Capítulo XI

4.1K 475 31
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Cassandra

Un par de minutos atrás estaba llorando por encontrarme sin respuestas y sin rumbo, pero ahora estoy hablando con un chico que conocí el día anterior. Uno que apareció antes de verme así, antes de que mis miedos tomaran mi cuerpo y me abandonara la razón. Estoy deseando que él no se vaya de mi lado, que no me deje sola, porque —por extraño que parezca—su cercanía me tranquiliza.

Demonio, eso dice ser.

—Es la única manera de cuidar de ti, Cassandra. —Busca en mis ojos algo de compresión—. Te prometo que nadie sabrá que estarás ahí.

Sus palabras suenan reconfortantes, acogedoras, pero muy alejadas a la seguridad que necesito. Asaf, ese es su nombre. Suena a árabe, aunque su figura esté muy lejos de serlo. Su cuerpo es atlético y alto, pero a diferencia del otro chico de cabellera miel, la suya es castaña, la luz de la vela le refleja un tono cobrizo, pero sé que la oscuridad le da un color negro. Su cara fina conservando inocencia es lo que a cualquier chica derretiría, aun con ese aspecto no puedo creer que pertenezca a algo que se supone es maligno.

—Pero, yo lo sé —dice el otro chico, mientras ingresa al cuarto.

Adrien.

Recuerdo cuando se presentó conmigo en la cafetería.

¡No puede ser!

He faltado al trabajo... de seguro seré despedida.

—¡Bien! —Exclama Asaf— No tengo otra solución.

Miro hacia la vela que le falta poco para que se extinga. El alumbrado en el lugar es tenue y el frío empieza a introducirse, haciendo que los vellos de mi piel se ericen. No puedo quedarme sola, no puedo estar aquí esperando por alguna ayuda cuando ya me la están brindado. 

¿Y si decido ir con él?

¿Y si es una trampa?

Sería algo ilógico, si quisieran hacerme algo malo, lo hubiesen hecho hace rato. Mi mirada divaga hacia al suelo, buscando alguna respuesta que sé que no llegará, pero al menos me calma no ver el rostro de mi supuesto protector.

Ir a casa donde está mi "agresor" es algo estúpido de aceptar, pero parte de mí necesita saber qué me hizo... qué daño me ocasionó su tío. Sé lo fuerte que soy, y si tendría que convertirme en una asesina por defender mi vida... no dudaría en serlo.

No tengo nada qué perder.

Estoy sola en este mundo.

Nadie abogaría por mí.

—Iré —digo, levantándome de la cama—. Solo prométeme que cuidarás de mí.

Me acerco hacia él con la intención de agarrar su mano como alianza a la promesa, pero retrocede unos pasos, tropezando con una tabla desprendida. Recupera compostura fácilmente y no se deja caer al piso.

Demonios de Noche © - [Serie pesadillas] [Libro #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora