Lucy.

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Capítulo 1

Cerré mis ojos fuertemente y mordí mi labio, cuando abrí mis ojos una vez más vi a mi madre quien lanzó un grito al ver lo que había hecho. Había tratado de escapar robando el viejo Mustang de mi padre, pensé que manejar un auto era fácil, pero me había equivocado y terminé estrellándolo con uno de los árboles de la entrada.

- ¡Lucy! – Cerré mis ojos una vez más antes de salir del auto. - ¡Luke, ven ahora mismo! – Mi padre salió por la puerta y miró horrorizado su Mustang.

- Ups. – Dije con una pequeña sonrisa tratando de que mi padre no se enfadase, una cosa era estar castigada por haberle roto un diente al capitán del equipo de baloncesto en los quemados y otra cosa era destrozar el Mustang de mi padre. – Papá, lo lamento yo solo trataba de escapar y confundí el freno con el acelerador.

- Mi Mustang... - Murmuró.

- Pero puedes comprarte otro. ¿No tienes un trato con el viejo dueño?

- Lucy, este Mustang era parte de un trato. – Dijo enfadado, oh no su cara empezaba a ponerse roja. - ¡Esto es el colmo!

- ¡Ya te lo había dicho, Luke! – Mi madre apareció, esta era el momento en donde ambos se ponían de acuerdo para castigarme.

- Ahorrémonos la escena y díganme el castigo. – Me apoyé en el Mustang y la puerta cayo. Demonios.

- Primero, aprenderás a conducir mientras acompañaras a tu hermana a sus clases de piano, y no me importará si tienes planes o no. Luego, cuando saques tu licencia seguirás llevando a tu hermana por lo que queda del año, con el dinero que me ahorrare del chofer trataré de cubrir el trato, pero tu buscarás la forma de repararlo.

- ¡Pero no sé mecánica!

- No es mi problema. – Mi padre se volteó de vuelta a casa y yo patee el maldito auto.

- En tu lugar no seguiría dañándolo más. – Miré enojada a mi madre y ella negó.

- No trates de asustarme, te recuerdo que estoy casada con tu padre por el resto de la eternidad y ya he aprendido a controlarle. – Bufé arreglando mi chaqueta. – Tu hermana terminará en 30 minutos, te recomiendo usar de tus ahorros para el taxi, no creo que quieras ir al centro de la ciudad caminando.

Fui a mi habitación en busca de mi dinero, maldita Brooke y su elegante vida, ¿Quién sigue tomando clases de piano cuando existen los tutoriales de YouTube?, el viaje duró 20 minutos en el taxi, vivíamos en una zona algo alejada de la ciudad para evitar que la gente viera mucho a mi padre por si le daba uno de sus ataques de ira, al menos mamá sabia controlarle bastante bien. Además, era una zona bastante exclusiva y eso le gustaba a mi padre.

Cuando llegué al estudio donde Brooke tenía sus clases de piano le di el dinero al taxista y bajé, apenas entré noté que el lugar era más grande de lo que pensaba. Le pedí algo de orientación a la recepcionista y me puse en busca de la sala en donde debería estar mi hermana, mientras caminaba una melodía me atrapó completamente. Me acerqué al salón de dónde provenía la música y al ver dentro de esta, vi a una chica sentada en un piano tocando con sus ojos cerrados, como si ella sintiera la música, ella lo estaba disfrutando. Alguien tiró de mi mientras observaba la cara de serenidad de la chica castaña. Brooke mi miraba seriamente.

- ¿Qué haces aquí?

- Soy la nueva encarga de hacer que vuelvas a casa, ¿Quién es ella?

- Alguien con la cual no debes meterte. – Ella dijo arreglando su bolso. - ¿Qué has hecho ahora? – Ella tiró de mi hasta llevarme fuera, Brooke era algo controladora y mandona, era como mi madre. Aunque le entendía, ella trataba de llevar su vida lo más normal posible y necesitaba tener algunas cosas bajo su control para hacerlo. Ser hijas de mi padre no era para nada fácil.

- He estropeado un trato. – Ella me miró casi horrorizada. – Tranquila, papá no se ha alterado.

- Haz tenido suerte esta vez con recibir un castigo tan suave, aunque ambas sabemos que eres la favorita. – No lo negué pues era un secreto a voces.

El hecho de que ella fuera tanto como mamá también tiene que ver con el hecho de que papá siempre pasó mucho más tiempo conmigo pues decían que nos parecíamos mucho, hasta en personalidades. No me gustaba sentirme así, pero eso muchas veces me traía beneficios con mi padre. Ser una chica mala para él estaba bien, para mi madre era solo una de sus pesadillas, pero sé que ella me amaba pues era su hija, y mi padre ama a Brooke, pero son relaciones diferentes. Aunque Brooke era menor, ella era mucho más madura de lo que podía imaginar.

- ¿Por qué no me puedo acercar a la chica?

- Por lo que sé ya la ha pasado lo suficientemente mal para pasarla peor, ¿Por qué la pregunta?

- Por nada. – Me encogí de hombros. – Debe ser una buena academia, ella tocaba bastante bien.

- Es una buena academia, y si ella es una de las mejores alumnas del lugar. – Detuve un taxi y le di nuestra dirección, sería otro largo viaje. - ¿Sabes?, no solo es una academia para clases de piano, también hay otros instrumentos y tienen un excelente maestro de canto...

- No, Brooke. Ya hemos hablado de aquello, no lo haré y todos sabemos el motivo del por qué.

- Pero eso te daría el pase para mantenerte con tu voz.

- Seguiría en las manos de papá de cierta forma. – Suspiré mirando las calles. – Él siempre estará en mi vida. Incluso si fuera una excelente cantante, él seguirá presente de una forma u otra.

- Puedes santificar la casa.

- Eso también me mataría. – Ella se quedó en silencio y di por terminado aquel tema.

- Lucy. – Desvíe mi mirada de la ventana. - ¿Crees que alguna vez llevemos una vida normal? – Me sentí algo mal por ello.

- Eso espero, Brooke.

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