Tratos.

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POV Lucy

- Gracias por secar mi ropa, Madelyn. - Le agradecí una vez más a la madre de Mackenzie.

- Por nada, Lucy. Espero que la próxima vez que te vea estes seca y puedas cenar con nosotros.

- Cuente con eso, Madelyn. - Sonreí terminando de lavar los platos, para ser una persona que vive en una casa llena de gente que hacía los labores básicos, yo sabía hacerlo.

- Me cae bien esta chica. - Le dijo a Mackenzie haciéndome sonreír.
- Y a mi. - Me sonrojé levemente. - Te acompaño a la puerta.

- Muchas gracias otra vez. Dele mi agradecimiento a Roger.

- No hay problema, hasta luego Lucy. - Caminé junto a Mackenzie a la entrada y ella se apoyó en la puerta.

- ¿Nos vemos luego? - Vi la sonrisa de Mackenzie.

- Claro. - Tomé su mano con cuidado. - Llegaré algo tarde a la escuela, pero almorzamos juntas, ¿Bien?

- Me parece bien. - Me acerqué a su cara con lentitud y dejé un beso en su mejilla sintiendo su gran sonrisa sobre mis labios.

Revisé mi teléfono y noté algunos mensajes de mi madre preguntando si iría a la escuela o qué, yo le respondí que iba en camino, aunque era una mentira tenía planeado asistir de todos formas. Tenía algo de dinero así que tomé el autobús para ir al edificio en donde Emily vivía, el conocido portero me recibió con una sonrisa que correspondí, era una buena mañana. Subí al ascensor hasta el piso de la súcubo y entré a su departamento con la llave que ella me había dado, cuando entré vi a un hombre que se colocaba sus pantalones y me miró sorprendido.

- Eh... yo...

- ¿Dónde está ella?

- En la habitación. - Respondió avergonzado. - Esto no...

- Me da igual, no robes nada. - Iba camino a su habitación cuando pise la polera que supuse que era de aquel hombre, la tomé y se la tiré. Entré a la habitación y Emily estaba con su torso descubierto viendo su teléfono.

- ¿Qué quieres? - Ella nisiquiera levantó su mirada.

- ¿Estás bien? - Ella asintió. - Veo que pudiste conseguir a alguien.

- Si, es el vecino del piso de abajo. - Noté que aún tenía algunos moretones en su cuerpo.

- Veo que no hizo tan bien su trabajo. - Ella se encogió de hombros. - Lamento no responder anoche.

- Da igual, ¿No tendrías que estar en la escuela? - Yo asentí y fui a su espacioso guardarropas buscando algunas de mis prendas olvidadas. - ¿Qué haces aquí?

- Venía a ver si estabas bien, y a buscar ropa.

- ¿No pasaste la noche en casa?

- Nope.

- ¿Y dónde estabas? - Ella apareció con una de sus batas de seda y yo seguí en mi trabajo de encontrar algo cálido para la escuela. - Puedes usar uno de mis chalecos si quieres.

- Gracias. Estaba en casa de una amiga. - Tomé el chaquelo blanco que combinaba con mis pantalones negros ajustados.

- ¿Una amiga?

- ¿No puedo tener amigas? - Alcé una ceja.

- No, claro que puedes, linda. Sólo me sorprende un poco, nunca hablas de tus amigos. - Me encogí de hombros. - Aún estoy algo adolorida, ¿No quieres ayudarme? - Ella tomó mi mentón y yo miré sus ojos negros.

- Mhh... no creo. Debo irme a la escuela o mi madre me matará. - Me las arreglé para escaparme y salir de la habitación, noté que el hombre ya no estaba, pero había dejado una nota. - Aww, que lindo dejó una nota con su número. - Bromee haciéndole reír. - Quizás podrías enseñarle lo suficiente para sanar bien.

- Para eso te tengo a ti, linda. - Yo evité su mirada arrodillandome para atar mis agujetas. - Estás más rara de lo usual, ¿Hay algo que me quieras decir?

- No. - Ella me atrapó en un rápido movimiento contra su pared. - Emily, no.

- ¿Qué te pasa, linda? - Ella acarició mi mejilla y vi sus intenciones.

- Esa clase poderes no sirven sobre mi.

- Sólo quería recordarte lo que eres y el porque hacemos esto. - Su mirada se había vuelto algo fría. - No soy estúpida, sé que te gusta alguien.

- No es un asunto que te importe.

- Tienes razón, pero es un asunto en el cual estoy involucrada. Nuestro trato sigue en pie, porque creo que ambas sabemos que es mejor que tu padre aún no se entere de la verdad, ¿No? - Tragué fuertemente. - No me importan tus sentimientos a esa chica y es tu problema, no el mío.
- Modifiquemos el trato. - Ella alzó una ceja.

- Dime por qué diablos terminas tan dañada. - Ella se separó levemente. - Y el trato continua.

- No estás en esa posición.

- ¿Eso crees? - Tomé mi postura desafiante.

- Bien. - Ella suspiró. - Es complicado. - Murmuró. Ella se sentó en uno de sus sofás y cuando le iba a seguir me detuvo rápidamente. - No te sientes ahí. - Suspiré antes de sentarme a su lado. - Tengo un trabajo, soy una detective privado.

- ¿Cómo Bo Dennis? - Ella negó.

- No, bueno... algo así. Mi trabajo consiste en investigar a los demonios que están llamando demasiado la atención en mundo humano, muchas veces al intentar capturarles las cosas salen mal. - Ella se encogió de hombros.

- Espera, tú te encargas de mantener a los demonios con su perfil bajo. - Ella asintió. - ¿Y qué hay de mi?

- Tú eres diferente, linda. - Ella sonrió. - Eres la princesa y tienes un trato especial, además aún no eres considerada un demonio. Al menos, no por ahora.

- Eso explica porque mi padre tiene ese trato contigo. - Ella me miró confundida. - Confía lo suficientemente en ti como para dejarme a tu cargo una vez que todo esto se descubra.

- ¿Se descubra qué? - Un olor a azufre apareció en el lugar y nuestros cuerpos se tensaron. - ¿Qué está pasando aquí? - Ambas intercambiamos miradas. - ¿Emily?

- ¿No sabes usar las puertas, Luke? - Ella intentó desviar el tema, pero falló.

- No te estoy preguntando eso.

- Emily me está enseñando a conducir. - Me giré a mirar a mi padre. - Y lo queríamos mantener en secreto porque pensé que podías molestarte.

- Oh, muchas gracias, Em. - Mi padre se relajó un poco. - Es bueno saber que se llevan bien. - Él miró a la súcubo de una manera complice, claro que él no sabía que yo estaba al pendiente de sus planes.

- Bueno, tengo que dejarlos. Debo ir a la escuela.

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