BORRADA (Incluye Soundtrack)

CAPÍTULO VEINTICINCO

Para Que Te Acuerdes De Mí... Cuando Ya No Me Recuerdes...

Paso la página. Tiene la fecha escrita en los bordes. 28 de febrero de 2149. El año. Nunca me imaginé en que año estaría. Pesaba que el año era el mismo, aunque a decir verdad nunca supe realmente en que año vivía en aquella falsa realidad.

-¡Hola! ¡Hay alguien allí! -grito.

-No hace falta que grite, le escuchamos claramente. Casi como si fuera una conversación. Por favor no vuelvas a gritar.

-Disculpe... es que quiero saber en que año me encuentro.

-Es normal que se lo pregunte... déjeme escribirlo en una de las paredes.
Veo aparecer en una de las paredes blancas, como si fuera una pantalla, unos números. Forman 2150.

-Gracias... señor.

-Dígame Patrick. No estoy tan viejo coma para que me diga señor. -Patrick, ese nombre me suena... ya lo he oído antes. Me viene a la mente una conversación que no me parecía recordar. Es de uno de esos extraños sueños que tenía durante la simulación: «ella es especial Patrick». Patrick... él es quien pidió que me liberaran. Su voz es idéntica. Es extraño recordar algo que a mi parecer no pasó, aunque en realidad si pasara.

-Ok Patrick.

-Si le surge alguna duda al leer, puede preguntarnos, trataremos de responderle todas tus preguntas -afirma.

-Ok, si me encuentro con algo que no entienda, yo le aviso.

Vuelvo la mente a las páginas del diario. Lo único qué hay en esta página es una pequeña frase que Richard ha escrito para mí.
«Para que te acuerdes de mí... cuando ya no me recuerdes».

En mi mente inmediatamente surge un recuerdo... algo que me dijo Richard en la simulación.

«vine a buscar a una amiga» está más que claro que el se refería a mí. Como no pude notarlo. Cómo es que una máquina me quitó a la persona que más quiero. Sin haber sabido que lo amaba antes de entrar aquí. No sé qué sentir. No sé si amarlo, por haberme tratado de ayudar o odiarlo por haberme quitado lo único que me quedaba, él.

«cuando la encontré, ella ni me reconoció» claramente él estaba dándome una indirecta, para saber si podía recordarle. Pero no lo hice. ¡Cómo pude ser tan ciega!

«nunca me olvidaré de ti» el me aceptó a pesar de ni siquiera conocerme. Yo debería hacer lo mismo. Tengo que recuperarlo. Tengo que hacerlo aunque me cueste mi vida. Se lo debo.