis labios a los suyos y mis manos se enredan en su cabello mientras las suyas me sujetan de la cintura pero escucho como sus latidos se aceleran más que una locomotora, suelta gruñidos profundos y graves, me encierra entre su cuerpo y la pared. Sigue besándome mientras mis manos entran bajo su playera sintiendo su ardiente y suave piel. Su respiración es lenta y profunda.

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