Cassandra
—No hay trabajo para usted, ¿Qué no entiende, jovencita? —El señor de la tienda de mascotas está terminando con mi paciencia.
Se supone que a fuera de su tienda está el anuncio de solicitación de empleo, pero apenas ha salido a atenderme me ha escaneado totalmente, rechazándome al instante. Creo que él espera contratar una amante que a una empleada, porque al verme mueve su cabeza con desaprobación.
—El papel que tiene pegado en la vitrina dice que se solicita empleada por eso estoy aquí. —El viejo gira a ver el papel, lo arranca de manera rápida, haciéndolo una bola y tirándolo al suelo.
—Yo no veo nada —dice, mientras hace una mueca con su patético rostro.
Maldita la hora en la que vine a pedir empleo a este lugar, y todo para nada. Recibida por un viejo lleno de pelos por todos lados y su grasienta panza que quiere salir explotando fuera de su bata de veterinario. Claro, si es que es uno o simplemente es una fachada para conseguir clientes y vender a los animales que, tal vez, tenga en cautiverio. Lo cual me hace mirar a través del vidrio a los pequeños canarios que tiene encerrados en una jaula blanca algo oxidada por las esquinas.
—Imbécil —musito.
—¿Qué acabas de decir? —Dirijo mi mirada hacia él que tiene una expresión poco amigable.
—Imbécil —digo, en voz alta.
El viejo amplía sus ojos, al parecer creía que no tendría agallas para decirle las cosas en su cara. Se ha llevado por mi apariencia frágil, pensando que bajaría la cabeza, doblegándome ante él, pero le ha salido mal, porque se ha quedado asombrado.
—¡Lárgate de aquí! —grita.
Empuño mi mano como medida de defensa.
—Claro que pienso irme de este estúpido lugar —suelto, con desprecio.
Una señora mayor con vestimenta recatada y un peculiar sombrero rosa se dispone a ingresar a la peluquería —a un lado de la tienda—se detiene a mirarme con ojos examinadores. Su reacción me hace bajar la guardia para proceder a revisarme de pies a cabeza con el fin de ver qué es lo que le distrae de mi presencia.
Nada, no encuentro absolutamente nada de raro en mí.
¿A no ser por mi vestido? Pero ni vulgar es.
Si usar un corte hasta las rodillas es delito para esa señora, ni me imagino qué pensará de mis otras vestimentas. Y pensar que vestir de verde me traería buenas energías.
—Niña, ven acá. —Me alienta la anciana con su mano para que vaya en su dirección—. Acércate.
No lo pienso ni dos veces, porque la actitud del viejo regordete es más que ahuyentadora. Le doy una última mirada y le saco la lengua como despedida. Él niega con la cabeza, desviando sus ojos al cielo como si la mueca que le hice haya sido la mayor de las ofensas. Me encamino hacia la señora que está más que dispuesta de recibirme. Al acercarme me da una sonrisa —esa típica que dan las viejitas propia de su edad— que parece una línea recta más que una curva.
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Demonios de Noche © - [Serie pesadillas] [Libro #1]
ParanormalCassandra es una joven huérfana que sufre las más espeluznantes pesadillas cuando el reloj marca las 2:00 a.m, pero desde que aparece un chico misterio en su vida estas empiezan a volverse reales. Asaf pertenece a la familia Cueva...