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Unos movimientos bruscos estaban interrumpiendo mi sueño. Quise golpear y gritar a lo que sea que lo estaba causando pero por más que trataba de abrir los ojos o la boca, no podía.

Me sentí frustrada y al mismo tiempo entrando en pánico. Jamás en mi vida me había sentido de esta forma, tan impotente. No podía controlar mi cuerpo y no podía pensar con mucha coherencia pues nada de mi reaccionaba.

— ¿oye? ¿Chica? ¿Bonita? Tengo que meterte a la ducha para que se te baje un poco ¿está bien?— escuche a lo lejos una voz masculina, un poco familiar. —solo te quitaré tu ropa pero dejare la interior ¿está bien?

Gemí y enseguida escuché una pequeña risa.

—muy bien. Confía en mí, todo estará bien.

Quise decirle que no podía confiar en él pues no le conocía del nada pero por más que lo intente, mi boca continuaba sin reaccionar.

Jamás volvería a beber, jamás. No tenía ni idea porque a la gente le encantaba tomar, y mucho menos que hasta se convirtieran en alcohólicos, porque sabía horrible. Y nada de los recuerdo se iban, todos seguían aquí, clavados profundamente en mi cabeza.

—el agua estará un poco fría pero después de unos minutos te acostumbrarás.

Volví a gemir.

Escuche como una cortina era recorrida, después me sentí que estaba en pie contra un frio y liso suelo.

—encenderé el agua ahora, es mejor que estés lista.

Y sin más aviso, agua congelada comenzó a empaparme toda. Rápidamente mi cuerpo reaccionó, pude abrir los ojos y comencé a patalear y a gritar.

— ¡no! ¡No! ¡Sácame de aquí!— estire mis brazos hasta el chico y trate de sujetarlo pero él fue más rápido y me sujeto de las manos, poniéndome de nuevo debajo del chorro.

—lo lamento pero es necesario.

— ¡está muy helada! ¡Es como hielo!

—no, no está tan fría, tú la sientes fría.

— ¡mierda! ¡Sácame de aquí ahora mismo!

—No— fue todo lo que dijo; me quite el cabello de los ojos y le mire ceñuda. Sentí mi vientre encogerse al mirarle sufriendo, tal vez hasta más que yo.

Me sentí furiosa ¡¿qué demonios le sucedía?! ¡¿Ahora se hacia el sufrido por verme así?! ¡Yo sí que estaba sufriendo! ¡Yo era la que estaba debajo del chorro de agua congelada!

Sin poder evitarlo y queriendo vengarme, junte un las palmas de mis manos para llenarlas de agua y en cuanto tuve la suficiente, sé la arroje al rostro.

— ¿Ahora si dices que solo es mi imaginación la que piensa que está helada el agua?— le mire retándole, disfrutando de verle con la boca abierta por la sorpresa y el frío.

El chico trato de quitarse la poca agua de los ojos así que aproveche su descuido, le sujete de la camiseta y lo metí a la ducha.

—a ver si ahora si sufres de verdad— cerré la puerta de la ducha, puse al chico justo debajo del chorro y yo le mire con los brazos cruzados. —estoy borracha, no estoy en mis cinco sentidos, no tengo mucha fuerza sobre mi cuerpo pero aún puedo tomar decisiones por mí misma y defenderme.

—qué bueno— me miro burlón —me da gusto saberlo— y sin más, me sujeto de las caderas y me acerco tanto a él que los dos quedamos bajo el chorro.

No pude evitar volver a gritar, el agua seguía congelada.

—Me las vas a pagar— murmuré con los dientes rechinando, mirándole furiosa y divertida al mismo tiempo. Y por supuesto, la risa me gano, pero después él también se estaba riendo, solo que se estaba burlando de mi risa; una risa no del todo divertida pero si sufriendo.

DesnudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora