Decisiones.

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POV Mackenzie

- ¿Dónde está ella? - Murmuré, el dolor en mi garganta era fuerte.

- Ella no está, Mack. - Podía sentir la lástima en la voz de Jack. - Ella no ha aparecido, debes haberlo imaginado.

- Yo la sentí, Jack. Sé que ella estaba ahí, sé que ella volverá.

Fui a la cocina luego de encender una vela aromática, mis padres tenían que asistir a una cena en su empresa y yo no me sentía lo suficientemente bien como para ir. Además, pronto me sacarían las vendas y Lucy seguía sin dar señales de vida.

Al pasar el tiempo había aprendido a manejarme en la cocina pues nunca quise ser una persona dependiente a causa de mi ceguera. No tenía hambre, pero sabía que si al menos no había rastro que había cocinado pues mis padres de nuevo me regañarán. Cociné unos macarrones con queso.

Mientras comía un poco me preguntaba que estaba haciendo Lucy, la idea de que ella estuviera con Emily me dieron ganas de vomitar. ¿Ella no había vuelto a sus brazos o si?, no, por supuesto que no. Nosotras estabamos bien como para que ella volviera con Emily.

El plato que llevaba en mis manos hacia el lavabo cayó de mis manos que habían empezado a temblar. Soy una estúpida, claro que ella había vuelto con Emily era la única explicación que tenía. Claro que ella no quería estar en una relación tan inestable, las posibilidades de que yo volviera a ver no eran muchas y ella era una princesa que podía a tener a quien quisiera, incluyendo a una chica como Emily quien le daba lo que yo no le daba.

Cuando me di cuenta de lo que hacía ya algunas partes de los platos estaban esparcidas por la cocina. Estaba enojada, estaba enojada porque ella sabía que esto no resultaría, estaba enojada con ella por ser tan cobarde, estaba enojada porque yo no era suficiente para ella, estaba enojada porque sabía que la había perdido y estaba enojada por no poder hacer nada para que volviese.

Sentí un olor a quemado, oh no. La vela.

En la escuela en donde nos enseñaban a vivir con esta condición recuerdo que me dijeron que en casos como este era mejor salir de casa cuanto antes, pero por el calor que se sentía sabía que el fuego había avanzado rápidamente. Traté de salir por la puerta que iba al jardín, pero esta estaba con seguro, estupendo. Cuando intenté salir de la cocina me quemé haciéndome retroceder, estaba perdida. El humo me estaba ahogando y yo tan solo esperaba que alguien hubiese llamado a los bomberos. Mi cuerpo se sentía débil y el lugar estaba demasiado caliente, quemaba como el infierno.

El inferno, oh Lucy.

Sentí unos brazos calgarme y a pesar del humo del lugar pude reconocer ese aroma, era ella.

- Lucy. - Murmuré.

- Tranquila, estoy aquí.

Estaba impaciente, al parecer el incendio no me afectó demasiado, sólo había inhalado demasiado humo y el doctor me dijo que ya estaba lista para sacarme las vendas. Mis manos jugaban nerviosas mientras esperaba que el doctor quitara las vendas.

- Ya puedes abrir tus ojos. - Murmuró, pero yo permanecí un tiempo más con mis ojos cerradoa tenía miedo.

Abre tus ojos, Mack.

Debo estar volviendome loca, esa era su voz. Abrí mis ojos y una fuerte luz me hizo pestañar rápidamente hasta que mi vista se acostumbro a la luz de la habitación. Ahí estaban ellos, mis padres con sus ojos cristalinos, ellos sin duda estaban envejeciendo pero aún podía reconocerlos desde la última vez que los vi.

- Oh mi Dios. - No pude evitar llorar al sentir sus brazos rodeandome protectoramente.

- Te traeré un espejo. - El doctor era un hombre mayor y su pelo lo reflejaba, su mirada era cálida. Cuando trajo un espejo no podía creer que me estaba viendo luego de tanto.

Supongo que era una chica linda, o al menos eso creo. Toqué mi cara sin poder creerlo, Dios esto era increíble. ¿Cómo sería Lucy?

Mis padres habían ido al hotel en donde se estaban hospedando mientras yo descansa mi última noche en el hospital, aquella noche no podía dormir. Sabía que había escuchado su voz, estaba segura de eso, también estaba segura que ella fue quien me sacó de mi casa la noche del incendio. Aún sin ver podía reconocer su aroma y su voz en donde estuviera.

La puerta de mi habitación fue abierta y una elegante mujer entró, su cabello era color castaño claro y su piel era bastante blanca, sus ojos eran claros y al caminar desprendía elegancia y seguridad, ¿Quién era ella?

- Me alegra que tu operación haya salido bien. - Aquella voz, sabía quien era. - Necesitamos hablar. - Era la madre de Lucy.

- ¿Cómo está ella?

- Ha estado mejor sin duda. - Ella se sentó a mi lado. - Seré directa, ella hizo un trato con el diablo.

- ¿Qué?, ¿Por qué ella haría un trato con su padre?

- Para lograr que esto sucediera. - Cerré mis ojos soltando un suspiro. - Ella ya no es una princesa.

- ¿Dejó su puesto? - Ella asintió.

- Ahora es la nueva reina oficial, ella ha tomado el puesto de su padre a cambio de tu visión.

- ¿Qué?

- ¿Estás sorda también?

- Debo hacer algo.

- El trato ya está hecho. - Mordí mi labio nervisamente. - Pero si quieres tenerla a tu lado hay una sola forma de hacerlo.

- ¿Cuál es esa?

- La misma forma que tuve que realizar para estar con Luke, el padre de Lucy.

POV Lucy

Nunca pensé que esto de ser el nuevo Diablo conllevaría tanto papeleo, hablo en serio. Cada contrato que realizaba debía archivarlo por nombre y fecha, apenas tenía tiempo libre. No podía creer que tantos hicieran tratos de este tipo.

Me preguntaba como estaba Mackenzie, sabía que ella estaba bien pues me había asegurado de aquello antes de dejarla. Pero me preocupaba el hecho de como había explotado en su casa, claro que sabía lo que estaba pasando pues había ordenado vigilarle para asegurarme que ella no hiciera una estupidez como lo había hecho la otra noche. La extraba demasiado, pero no podía involucrarle en este mundo.

Sentí el timbre de la casa, pero lo dejé pasar de seguro alguien del servicio atenderá. Seguí organizando los papeles cuando escuché como tocaban la puerta de mi nuevo estudio.

- Adelante. - Contesté aún con mi vista en los papeles.

- Señorita, tiene visita.

- Dile a quien sea que estoy ocupada.

- Lamentablemente ya estoy aquí. - Miré rápidamente a la puerta viendo a Mackenzie parada en esta mirándome fijamente, ella estaba examinando cada detalle en mi.

- Dejanos a solas. - La ama de llaves asintió retirándose, Mackenzie cerró la puerta. - ¿Mackenzie, qué haces aquí?

- ¿Sólo me dirás eso después de todo? - Suspiré. - No puedo creer que hicieras esto por mí. - Desvíe mi mirada. - Muchas gracias. - Cuando volví a mirarla ella ya tenía su cuerpo pegado al mío haciéndome retroceder hasta mi escritorio.

- Por nada. - Murmuré nerviosa, ella estaba mirando mis labios.

- Ahora quiero hablar contigo. - Yo asentí lentamente mirando como mordía su labio inferior, ¿Era mi idea o ella me estaba provocando? - Tengo una propuesta para ti.

- ¿Qué clase de propuesta? - Pregunté concentrandome en sus ojos, si seguía viendo sus labios terminaría besandole.

- Más bien un trato.

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