Demonios de Noche © - [Serie pesadillas] [Libro #1]

Capítulo XXV

Asaf

Asaf, no quiero desaparecer.

Llevo mis manos a mi cabeza por escuchar esas palabras. Es la voz de Cassandra resonando en mis adentros. Mi demonio está enloqueciendo. La sola idea de perderla una vez más me mata, me consume, me desbasta...

Me apoyo en el sofá. Mis piernas tiemblan.

—¡Cassandra! —grito, mirando a un punto no fijo en el techo.

Mi alma se desgarra. Ella es mía. Mi demonio llora. Mi humano se quiebra. Ambos están agonizando.

Me dejo vencer en el suelo. Mis lágrimas caen. Yo la quiero. Me desvanecería en las sombras si eso pasara.

Limpio con mis manos mis mejillas que se ven húmedas por las gotas saladas que acaban de desprenderse de mí. De ese interior que nadie más ha penetrado como lo hizo ella. Puede ser la conexión que nos une, pero sé que va más allá.

Es mía.

Yo soy suyo.

No puedo perderla.

—¡No! —grito, con las últimas fuerzas que me quedan.

Ardor en mi cuerpo.

Mis manos tornándose negras.

Las agarras surgiendo sin demora.

Y la luz de mi humanidad que me abandona.

—¡Detente, Asaf! —escucho un grito, a mis espaldas.

Un llamado a algo que no soy capaz de obedecer.

—¡Detente! —Puedo reconocer la voz.

La anciana.

Lucho contra un sorpresivo dolor que se clava en la parte baja de mi espalda.

Paso mis garras por detrás y logro tocar una vara. No, no es una vara. Es una flecha. Volteo enseguida y veo a la anciana con un arco con flecha aún en posicionamiento de tiro. Quiero decir algo, pero un mareo que se aferra a mí me descoloca un poco de la realidad.

¿Qué ocurre?

—Tenía que hacerlo, mi niño. —Baja el arco.

Siento un nudo en mi garganta. Trato de levantarme, pero me tambaleo en el proceso. Nada está bien.

—Él se la llevó —suelto, en un tono de voz que hasta para mí es casi imperceptible.

Ella asiente.

—Descansa. —Parpadeo intentando no cerrar mis ojos que involuntariamente están perdiendo fuerza—. Ella estará con nosotros de nuevo.

¿Ella?