Capítulo XXVI

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Cassandra

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Cassandra

No comprendo.

Me siento en un vacío existencial. No me cuestiono nada. Ni lo que hice, lo que hago o lo que haré. Es como si supiera cuál será mi siguiente movimiento y, si lo hiciera, qué repercusiones tuviera.

La temperatura de mi cuerpo es cálida a comparación de lo que estoy rodeada. Una habitación de hielo. Es extraño. Nunca había visto algo así en mi vida o, al menos, eso me quiero hacer creer, porque el lugar lo siento más familiar que mi propio rostro el cual veo reflejado en el espejo.

Me veo diferente. No lo sé. Creo que soy otra o, tal vez, siempre fui ésta.

—Hija, estás hermosa. —Abre la puerta con diplomacia y solemnidad. Tan elegante como siempre mi padre.

—Me siento extraña —confieso, sin despegar mi mirada en mi reflejo.

—¿Cuál es tu duda, Amber?

Esa, papá.

Mi nombre.

Mi rostro.

El lugar.

Y toda mi vida en sí.

—Debe ser, porque mañana cumplo veinte —comento, al dirigir mi atención a él.

Se encamina hacia mí. Sonríe. Desde niña no lo había visto hacerlo. Hoy lo hace. Y logra robarme una sonrisa por ello.

—Así está mejor. —Me sorprende con una leve caricia a mi mejilla—. Sabes que no debes preocuparte por tu edad en años humanos, porque eres eterna.

Eterna.

Sí, papá.

Cada vez que me lo recuerdas odio saberlo. Quiero hacer cosas de chicas normales. Quiero tener amigos. Quiero estudiar en la universidad como va la gente normal. Quiero tener un accidente y llorar por el golpe, pero no pasará porque no siento dolor. Quiero enamorarme, pero los compañeros que tú eliges son todos los demonios que detesto.

—Amber, recuerda que eres una Bacis y que al ser mi hija eso te convierte en la hembra más poderosa.

Asiento.

Fuerzo una sonrisa.

Me abraza.

Su calidez es igual a la mía. He llegado a pensar que vivir en el mundo de las sombras donde solo viven los demonios es una mierda de tiempo que desperdicio. Aquí podemos tener todo. Y si no lo queremos, lo eliminamos. Papá dice que es el lugar que todo humano desearía vivir, porque no tendrían que trabajar duro por conseguir lo que desean. Pues esa es la facilidad que odio.

—Recuerda hija que mañana es tu florecimiento y estarás preparada para ver el futuro sin límite. —Deshace su agarre.

Apoya sus manos en mi hombro y suspira. Se ve joven para su vida en milenium. El padre de los demonios. Al que los humanos llamaban banalmente diablo.

Demonios de Noche © - [Serie pesadillas] [Libro #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora