Capítulo IV

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Asaf

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Asaf

Las grandes puertas de la mansión se abren. Estoy entrando a mi hogar, debería estar feliz, pero no es así. Toda la casa guarda secretos, sus grandes paredes de arquitectura antigua con enormes cuadros de retratos de mis antepasados, los candelabros enormes en los techos de madera que decoran el ambiente con sus luces tenues y las cortinas victorianas rojas que cubren las grandes ventanas son la decoración propia de un lugar que se consideraría tenebroso.

De primer plano, mi madre bajando las escaleras a pasos suaves y elegantes en la alfombra roja; es propio de ella. Su elegancia es algo que la caracteriza, su porte es digno de una reina; eso lo recalca siempre. Y no es para más, su presencia es envuelta en aires de misterio que en el fondo ocultan un secreto. Su madurez de apariencia juvenil se la debe a la sangre que bebe en el ritual de la luna roja.

No, no somos lobos, no somos vampiros, no somos ángeles caídos, no somos caníbales... Simplemente, somos bestias ocultas tras un seudónimo a lo que los humanos denominan como demonios.

—Bienvenidos —dice, con una solemne voz. En su andar, el vestido rojo de corte largo le hace una mala pasada en el último escalón, su cuerpo se balanza hacia delante, pero una rápida aparición y agarre oportuno de mi tío descarta cualquier accidente.

—Hola, madre. —Fuerzo una sonrisa.

—Sé prudente —susurra Adrien, a mi costado.

Voltearía a verlo, pero veo a mi madre y tío dirigiéndose impetuosamente hacía mí. Mi tío Divan Cuevas no ha cambiado en nada, los años son días para él. Más de mil años pisando el mundo terrenal, sin embargo, esa suerte no la ha tenido mi madre que es una mortal más.

Siempre hay algo oscuro detrás de la inmortalidad, y nuestra familia tiene el rastro de sangre en ella. Soy un Cueva por mi padre —un demonio exterminado—, ser parte de su linaje me condena a lo que mi apellido representa; muerte y oscuridad.

Ahora que se acerca una luna negra, la bestia dentro de mí se pondrá a prueba. Peropara los demonios naturales como mi tío la luna representa un regalo, porqueaquella le da una apariencia humana en el mundo terrenal meses antes de la apariciónde la luna. Evento que ocurre cada cinco años, aunque los mortales crean que solo se realiza cada treinta y dos meses.

Si supieran que en ese día las almas oscuras vagan libremente sin prohibición de hechizos medievales que los antiguos conjugaron. Los demonios se bañan en sangre de mortales, pero hay otros que eligen tomar cuerpos para procrear descendencia, aunque son pocos quienes toman esa elección.

—Mi querido bebé. —Mamá me abraza de una manera tierna, lo cual es raro en ella. Su cabello largo y oscuro me sorprende con un aroma a frutos rojos.

Miro a mi tío Divan que me da una sonrisa. Me suelto del agarre de mi madre para ver que en su rostro pálido se ha formado una línea gruesa justo en el centro de su frente. Eso solo simboliza seriedad, sin darle vuelta al asunto sé a qué se debe; todo por mi reacción al desprenderme de su agarre.

Demonios de Noche © - [Serie pesadillas] [Libro #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora