CAPÍTULO DIECIOCHO

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Me Preocupas

Escucho la voz de Richard. Todo lo que veo es oscuridad. Poco a poco la luz va haciéndose presente en escena. Mi visión está borrosa. Lentamente mis ojos se ajustan a la luz de una mañana muy luminosa. Por fin logro entender las palabras que Richard pronunciaba durante esa extraña pesadilla.

-Laurie, despierta. ¡Laurie! ¿Me oyes?

Veo a Richard que está muy cerca de mi rostro. Instantáneamente salto y lo abrazo. Y pregunto:
-¿Qué ha sucedido?

-Te levantaste un momento y te desvaneciste directo al suelo. Te llevé a una de las sábanas esperando a que despertaras, pero no había ninguna reacción, me preocupé mucho porque no te movías. Lo me hizo darme cuenta de que estabas viva fue que tu pulso era normal. ¿Qué te sucedió?

-No se... ¿Tal vez algún bajón de glucosa?

-Quizás... pero me preocupas. Por un momento pensé que estabas muerta. Te hable muchas veces. Pero en ninguna me respondiste. Hasta que vi que moviste los ojos supe que estabas despertando.

Prefiero no contarle que por un momento perdí la cabeza. Es mejor para él no afrontar las locuras que veo. Aunque algunos dicen que la realidad es más loca que la ficción.

-¿Quieres desayunar? Ya he preparado el desayuno -dice Richard mientras me ayuda a levantarme del suelo.

-Me parece bien... siento que no he comido en dos días.

-Es algo curioso que lo menciones. Han pasado exactamente ese tiempo desde que te desmayaste.

-¡Que! ¿Es en serio?

-Si... ¿No me crees?

-No claro que no... -digo mientras se me escapa una leve sonrisa.

-Pues si, es lo que ha pasado. Encontré un reloj de pulsera analógico. Funciona bien.
Miro aquel reloj plateado. Perece algo deteriorado. Luce como si el tiempo le hubiera afectado de una manera diferente que al resto de la ciudad.

-Entonces ¿ya no tenemos que seguir llevando la cuenta de los días que lleva pasando esto? -digo sonriendo, casi en son de burla.

-Absolutamente no.

-Que bueno pues ya había perdido la cuenta. Entonces que... ¿vamos a desayunar?

-Vamos pues... hay que llenar tu estómago ruidoso.

-Espero y hayas cocinado algo delicioso.

-Créeme te va a gustar. Hoy comeremos una ensalada de atún con tomates frescos.

-¿De dónde sacaste eso?

-Bueno, encontré una caja con muchas latas de atún, descuida falta mucho para que caduquen. Y los tomates... -Luce algo preocupado.

-¿Que sucede con los tomates?

-Bueno fui al bosque a buscar frutos y algunos vegetales silvestres. Y encontré un collar que tiene un dije que da tintineos con el movimiento, junto a una pila de tomates.

-¿Y eso qué tiene de importante?

-Créeme es muy importante...

-¿Y por qué lo dices?

-Porque es un regalo para ti... -dice poniéndome en el cuello el collar- Te tengo algo más preparado. Es algo que encontré que seguro te gustará...

-Ya dime qué encontraste... -le digo dulcemente.

-A parte de la Sombra que casi me mata. Encontré a unos invitados muy especiales.

-¿De quiénes de trata?

-Tendrás que descubrirlo tú misma.

La esperanza de encontrar a mis amigos revive. Pero siento que algo me falta.

-Espera... ¿Y Wellington?

BORRADA (Incluye Soundtrack)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora