~Daniela

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POV Sam

(Lo siento si e vuelto a volver a publicar por decimaquintavez el capítulo, Wattpad no me quiere😣😣, pero ahora está completo)

¿que diablos pasó, es que me hiba a besar?

Claro que sí idiota, pero como toda típica novela cursilera, no lo besaste.

Pues....diablos, hace mucho que no besaba a alguien, la única vez fue por accidente y fue en el kínder, después de eso gane un chicle en mi cabello, mnm, niños.

Ian se mantuvo en silencio por todo el camino, desde que lo separe antes de juntara....mnawww..sus apetecibles labios, como toda una completa idiota sólo dije que ya era muy tarde y debía volver.....¿desde cuando me volví tan tonta?

No me di cuenta que el auto se detuvo, mire por la ventana y observe el edificio de Nick, lanzo un suspiro y observe el perfil de Ian, tenía la quijada debasiado apretada y sus nudillos se encontraban blancos por la presión que ejercia al volante.

-Ian....no se que me sucedio, pero....

-solo dejalo Sam.- dijo sin mírame.

Sin espera más salgo del auto, me encaminó a paso lento hacia la entrada y con solo sarne la vuelta, el auto ya ni estaba.
*****

-Nick ya llegué.- dije tirando las llaves a la mesa.

-¡estoy en mi despacho!- dijo por el pasillo del fondo.

Camino hasta aquella puerta supuestamente prohibida para mi, abro la puerta y veo la tan secreta oficina. No es más que un escritorio viejo, con estantes llenos de libros, y papeles por todos lados.

-wow, pensaba que tu secreta oficina era más....- dije mirando a mi alrededor.

-¿grande?- dijo sin mirarme, al parecer estaba concentrado en lo que sea que estaba haciendo.

-limpia en verdad.- dije riendo.

Bufó y con un gesto con la cabeza me indicó que tomará asiento, camine a la silla más cercana, la encontré debajo de un monton de papeles amarillentos, los quite con un manotazo y me senté.

-¿que haces?- pregunté mirando lo que hacía.

-ase mucho que no limpiaba mi arma.- dijo mientras me mostraba su pistola con un cepillo de dientes adentro. Mire las balas sobre la mesa y tomé una, era grande.

-con esto matarás a un elefante.- dije dejando nuevamente la bala.

-para mi son normales.

-hoy dispare un arma.

Dejo de limpiar el arma y me miró.

-¿quien te dió una pistola?- dijo un tanto enojado.

-mnnn Ian, dijo que debía aprender a defenderme.- dije mirando a mis manos un tanto nerviosa.

-quien debería de enseñarte eso soy yo, eres mi protegida, y no dejaré que un niño con complejos de motero te ponga en peligro.

-estoy bien, además, es verdad lo de defenderme, a estas alturas ya debería estar preparada.- dije frustrada.

-bien estonteces desde mañana comenzarás a practicar defensa personal, y entrenaras con un arma que te acomode- dijo abriendo un cajón- dártelo cuando fuera la ocasión, pero creo que es esta.

Del cajón sacó una navaja de mano, me la paso y al tenerla en mis manos me sentí segura, apreté el botón y la cuchilla salió asiendo relucir su filo.

-wow, en serio gracias.

-debes saber que no siempre podrás ocupar una navaja, otros tipos malos ocuparán pistolas y ahí si que estas pérdida.

Sin escape para el peligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora