Parque.

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Capítulo 6

Iba hacia el lugar de mi siesta en el parque más lejano de casa, sólo quería un poco de paz luego de toda la semana turbulenta a causa de Emily, me había llamado más de una vez pues necesitaba curarse de sus heridas, empezaba a pensar que ella se estaba provocando las heridas para tener una excusa para acostarse conmigo, pero era imposible, aquellas heridas eran graves y aunque trataba de indagar cómo se las hizo ella evitaba el tema a toda costa.

Cuando llegué a mi lugar noté que estaba ocupado, y no era cualquier persona, era una persona en específico que parecía aparecer en mi vida cuando menos lo esperaba.

Mackenzie.

- ¿Empiezas a seguirme por el olor? - Ella se sobresaltó levemente.

- No te escuché acercarte, ¿Llevas mucho aquí?

- Acabo de llegar, ¿Qué haces? - Me acerqué a ella observando el extraño libro entre sus nanos.

- Es sólo un libro de arte. - Murmuró con una sonrisa bastante bonita. - Está en braille y me ayuda a saber un poco del arte, ya casi no recuerdo las imágenes de las esculturas que solía ver.

- Eso es triste.

- Ciertamente, pero te acostumbras a ello. - Ambas nos quedamos en un silencio algo incómodo.

- ¿Y cómo lees en eso? - Pregunté observando el libro un poco más cerca notando el relieve de los puntos.

- Bueno, es un sistema que en realidad no es tan complejo como parece. El sistema consiste en una serie de puntos que dependiendo de su orden significa una letra... - Ella me empezó a relatar acerca del braille y su estructura y sin notarlo nos habíamos involucrado en una larga charla de esto, misteriosamente estaba interesada en el sistema. - Normalmente nos hacen aprender con una caja de media docena de huevos y unas esferas, así aprendemos como es cada letra.

- Ya veo.

- Lo siento, te he metido en esta conversación tan inútil... - Noté como tenía un leve sonrojo en sus mejillas.

- No, relájate es un tema bastante interesante para mi sorpresa, no hay problema. Tengo una pregunta.

- Adelante.

- ¿No has intentado tocar alguna escultura? - Volví al tema anterior.

- Bueno, incluso las réplicas están prohibidas tocarlas. - Ella se encogió de hombros. - Ahora yo tengo una pregunta para ti.

- Adelante.

- ¿Quién eres en verdad?

- ¿A qué te refieres? - Pregunté más que nerviosa, ella no podía saber acerca de mi verdadera naturaleza.

- No creo que seas esa chica que los rumores dicen que eres. - Yo suspiré aliviada, mi secreto aún estaba a salvo.

- Los rumores aunque muchas veces son ciertos, no son más que rumores exagerados. Soy algo hiperactiva y no puedo quedarme quieta, eso muchas veces me ha traído problemas y no soy la mejor solucionandolos, además hay gente que se merece algunas cosas.

- Así que eres una heroína en secreto. - Yo negué olvidando por un momento de que ella no me veía.

- No, digamos que soy una pequeña diablilla. - Ella sonrió levemente, si supiera que hablaba en serio dudaría que tuviera esa sonrisa. - ¿Y qué haces aquí sola?

- ¿Dudas de que una chica ciega pueda estar sola en calle?

- Yo no quise decir eso. - Le aclaré rápidamente, al ver su sonrisa pude relajarme.

- Lo sé. Vivo cerca de aquí y mis padres me dejan estar aquí un rato para tener un poco de espacio y según mi terapeuta poder sentirme un poco más independiente.

- ¿Terapeuta?

- Para algunas personas puede ser muy traumatizante quedar ciegos, Lucy.

- Lo lamento.

- No lo hagas, lo digo porque mis doctores pensaron eso y le recomendaron a mis padres que visitara un terapeuta, de todas lo agradezco, él es bastante agradable y me escucha, incluso si le pagan por ello me hace sentir un poco más normal.

- Lo normal es aburrido. - Ella sonrió y pude notar unas lindas margaritas aparecer en sus mejillas.

- Puede ser.

- ¿No hay una operación que te haga volver a ver?

- La hay, pero no sólo es cara, no me asegura que vuelva a ver. Mis padres han gastado mucho dinero en los gastos del hospital y mis clases especiales, la verdad ya me he acostumbrado a esto y no me molestaría estar así por más tiempo.

-  Así que supongo estamos en este punto. - Ella se giró hacia mi lado antes de quitarse sus lentes de sol.

- ¿En qué punto?

- En donde tu te sientes cómoda conmigo. - Suspiré, supongo que mis planes de mantenerle lejos habían fallado a causa de esa extraña fuerza que me atraía a ella de alguna u otra forma.

- Y en donde tu me ignoras a menos que estemos en las clases de piano de tu hermana o si coincidimos en un lugar apartado y fuera de la escuela.

- No es una buena idea que te relacionen conmigo. - Ni dentro la escuela, ni afuera. - Empezarían a murmurar sobre ti.

- No me importa lo que diga la gente, no lo hizo antes y menos ahora. Me siento algo incómoda cuando me tratan de alguna forma especial por ser ciega, pero nada más que eso.

- Supongo que eso esta bien, pero yo no me siento cómoda al saber que otras personas hablan mal de las personas que me rodean. - Tiré el pasto que estaba entre mis dedos, debía dejar aquella rutina de arrancar pasto.

- Es entendible, pero no por eso tienes que apartar a la gente.

- Yo no la aparto.

- Si lo haces, al menos conmigo te mantienes en un límite. A mi me agradas bastante, Lucy.

- He notado que eres bastante abierta con tu vida, Mackenzie.

- ¿Por qué ocultar algo?, con las cosas de la vida aprendes que no hay tiempo para arrenpentirse de las cosas. Prefiero decir y hacer lo que quiero y no arrepentirme luego.

Y entonces supe que aquella chica era un libro abierto que sin saberlo yo quería leer.

Afire LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora