Capitulo 10

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Son casi las ocho de la noche y Cinthia no tarda en llegar. Casi termino de arreglarme, pero no paro de darle vueltas a lo que escuché decir a mamá está mañana tras la puerta de su habitación. Estoy segura de que adora a mi padre y él a ella, es tan sólo que el trabajo lo absorbe debido a que la seguridad de la empresa y su futuro, recaen precisamente sobre sus hombros. Por desgracia, la estabilidad emocional de mi madre es el precio que tiene qué pagar a cambio de que sus negocios marchen a pedir de boca.

Desde la hora de la comida mamá ha estado un poco más tranquila pues, papá ha aparecido por la casa —creo que como parte de su estrategia para hacer las paces— y por lo menos nos hemos podido sentar los tres a la mesa en un tenso silencio, hasta que él se ha animado a romperlo con el tema de mi próximo cumpleaños.

Dentro de unas semanas cumplo los veintiuno y como siempre, han organizado una fiesta en la que los socios de papá y sus odiosos hijos son los invitados especiales.

Para mí, más que una fiesta para celebrar un año más de mi existencia, es el pretexto perfecto para que Paul Kane reafirme relaciones laborales y me empareje con alguno de esos hijos de papi que le parecen un buen partido. Aunque eso cesó mientras estuve con Jason, presiento que este año comenzará de nuevo. Los planes consisten en una reunión aquí en casa. Siempre es lo mismo, aunque ahora me ha dado luz verde para poder invitar a mis compañeros de la universidad y a Cinthia.

Me aplico un poco de brillo sobre los labios, escuchando el claxon del coche de mi amiga escandalizar todo el jardín. Corro hacia la ventana retirando la cortina por obtener su ubicación, y la veo estacionada justo al frente de la reja que separa el jardín de la calle.

Antes de salir de mi recámara, doy un último vistazo a mi imagen en el espejo del tocador: Cabello liso, jeans de mezclilla, blusa sin estampado, en color beige y mangas largas. Cárdigan café, botas del mismo color y maquillaje tenue, ya que no soy aficionada a los colores extravagantes.

Tomo mi móvil que está sobre la cama y lo introduzco al bolsillo trasero de mis pantalones, para después abrir la puerta y bajar las escaleras a toda prisa. El claxon no ha parado de sonar. Cuando llego a la estancia, mamá está sentada leyendo una revista de modas. Me despido de ella con un beso y cruzo corriendo el jardín, encontrándome a Austin en el trayecto.

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