La Fierecilla ha cumplido su promesa.
Después de desayunar juntos, llama al servicio de taxis para poder regresar a su casa. Me he ofrecido a llevarla pero ella insiste en que lo mejor será que me quede con Steve y trate de calmarlo. Desde que despertó, no ha hecho otra cosa que comerse las uñas a causa del nerviosismo.
— Estaré aquí en un par de horas — dice cuando el auto llega, besándome en los labios antes de salir.
Con una hora de anticipación, ya la tenemos de regreso en el apartamento y está que echa chispas por los ojos ya que según ella, ha discutido con su padre por el mismo tema que la noche anterior: Yo.
— Podías haberte quedado en tu casa esperando mi llamada, así te habrías evitado un pleito más con tu padre y por mi culpa — digo, sentados en el sofá mientras le beso la frente.
— Es mejor así — replica —. De haberme quedado en casa seguramente mi ansiedad sería peor. Aquí por lo menos estaré en compañía de Cinthia — rebate, ya que su amiga también ha pasado la noche en la recámara contigua a la mía y tiene planes de quedarse, aguardando nuestro regreso.
No argumento en contra de esa idea, pues no me apetece discutir con ella por un asunto desprovisto de importancia. Si ese es su deseo, no tengo por qué tratar de contradecirla. Cualquier lugar es mejor que la milla ocho.
— Que tengas muchísima suerte, Steve — desea abrazando a mi amigo con cariño, cuando estamos los tres a punto de partir —. Ya verás que lo harás muy bien.
— Gracias, rubiecita — añade él, tomando la pequeña nariz de Miranda entre sus dedos índice y medio.
El gesto me causa risa ahogada.
Cinthia y Kurt, hacen lo suyo en un espacio retirado al nuestro.
La frialdad con la que él la trata casi me produce arcadas.
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FURIA
RomanceA veces resulta demasiado fácil juzgar a las personas por su pasado, cometer errores es cosa de humanos, eso es precisamente lo que ocurre con nuestros protagonistas. Riley Adrien Logan, o FURIA como ahora se le conoce, paga por uno de esos errores...