BORRADA (Incluye Soundtrack)

CAPÍTULO QUINCE

Tengo Que Encontrarlos

Abro los ojos y veo que la oscuridad aun está presente en el ambiente. No sé ni qué es el mundo real. Este mundo debe ser el real. Puedo sentir las cosas de este mundo. Este es el mundo real. Estoy segura. Estas visiones solo me confunden. Ya quiero que paren. No lo soporto más. Me siento como si estuviera al borde de un precipicio. Tan cerca del límite que casi siento el viento romperse ante mí inminente caída.

Creo que al fin ha sucedido lo que tanto temía, lo ultimo que me quedaba se ha ido, he perdido la cordura. No, aun no sucede. Tengo que luchar contra eso. Tengo que retenerla. No puedo dejar que se me escape. Rosette y Christian cuentan conmigo. Tengo que luchar por lo que me queda aun. No me puedo rendir.

Por fin logro ver algo en el ambiente tan tétrico que deja la noche a su paso. Tal parece que nos hemos quedado dormidos muy cerca de la ventana que está junto a la puerta. Aun acostada, puedo admirar como la oscuridad se disipa ante la imparable salida del sol. El cielo luce un hermoso color naranja que me hace recordar los bellos momentos que pasé con Christian. Todas aquellas tardes juntos. Todos aquellos helados que disfrutamos en aquella banca donde nos conocimos. Lo extraño. Si aquí estuviera Rosette me haría que me levantase a ver el amanecer para mantener la esperanza de encontralo. Pero ella no está aquí. Tengo que encontrarla... tengo que encontrarlos... a todos.

Volteo la cabeza pero no está Richard. No lo veo por ninguna parte. Pero hay algo sospechoso en el suelo. Una nota. Mejor dicho, otra nota. Esta dice: "La fase C se aproxima, ve a la cabaña del bosque. Ten cuidado Laurie."

-Richard... Tienes que ver esto... ¿Richard? -llamo a Richard, quien tal ves esté en alguna parte de esta avejentada casa cocinando lo que halló.

El ver mi nombre en una nota sin saber de quién procede, me hace sentir como si alguien me observara a lo lejos. El terror que se aloja en mi pecho se hace presente cuando oigo el absoluto silencio que ha quedado después del amanecer. No hay aves cantando. No hay perros (a excepción de Wellington que está acurrucado en una esquina). Esa sensación de soledad absoluta se apodera de mi, cuando no oigo la voz de Richard en la cocina, tal vez se ha ido a buscar a sus seres queridos. O tal vez a el se refiera la fase C. Se lo han llevado. Se han llevado a la única persona que realmente se que está vivo. Lo he perdido todo.

No... Otra vez... Estoy sola. Las lágrimas se me escurren por las mejillas mientras el inminente paso del llanto se hace presente en mi voz. Todo esto me tiene al limite. No puedo soportarlo más. No quiero estar sola otra vez.

-¡No quiero estar sola otra vez! -grito-.No quiero... No quiero... No quiero... -digo susurrado frenética e incontrolablemente. Me llevo las manos a la nuca mientras repito una y otra vez esa misma frase. Tratando de negarlo todo-. Esto no es real.