Epílogo

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Proyecto Supresión

-Ella está enferma, doctor... necesitamos que trate de curarla. -Decía un hombre de cabello color miel.

-No puedo, ¡ella es un peligro! -Afirmaba el doctor Wells.

-Usted es la única esperanza que nos queda. Si no la puede curar la perderé a ella también, es mi delicada florecilla. Ella es lo único que tengo. Si las autoridades me la quitan, me quedaré sin nada -rogaba aquel joven padre mientras el doctor permanecía inamovible-. Usted no recibe los reportes de la escuela, en ellos dicen que ella hiere a niños sin siquiera tocarlos. Usted no recibe las quejas de los maestros. Dejó paralitico a un niño de seis años, lo lanzó al techo sin siguiera mover un dedo. Yo haré lo que sea por curar a mi niña. Si desea dinero, yo puedo dárselo. A mi me sobra.

-No quiero su dinero Sr. Durand. Pero si me serviría su puesto elevado en La Gran Corte. Verá Señor Durand, el senador Kelly quiere quitarle los fondos al Proyecto Utopía. Ya está todo listo, solo necesitamos la maquinaría de construcción. Pero sin fondos no se podrá lograr. Yo esperaba que...

-Acepto. ¡Solo ayude a mi hija! -Gritaba aquel padre desesperado.

-Está bien. A partir de ahora está en el proyecto más arriesgado qué hay en El Laboratorio. Es parte del Proyecto Supresión, y está a mi tutela. Usted no la podrá visitar hasta que ella esté completamente curada, porque puede afectar los resultados.

-¡Cómo que no podré verla! Acaso se volvió demente. Ella es lo único que tengo. ¡Usted me está diciendo que para que ella sane debo de alejarme de lo que más amo en esta vida! ¿De qué se trata? ¿Acaso usted también la quiere matar?

-Yo no, señor Durand. Además, la única forma de salvarla, es hacer que ella... en cierto modo... muera.

-¡Cómo que ella tiene que morir!

-No hace falta alterarse Edward. Ella físicamente seguirá viva. Lo que haremos se llama limpieza mental. Eliminaremos completamente lo que ella tiene en el cerebro con la máquina que estamos trabajando. Y le proveeremos los conocimientos básicos. Técnicamente ella será una niña nueva. Solo que aún no es perfecta. Y como le dije Sr. Durand, de lo que se encargará usted es conseguirnos más fondos para todos nuestros proyectos. De lo contrario no podremos curar a su hija ni a los otros catorce casos más.

-¿Catorce? Cómo que catorce. Ella es la única que ha tenido un comportamiento extraño. Ella es la única que tiene esta maldición. No pueden existir más como ella. Si los hay ya debí de haber recibido algún informe.

-No, señor Durand, ellos existen. Ellos presentaron comportamiento extraño justo antes de ser trasladados a las cámaras de gas.

-¿está hablando de criminales sentenciados a muerte?

-Eran niños rebeldes que se reusaron a servir al Nuevo Orden.

-Pero cómo es posible, ellos deberían de estar muertos.

-Y lo están, bueno en realidad no. Justo antes de que fueran ejecutados pedí al juez que me los entregará para experimentos. Y el juez accedió. Yo lo que hice fue suspenderlos en una sustancia que los alimenta y preserva vivos. Aunque no pueden pensar, ver u oír cuando están sumergidos allí. Técnicamente es como si estuvieran muertos.

-Eso no es algo ético.

-Tampoco lo que usted hará por mi Edward.

BORRADA (Incluye Soundtrack)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora