Capítulo 15 - Segunda Temporada

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Capítulo 15 - Segunda Temporada


Después de haberle rechazado, nos quedamos estirados encima del colchón, mirando como el sol se ocultaba y como salían las estrellas. Él tenía un brazo por debajo de mi cabeza, nuestras piernas estaban enredadas, mientras ambos mirábamos hacia el cielo.El silencio se hacía entre nosotros y no era, para nada, incómodo. Sus dedos recorrían cada parte de mi brazo, haciendo que mi piel se erizase.-¿Sabes la historia del sol y la luna? -Negué con la cabeza- Cuando el sol y la luna se encontraron por primera vez, ambos se enamoraron perdidamente el uno del otro, a partir de ese momento, ambos vivían un gran amor. Cuando ellos se conocieron, el mundo no existía y, el día que Dios decidió crearlo, los separó. Dios decidió que el sol iluminaría las mañanas y la luna las noches, así, ambos estarían destinados a vivir separados. Tanto al sol como a la luna les invadió una gran tristeza y se dieron cuenta que nunca se volverían a encontrar. La luna fue quedándose cada vez más angustiada, a pesar del brillo que Dios le había otorgado, y quedándose sola. Al mismo tiempo, el sol había ganado el título de 'Astro Rey', pero eso no le completaba. Dios, vio todo el sufrimiento que ambos poseían, les llamó y habló con ellos."No debéis estar tristes, los dos poseéis un brillo propio, tu, luna, iluminarás las noches más frías y calientes, encantarás a los enamorados y serás la protagonista de hermosas poesías. –Dijo imintando una voz grabe– En cuanto a ti, sol, llevas ese título porque serás el más importante de los astros, iluminarás la tierra durante el día y proporcionarás calor al ser humano y tu simple presencia hará a las personas más felices" –Hizo una pausa. Me apretó contra sus brazos––La luna se puso mucho más triste de lo que estaba, por culpa de su terrible destino, y lloró amargamente, en cambio, el sol, al verla sufrir tanto, decidió que no podría dejar de entristecerse más, ya que tendría que darle fuerzas y ayudar a aceptar lo que Dios había decidido. Sol, decidido a darlo todo por su amada, habló con Dios. "Señor, ayuda a luna por favor, ella es mucho más frágil que yo, no soportará la soledad..."–¿Y que pasó? –Pregunté mientras me acurrucaba contra su cuello––Pues, Dios decidió ayudarla, creando entonces, las estrellas, para que le hicieran compañía a cada una de sus noches. Pero, luna siempre que estaba muy triste, recurría a las estrellas, que hacían todo lo posible para consolarla, pero casi nunca lo podían conseguir. El sol finge ser feliz y la luna no consigue disimular su tristeza. El sol arde de pasión mientras que la luna vive en las tinieblas de su añoranza. Cuando luna es feliz, consigue ser llena, pero cuando es infeliz es menguante y cuando es menguante ni siquiera es posible apreciar su brillo. –Tomó un respiro– Hasta que un día, Dios decidió que ningún amor en este mundo fuese imposible, ni siquiera el de la luna y el del sol, fue entonces, cuando él creó el eclipse. Ambos viven esperando ese instante, esos raros momentos en que fueron concedidos y que tanto cuesta que sucedan. Cuando veas el cielo, y mires que el sol cubre a la luna, es porque se acuesta sobre ella y empiezan a amarse.–Es una historia muy bonita –Dije mientras paseaba mis dedos por su pecho––Es una simple leyenda –Besó mi coronilla–Amor imposible. Eso es lo que yo sentía cuando le veía, o eso creía, porque, cuando más pretendía amarlo, menos me salía. Estaba segurisima de que, mi antigua yo, lo amaba con todas sus fuerzas, pero, había algo en mi que no podía o no me permitía amarle.Tal vez sea la inseguridad que llevo dentro. Se que, debo confiar el él, no me hará nada malo. Por más que yo lo sepa, no soy capaz de amarlo y eso, me mata. Me mata porque sé que él está sufriendo, sufriendo por mi, por mi memoria. Y, nada me haría más feliz que sentir y corresponderle lo que él siente por mi.Desvié la mirada hacia su rostro. Él estaba mirando las estrellas, que esta noche acompañaban a la luna. ¿Como se sentiría él al respeto? ¿Tendrá la mínima esperanza de que yo pueda recordar algo? ¿Será capaz de luchar por el amor que un día nos tuvimos?Su rostro estaba serio, y sus ojos estaban clavados en el cielo. Llevé una mano a su rostro, y acaricié la barba con suavidad. Él, desvió la mirada hacia mi, e intentó sonreír, pero, solo consiguió hacer una mueca.–¿Estás bien? –Logré preguntar––Tan solo estaba pensado. –Murmuró––¿Puedo saber en qué?–Tan solo son chorradas –Dijo mientras sacudía su cabeza–Me quedé mirándolo, se que algo le preocupaba y que no me lo quería decir, pero tampoco podía obligarle a contarme si él no quería. Me acerqué un poco a su rostro. Él miraba atento mis movimientos. Rocé mis labios con los suyos, mientras agarraba sus mejillas entre mis manos. Jugué con el roce de nuestros labios, hasta que él, desesperado, los juntó. Acariciaba sus mejillas, mientras que él juntaba nuestros cuerpos y nuestros labios jugaban y encajaban entre ellos.Estoy echa una bola de confusión. No estoy preparada para esto, no para volver a amarle, pero, a la vez, cuando está cerca de mi, siento mis nervios a flor de piel, las manos me sudan, el corazón va a mil y las mariposas aparecen, igual que cuando me besa. En un simple beso, podía sentir como si fuera a explotar, tenía fuegos artificiales dentro de mi, un zoológico, una estampida de elefantes, como lo queráis llamar. Pero, a la vez, siento que puedo con esto, que puedo hacer lo que me plazca, sin sentir que seré juzgada.Salí de mis pensamientos, cuando noté su mano recorrer mi espalda, acariciándola. No lo pensé ni un segundo y me puse encima suyo. Agarró mi cintura y, como pudo, se sentó, apoyando su espalda en la pared. Una de sus manos volvió a meterse debajo de mi camiseta mientras la otra se dirigía hacia mi culo y me apretaba aún más contra él. Me sentía nerviosa cada vez que su mano rozaba el cierre de mi sujetador. Saqué su camiseta de entre sus pantalones y recorrí su pecho con mis manos. Nuestros labios seguían jugando. Lamió mi labio inferior y poco a poco abrí un poco más la boca, dejándole espacio para su lengua. Acaparó mi boca en cuestión de segundos. Nuestras lenguas jugaban mientras nuestras manos recorrían el cuerpo del otro. Comencé a moverme lentamente sobre él, sacando más de un gruñido desde lo más interior de él. Mordió mi labio inferior, y solté un pequeño gemido.Dirigí mis manos hacia el primer botón, desabrochandolo. Poco a poco, llegué al final y le saqué la camisa. Me tumbó sobre el colchón, abrí mis piernas para que pudiera acomodarse bien, y se estiró encima mío, dejando que todo el peso cayera sobre sus codos. Mis labios fueron devorados por los suyos. Llevó sus manos hasta la costura de mi camiseta. Levanté mis brazos para facilitarle la salida de esta.Poco a poco nos fuimos deshaciendo de nuestra ropa. Ambos nos encontrábamos en ropa interior. Yo encima de él, nuevamente. Le quería dentro de mi. Nuestros cuerpos estaban lo más pegados posible. Sus manos recorrían mis muslos, parándose al borde inferior de mis braguitas, las corrió hacia un lado y acarició con suavidad mi zona íntima. Solté un gemido. Él paró.–¿Estás segura? –Se separó de mi––Por favor –Supliqué––No quiero que luego te arrepientas –Le miré––Se que estoy echa un lío, pero no me lo tengas en cuenta, por favor. Realmente quiero esto. –Suspiré– Se que antes te he dicho que no quería hacerlo, que sería una cualquiera y todo eso. –Le miré– Como ya he dicho, estoy echa un lío, y esto a lo mejor no solucionará nada en mi loca cabeza, pero, es lo que ahora deseo. Lo que ahora quiero. Por favor.Hizo una mueca, sabía que a lo mejor esto para él, le daría esperanzas, pero es que ahora mismo, no puedo responderle.Su mano volvió a acariciar mi parte íntima. Dimos un giro, él quedó encima mío. Bajó dando besos desde mi cuello, hasta la cinturilla de mis braguitas. Besó mi parte intima y yo, alcé mis caderas, facilitando la salida de las braguitas.–Vete al grano Álvaro.Este soltó una carcajada. Se deshizo de su bóxer mientras yo me deshice de mi sujetador. Unió sus labios con los míos con tranquilidad y me recostó sobre el. En menos de lo pensado, ambos ya estábamos sudorosos, con la respiración agitada y gimiendo al compás.Mis uñas se clavaron en su espada cuando sentí mi cuerpo agitarse, así, llegando a tocar el cielo con mis propias manos. Álvaro dejó caerse encima mío, con cuidado. Cuando ambos recuperamos la respiración, se tumbó a mi lado, apoyé mi cabeza en su pecho y nos tapó con la fina sábana que cubría el colchón.Al día siguiente cuando desperté, Álvaro me tenía completamente atrapada. Nuestras piernas estaban entrelazadas y la sabana solo nos cubría de caderas hacia abajo, uno de sus brazos estaba en mi espalda, acercándome a él y su otra mano reposaba encima de mi culo. Mi brazo derecho rodeaba su pecho a la vez que tapaba el mío. No pude evitar sonreír al vernos así.Me quedé un rato contemplándole.- Uy lo siento! No he mirado por donde iba - Dijo una voz realmente sexy--No perdona, ha sido mi culpa, la gente... me ha distraído... - Sonreí.-*
-¿Le conoces?
-Tía! Es uno de los integrantes de Auryn!!
-¿Eh? ¿Enserio? -Dije como si no supiera nada-
-Tía... No me escuchas cuando hablo... ahora puedes decir que te has chocado con Álvaro y él te ha contestado muy amable.
*- Veo que el destino nos vuelve a juntar - Dijo una voz medio reconocida -
*

- ¿Porque eres tan mala conmigo?

-No lo se. Me gusta ser mala - Reí-

-Que mona

*- Gordita, por favor, escúchame - Miré a Marta y puse el altavoz -- Que quieres-Lo siento. Lo siento. Perdóname. Yo no quise...*- ¿Podemos hablar? - No hay nada de que hablar - Venga... -Que no Álvaro, no quiero hablar. - Los ojos se me llenaron de lágrimas -*

-¿Estoy fea? Mejor me voy a cambiar - Dije mientras me giraba para ir a la habitación -

- ¡No! no, no - Le miré - Estás preciosa amor. - Todos los chicos silbaron -

*
-Me va a matar por esto -Miré a las chicas-
-¿Te han dicho alguna vez que eres una gran actriz? -Dijo Eunice--Si -Reí- En diez minutos está aquí -Suspiré- No se si estoy preparada-Sube arriba y acaba de arreglarte anda. Cuando llegue nos encargamos nosotras.
*
-Amor, yo... te tengo que contar algo -Escupió--¿Algo malo? -Dije rápidamente y tragué saliva. Álvaro asintió--Si*-Estuve con otra. -Escupió y los ojos se me abrieron--Que.... -Susurré--Yo... Joder... Yo te quiero Míriam -Me cogió la mano y yo se la aparté. Me quedé mirándolo a Álvaro se le caían las lágrimas- Dime algo... por favor.*
-Yo sin ti me muero... -Susurró-

*
-No puedo... -Susurré- No puedo perdonarte -Me mordí el labio inferior--¿Que? -Susurró--Que no puedo perdonarte. -Volví a susurrar y me levanté- No puedo perdonarte. -Miré hacia un lado. Sabía que lo que estaba apunto de decir, iba a doler, tanto a mi como a él- Yo.. Yo no puedo estar más contigo. -Cogí aire- No quiero... no quiero estar más contigo -Me sequé las lágrimas-*Me separé de Álvaro de un salto. ¿Que había sido eso?–¿Que pasa? –Murmuró asustado– ¿Estas bien? ¡Míriam estás sangrando! –Se alarmó–Recuerdo llevarme la mano a la nariz, de nuevo. Quedarme mirando mi mano fijamente y segundos después. Nada. 



Hola amores!!

Aquí está el nuevo capítulo, siento no haber podido subir ayer y siento lo que os voy a comunicar ahora. Este capítulo es el penúltimo!!!!

Espero que os haya gustado y por favor comentar. Nos vemos espero mañana con el final de la novela. 

Gracias por leer.

Besos, María.



Pude confiar en ti nada más conocerte - Auryn - ÁlvaroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora