~Sola

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Me coloque el odioso vestido azul, y me deje el cabello suelto, coloque un poco de maquillaje, perfume y brillo en los labios.

-¡se nos hace tarde Sam!- grita mi mamá.

-ya voy.

Bajo las escaleras y en mi pequeño bolsito guardo mi celular y los audífonos, ni loca escucho a esos adultos hablar.

-ya estoy aquí, ¿feliz?

-no me hables así Sam, sabes que yo me esfuerzo para mantenernos, por lo menos colabora con tu presencia por favor, estos tiempos son difíciles.- dijo mi padre.

-¿que voy hacer ahí papá?, me moriré del aburrimiento, tendré que sonreirle al bastardo de tu jefe.

-lo aras, no por gusto, si no por educación, ninguna hija mía le falta el respeto a nadie.

-bien, que se joda tu maldito jefe.

-Sam, ¡Sam espera!- grita mi papá tomandome del brazo y dándome la vuelta para verlo- Sam, hazlo por mi, es...es solo una noche, ¿puedes soportarlo?

Lo miro por un rato con el ceño fruncido, odio a los tipos que trabajan con el, siempre le toman el pelo, nunca lo aprecian, el se esfuerza y al parecer, eso no les importa, imbéciles, no puedo mirarles a los ojos sin sentir odio.

-lo are.- este suspira y me sonrie- pero solo por ti, por algo traje mis audífonos, para no escucharlos.

-Sam...- lo dice con reproche.

-ap, esa es mi condición si no quieres que le rompa los dientes a cada uno de ellos.

-de acuerdo.

Este me abraza y me da un beso en la frente.

-te amo y mucho hija.

-ya no te pongas cursi.

-¡ustedes dos, ¿se van a apurar?, si nos apuramos podre ver Dr. House.!- grito mi madre desde el auto.

-vámonos.

Ya en la carretera, mis padres conversaban animadamente, yo estaba escuchando musica con mis audífonos puestos, la noche estaba despejada, y lo único que iluminaba las calles eran las farolas.

Derrepente escuche que mís padres hablaban mas fuerte, aunque escuchara al máximo volumen de mi musica, seguía escuchando lo que me rodeaba.

-¿que ocurre?- pregunte, mientras veía como el auto no se detenía, ya nos habíamos pasado dos cemaforos.

-¡los frenos no funcionan!- dijo mi papá con desesperación.

O no.

-¿que?- lo dije guardando el celular en un bolsillo de mi vestido.

-tranquila hija, todo estará bien.- dijo mi mamá tratando de parecer calmada.

-Janet.- dijo mi papá mirando a mi mamá.

Esta asintio, se desabrocho el cinturón, veía como las luces de los faroles iluminaban y desaparecían tan rápido.

-Sam, escuchame bien, quiero que saltes del auto cuando yo te diga.

-¿¡que!?

-¡escuchame Sam!, ahí poco tiempo...

-¡Janet!- grito mi papá.

-te amamos hija, ¡salta!

-pero...

-¡ahora!

Y sin mas demora, abro la puerta y me tiro del auto, ruedo y ruedo hasta quedar en la acera, mi cabeza daba vueltas, pero eso no importo, me puse de pie como pude, observe como el auto gris de mi padre aun seguía en marcha, hasta que este no se detuvo en una luz roja y un camión lo arroyo, el auto quedo bajo las ruedas y las pocas esperanzas que tenia se esfumaron con el fuego que apareció de este.

Si en un principio estaba en pie, ahora mismo caia de rodillas, sentía como mi mundo se desintegraba, como los momentos felices con las personas que mas amaba desparecían con su vida, ya nada me importaba, el dolor era mas grande que cualquier otro dolor físico, me abraze a mi misma mirando como las llamas consumían el auto.

-no, ¡no!, ¡NO!- grite como nunca mientras me ponía de pie y corría hacia el auto.

Corrí y corrí ya estaba a unos centímetros de este cuando unos brazos me sostuvieron en el aire y me apartaron rápidamente.

-¡no, dejame, dejame en paz, son mi padres!- lo digo revolviendome en los brazos de quien sea que me sostiene.

-tranquila, dejame llevarte a un lugar seguro.- me dijo el hombre que me tenia en sus brazos.

-¡no, papá, mamá, están allá abajo, saquenlos por favor!- se lo digo con mi vista borrosa por las lágrimas.

-ven niña, vamonos.

A lo lejos veo como los bomberos abren las puertas, algunos policías se acercan con unos paramadicos y al rato sacan dos bolsas de color azul.

-¡no dios!, por...por que, ¡dejenme ir, quiero verlos!

-¡necesito un tranquilizante aquí, por favor!- dice el sujeto.

Una paramédico me dice cosas, no la escucho, me vale mierda el mundo, mis padres están muertos, ya no me queda nada.

-yo debí morir, ¡dejenme ir con ellos, sueltenme!

Siento un pinchazo en mi cuello, y eso hace una extraño efecto en mi cuerpo, las piernas las deje de sentir, al igual que todo mi torso, alguien me acariciaba la espalda y lo único que pude pensar antes de acabar en la inconsciencia, es que me e quedado sola.

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DRAMA.
les dije que habría drama, ja.

Sin escape para el peligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora