Capítulo 7
- Esa es mi nariz. - Ambas reímos y ella quitó las manos de mi cara. - Creo que se te está haciendo una costumbre querer tocarme. - Le molesté haciendo que ella se sonroje.
- Yo... no...
- Es una broma, Mack. Tranquila. - Ella sonrió tranquilamente y no pude evitar sonreír.
- Sólo quiero imaginar mejor tu rostro.
- Pues soy muy linda, no te lo negaré.
- Si, lo eres. - Eso si no me lo esperaba. - ¿Puedes darme mis lentes?, la luz empieza a molestarme. Es raro porque aoy ciega, pero aún tengo un poco de sensibilidad y... - Ella parecía nerviosa.
- No necesitas darme explicaciones. - Tomé su mano con cuidado y le entregué sus lentes de sol. - Hey, hay una exposición de arte hoy y pensaba que podríamos ir.
- Pero yo...
- Ya lo sé, pero esta te gustará. Confía en mi.
- Esta bien. - Ella tenía una gran sonrisa, mi celular sonó interrumpiendo el momento, aquel tono era el de Emily.
- Debo irme, lo siento. - Murmuré levantándome del cesped antes de ayudarle. - Paso por ti luego, ¿Está bien? - Tomé su brazo con suavidad para guiarle al interior de la escuela.
- Últimamente te vas bastante.
-Sólo una emergencia familiar. - Mentí.
- Okay, no cometas imprudencias o tu alma se la llevará el diablo. - Ella no tenía idea.
Conduje hasta el apartamento de Emily, el cual era bastante lujoso, supongo que sedujo a alguien para conseguirlo. La puerta se abrió y me quedé sorprendida al verla sólo en su ropa interior dejándome ver las heridas que tenía, ella rápidamente me había hecho entrar para besarme.
- Espera... - Murmuré. - ¿Qué diablos estás haciendo?
- ¿Intentando tener sexo contigo? - Ella me miró confundida, yo rodee mis ojos.
- No, hablo de las heridas.
- No tenemos que hablar de eso, tu y yo tenemos un trato, Lucy.
- Pues no te daré nada si no me dices que diablos haces para terminar así, si usarás mi energía vital para alimentarte y curarte tengo derecho a saberlo.
- No estás en condiciones de negociar, puedo decirle a tu padre lo que escondes. - Yo alcé una ceja.
- Y yo puedo decirle que me extorsionaste para acostarte conmigo, lo cual es cierto, ¿Quién crees que termine peor? - Ella bufó antes de separarse de mi para prender un cigarrillo.
- Le debo dinero a alguien, y esto son consecuencias.
- ¿Por qué no se lo pides a mi padre?
- Porque ya tenemos un trato. - Le miré confundida.
- ¿Cómo?
- Hace años atrás, tú aún no nacías y yo bueno, soy mayor. - Ella rodó sus ojos. - La cosa es que ya había tenido un problema así, pero tu padre me ayudó a cambio de algo.
- ¿Tu alma? - Ella negó.
- No la tenía, así que hizo algo que le convendría.
- ¿Y eso es?
- Comprometerme con su sucesor. Siempre pensó que tendría varones, la cosa es que al parecer el... Uhm, deberías relajarte.
- Lo estoy. - Apreté mi mandíbula, ese maldito.
- No lo creo, tus ojos están negros, ¿Sabes?, si quieres sólo tomo unos medicamentos y tú... - No la dejé terminar antes de besarle, debía ocupar mi mente en otra cosa o sino terminaría perdiendo el control.
Corrí al instituto, iba tarde pues el asunto de Emily duró más de lo que esperaba. En serio esperaba que ella siguiera ahí. Al llegar suspiré aliviada al verle en la entrada, aunque no estaba tan aliviada al verle con Dylan. Me acerqué a ellos lentamente logrando escuchar un poco de su conversación.
- Deberías mantenerte alejada de ella.
- ¿Por qué debería?
- Ella es mala. - Sabía que él hablaba de mí, él me odiaba desde el día que golpee su nariz por molestar a una chica. - Y violenta. - Y claramente él no lo olvidaba.
- Gracias por la sugerencia, ahora puedes marcharte. - No pude evitar sonreír levemente, esta chica era tan diferente.
- Hey, lamento el retraso. - Me acerqué a ella mirando fijamente a Dylan quién frunció el ceño. - ¿Te he hecho esperar mucho?
- No, Dylan me mantuvo entretenida. - Ella desplegó su bastón. - ¿Ya nos vamos?
- Claro. - Sonreí. - Adiós, Dylan.
- Hasta luego. - El chico gruñó antes de marcharse, guíe a Mackenzie hasta la acera esperando al taxi que había llamado de camino acá, no debía tardar mucho.
- ¿Él estaba molestandote?
- Para nada, no te preocupes. - Yo asentí aunque sabía que ella no podría verme. - Debo estar en casa antes de la cena.
- Cuenta con eso. - El taxi se estacionó y yo le ayudé a subir. - Al museo de Artes.
- Por favor. - Yo miré a Mackenzie, ella tenía una leve sonrisa.
Aunque mamá había intentado enseñarme modales no lo había logrado del todo, a diferencia de Brooke. Mi mamá siempre trató de hacernos llevar una vida normal, dentro de lo posible, pero yo siempre tuve claro que en mi caso sería diferente.
- Hueles diferente. - Mackenzie me sacó de mis pensamientos.
- ¿En serio?
- Aún tienes tu aroma, pero mezclado con otro aroma. - Yo tomé el cuello de mi cazadora para olfatearlo y ella tenía razón, el perfume de Emily estaba impregnado ahí.
- Oh, es que le presté mi chaqueta a una amiga. - Mentí con facilidad.
- Hemos llegado, señoritas. - Le pagué al taxista y bajé junto a Mackenzie tomando su brazo.
La guíe al interior del museo y le traté de dar la mejor descripción de las obras para que ella al menos pudiera imaginarselas, a ella parecía agradarle la idea, pero no era para eso el porque le había traído ahí, la guíe hasta el salón donde un excéntrico hombre nos esperaba.
- Intenta no romper nada, tienen 30 minutos estás piezas son importantes. - Yo asentí. - Dale saludos a tu padre.
- Claro. - Eso no pasaría. - Ven.
- ¿A dónde me llevas?
- Es una sorpresa.
- ¿Y debo cerrar los ojos? - Ella bromeó y yo solté una leve risa. Tomé sus manos sintiéndome de una manera extraña por primera vez, olvidé aquello y guíe sus manos a la pequeña escultura. - ¿Qué es esto?
- Es una réplica en miniatura de "El pensador". - Sus manos pasaron con delicadeza por la escultura. - ¿Listo? - Ella asintió, llevé sus manos a otra pequeña estatua. - Esta es "Venus de Milo".
Ella mantuvo una gran sonrisa mientras pasaba sus manos por cada escultura en miniatura que había conseguido, cuando el tiempo se acabó la guíe hasta otra sección que era de arte abstracto, no había mucha gente en el lugar en general, pero aquella sección estaba casi vacía. Nos sentamos y cuando la volví a mirar ella había tomado mi rostro entre sus manos, su cara se había acercado mucho a mí y mi corazón se había empezado agitar, por un momento pensé que me besaría y lo hizo, pero fue un beso en la mejilla.
- Muchas gracias por esto.
- Por nada, creo que es hora de llevarte a casa, Cenicienta. - Le ayudé a levantarse.
- Lucy. - Yo le miré mientras seguíamos caminando. - No me equivoqué al pensar que no eras como todos decían, eres buena. - Y por primera vez me sentía feliz al escuchar eso.
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Afire Love
Fantasy"Las cosas, eran todas buenas ayer, y entonces el diablo se llevó tus recuerdos, y si hoy caes muerto, espero que el cielo sea tu lugar de descanso."