Ceremonia.

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POV Lucy

- Esta mal. - Suspiré frustrada. - He dicho que tenían que ser rosas rojas, no rosas blancas. - Le dije enojada a la organizadora que había contratado.

- Pero no va a tono con la decoración, señorita Ferrer.

- Es mi boda, yo decido que poner y que no, lo único que me ha dejado elegir mi prometida son las flores y yo quiero rosas rojas. - Dije mirándola molesta. - ¿Está claro?

- Si, señorita. - Murmuró yéndose rápidamente.

- Hey, no seas tan mandona. - Mack abrazó mi brazo antes de besar mi mejilla haciendo que mi cuerpo se relajara de inmediato. - Sólo son flores.

- No, son las flores de nuestra boda y son mis favoritas. - Murmuré.

- Lucy, ¿Podemos contratar un Dj? - Brooke apareció con su teléfono en su oreja.

- ¿Quieres un Dj?

- Como tú quieras. - Ella acarició mi mejilla.

- Espero que sea uno bueno, Brooke. - Mi hermanita asintió con una gran sonrisa. - ¿Están tus cosas listas en tu habitación? - Ella asintió.

- Muchas gracias por dejar quedarme todo este tiempo.

- Es natural que te dejara, no dejaría que te quedaras en un hotel cuando hay habitaciones extras en casa.

- Aquí están. - Mis padres salieron al patio trasero abrazados.

- ¿Pasa algo?

- Tengo que llevar a Mackenzie para que ajuste su vestido. - Yo bufé. - No seas así, tiene que ser perfecto.

- En seguida voy, señora Ferrer.

- Dime Victoria, cariño.

- ¿Puedo preguntar algo? - Miré a Mack. - La esposa de Hades no era Perséfone. - Mis padres se miraron antes de contestar la pregunta de mi prometida.

- Es sólo un mito. - Mi padre fue quien contestó. - Los humanos han creado montones de historia respecto a mí. Lo único que debes saber es que soy como un empresario, o mejor un prestamista. - Él se encogió de hombros. - Yo no busco a nadie, son los demás los que me llaman y toman sus propias decisiones, bueno ahora eso lo hara Lucy, pero eso solía hacer. Nunca he engañado a nadie, siempre he sido sincero con lo que busco y no siempre son sus almas.

- Okay. - Ella sólo sonrió antes de que mi madre la llevara a rastras.

- ¿Sabes?, ella lo hubiera entendido. - Le murmuré mirando la planificación del día de la boda.

- Lo sé, pero no es mi decisión contarle. Es de tu madre. - Yo sólo asentí.

- Si, seguramente no hubiera creído que todos estos siglos has estado con mi madre y somos sus únicas hijas.

- Fueron un milagro.

- Fuimos un contrato, tranquilo lo entiendo. - Me encogí de hombros. - Supongo que son los beneficios de que ambas seamos mujeres, de todas formas íbamos adoptar o algo si seguíamos juntas.

- O puedes tener un hijo.

- Con todo respeto, prefiero ver morir a mis hijos que destinarlos a esto. - Supe que no debí decir aquello por su mirada. - Papá, no es lo que quise decir.

- Lo entiendo, Lucy.

- No, papá... - Él negó levemente. - Papá, por favor. Es sólo que ambos sabemos que algo así no lo merece nadie, esto no es tu culpa, al final fue mi decisión. Tú has sido un gran padre. - Lo abracé sorprendiendolo.

- Vamos, debemos arreglar los pagos de la boda. - Yo asentí.

Por fin había podido descansar un poco de todo el asunto de la boda, ahora si entendía a todas esas novias estresadas de la televisión. Organizar una boda no era tan fácil como creía, incluso pagándole a gente para que lo hiciera.

- ¡Lucy! - Abrí mis ojos furiosa.

- ¡¿Qué quieren ahora?! - Grite enfadada, en serio quería descansar un rato. Brooke me miró y luego bajó la mirada.

- Sólo quería preguntarte si este vestido estaba bien. - Yo suspiré masajeando mi sien.

- Si, Brooke. Está bien, si tienes dudas pregúntale a mamá o Mackenzie, no lo sé.

- Pero quiero verme linda para tu boda, me importa más tu opinión. - Miré a mi hermana notando que el vestido le quedaba bien.

- Te ves hermosa, Brooke. - Ella sonrió. - ¿Puedes decirles que no me molesten a menos que sea importante? - Mi hermana menor asintió.

- Descansa.

No paso mucho hasta que el cansancio me ganó y caí rendida en las manos de Morfeo.

Cuando me desperté noté que ya era de noche, y también un brazo alrededor de mi cintura, me giré encontrandome con mi prometida dormida, sus facciones estaban relajadas y sonreí levemente.

Era afortunada por tenerla a mi lado.

Acaricié con suavidad su rostro y ella arrugó su nariz levemente creando una hermosa imagen.

- No me molestes. - Gruñó con su voz adormilada.

- Gruñona. - Besé su frente y ella sonrió. - ¿Qué haces en mi habitación?

- Se suponía que venía a buscarte para cenar, pero te veía tan tranquila durmiendo que quise acostarme a tu lado y me dormí. - Ella mantenía sus ojos cerrados con una pequeña sonrisa. Cuando los abrió y me miró directamente supe que no me arrepentía de ninguna de mis decisiones.

- Se ha hecho tarde, bajemos a comer.

- Muero de hambre. - Cuando me levanté ella se montó en mi espalda. - Tengo pereza, llévame. - Yo reí.

- Sólo lo haré porque eres quien más se ha encargado de la boda. - Ella besó mi mejilla mientras salíamos de mi habitación.

Cuando llegamos al comedor estaba totalmente vacío, seguramente los demás ya estaban ocupados en algo más o descansando. Fuimos hasta la cocina donde ella bajo de mi espalda.

- ¿Qué quieres comer?

- ¿Desde cuándo cocinas?

- Mhh... desde que aprendí. - Ella me miró mal. - Me gusta el fuego, estar en la cocina me deja verlo. - Me encogí de hombros.

- Recuerdame comprar un sistema contra incendios.

- Anotado. - Reimos. - Entonces, ¿Qué quieres comer?

- Sorprendeme.

Aunque se suponía que debía hacer la cena, terminé cocinando panqueques y a ella no pareció molestarle. Mi madre estaba vuelta con la boda y no había hecho seguir una dieta para mantener nuestro peso y esas cosas, lo que quiere decir que mi madre controlaba todas nuestras comidas, pero esta vez no lo haría. Cuando terminé de cocinarlos les puse crema batida y algunas salsas dulces.

- Tus madres nos matará cuando nos vea. - Me dijo viendo su plato.

- Es probable, pero dime que tú no has querido esto hace días.

- Buen provecho. - Sonreí divertida viéndola comer. Aquella había sido la mejor decisión.

- Mack.

- ¿Uhm? - Ella me miró y yo hice una pequeña mueca.

- Sólo quería preguntarte si estabas bien con que tus padres no asistieran.

- Aún tengo la esperanza que ellos vengan, me puso muy triste que ellos no aceptaran mi decisión, pero se les pasará, espero. - Ella se encogió de hombros empezando a jugar con su comida. - Ellos piensan que por ser muy jóvenes no sabemos acerca del amor y la eternidad, pero ellos no saben nada acerca de nosotras. - Ella tomó mi mano haciendome sonreír.

- ¿Acabas de citar a One Direction?

- Puede ser. - Ella besó mi mano. - Te amo, Lucy. Y no estoy dispuesta a perderte, no de nuevo.

- También te amo, Mack.

Afire LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora