Capítulo II

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Asaf

¿Y qué hace un demonio que reniega de su naturaleza?

Avanzar.

Sí,estoy sosteniendo un pedazo de papel al cual llamo calendario. Veo la fecha, y claramente es la que me temo. Hoy es Septiembre 22, 2016. No podré escaparme de las garras de mi madre. Tendré que pasar las vacaciones en la mansión de la familia por ser el único a quien puede tener bajo su sombra todavía.

Respiro hondo y estudio mi imagen en el espejo, mi lente y mi estilo antisocial son un perfecto repelente para las chicas. Vestir de camisetas y pantalón de tela, llevar el cabello engominado —en contraste a mi piel entre pálida y rosa— con mis ojos color avellana cubiertos perfectamente por unos lentes grandes de lector, es excelente para mí. Mi imagen es todo. Solo así podré evitar al sexo femenino. Tengo la opción de cambiar, pero eso implica que ellas se me acerquen.

Y eso...

Eso podría llevarlas a la muerte.

Esa es mi maldición. 

Las mujeres que se acercan a mí terminan muertas por mi designio. Una condena que es de familia. Todos los Cuevas nacemos con esa marca. Sin embargo, algunos de mis hermanos viven normalmente aceptando lo que son. Yo no. Lo repudio.

Unos utilizan su verdadera naturaleza a su beneficio, otros, en especial los mayores, ocultan su poder de los demás. En mi caso, siendo uno de los menores, podría utilizar mi poder a conveniencia, pero eso es la suma de las tragedias. Los gemelos Dan y Ken son la viva imagen de esa palabra. La última vez efectuaron una masacre con un par de chicas de la zona en un pequeño y aparto motel, fuera del pueblo, cerca de nuestra residencia, después de aquello fueron enviados a Alaska para ser entrenados en su control.

¿Juzagarlos? Después de todo, esa es nuestra naturaleza. Asesinos, psicópatas, enfermos o cómo quieran llamarnos. Nosotros simplemente somos demonios disfrazados de humanos, pero nadie lo sabe, excepto los que pertenecen a nuestro árbol genealógico.

—Manténgase en sus respectivos. —escucho la voz de la azafata retumbar desde afuera de la cabina de baño—. Estamos a punto de aterrizar.

Salgo y me acomodo lo más rápido que puedo, golpeando por error a mi acompañante. Una chica trigueña de ojos atenuados a un verde con unos enormes rizos que se ven sensuales en ella. Me gano algunas miradas de los pasajeros, porque deben creer que debido a mi aspecto soy un total nerd. Aquel típico chico torpe que no está pendiente de su alrededor.

El avión hace un leve movimiento de turbulencia justo antes de aterrizar. Aun no puedo creer que estoy de vuelta en Estados Unidos; el poder de persuasión de mi madre es infinito. Cuando las llantas tocan suelo, la chica —que está a mi lado— respira profundamente a manera de alivio. 

Demonios de Noche © - [Serie pesadillas] [Libro #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora