Capítulo 5

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Frank había terminado de comprar, y al salir, tomó asiento al lado de Jul, que ni lo miraba por estar nerviosa e incómoda

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Frank había terminado de comprar, y al salir, tomó asiento al lado de Jul, que ni lo miraba por estar nerviosa e incómoda. El sujeto parecía mirarla así a propósito. Thania apareció nuevamente y colocándose a su lado, aún de pie, empezó a observarlo desde su posición, con una ceja enarcada.

—¿Te falta algo más? Porque si no te molesta... estábamos platicando de algo importante—dijo la rubia. 

Frank rodó los ojos, porque la amiga de la víctima hacía más difícil la conquista. Sin duda, tendría que esforzarse más que eso.

—Está bien, me iré —añadió, levantándose—. Nos vemos luego. Hasta pronto, Jul.

Se fue dejándole un beso en el aire. Juliette apretó su cara entre las manos e hizo ruido de molestia. Sin duda, su humor alegre no se haría presente hoy. Thania pasó su brazo por los hombros de la chica, consolandola.

—Hey, no estés irritada. ¡Piensa en el festival! Falta poco para que nuestros pasteles sean los mejores, como desde hace tres años. Frank es tan idiota que seguro sale con lluvia porque piensa que así su cara sufrirá una metamorfosis.

En realidad, el sujeto no era feo. Pero con sus cualidades, lo echaba todo a perder. Además, en vez de atraerla, la terminaba espantando, de tanto que le insistía.

—Si, tienes razón. —Asintió—. Pero es que hoy se me hace difícil ser positiva, al parece me he levantado con el pie izquierdo. ¿Entonces quieres que mañana vayamos a ver al alcalde? De seguro anda desesperado porque quiere tener todo bajo control, y ya no queda mucho tiempo.

—Ah, si, si, mañana. Sino nos irá a buscar de los pelos a nuestras casas.

La que era una lluvia débil de verano, terminó siendo una fuerte tormenta. El viento se movía violento y provocó que las chicas se levantaran de donde estaban sentadas. Tuvieron que entrar al negocio para refugiarse de la tempestad. Estaban condenadas a pasarla adentro.

—Traje el DVD portátil, ¿y si vemos una película? Me parece que estaremos encerradas aquí por buen rato. —Thania fue en busca de su aparato y Juliette se sentó en el pequeño sofá de dos cuerpos, que estaba junto a la ventana de cristal. Lo habían puesto ahí para que la gente pudiera sentarse a esperar. Aunque pareciera broma, algunos días, la panadería rebosaba de clientes hambrientos.

—Hum, veamos. —La rubia tenía una caja de zapatos con los CDs dentro—. Pretty Woman, The Notebook...

—¡Noah Noah! —Y ahí estaba la respuesta tan típica. Es que esa película ya la habían visto más de veinticinco veces juntas y seguían llorando.

—¿Tienes los carilinas ahí, no? La vez pasada terminaste estornudándome en la playera blanca.

—Si, aquí están. —La cajita de pañuelos fue puesta en las piernas de una, mientras la otra manejaba el DVD. Puso play y la película empezó.

...

—Ay, diosito. —Juliette se estaba sonando la nariz—. Amo ese final. ¡Quiero morir de la mano con el amor de vida! —lloriqueo—. Claro, primero debo conseguirme uno.

—Ay, no seas dramática. Tienes a Frank. —La pobre Jul golpeó a su amiga que se reía divertida. Sabía cuanto odiaba a ese sujeto y se lo hacía a propósito.

La campanilla de la puerta sonó y ambas voltearon a ver de quién se trataba. Thania sonrió de oreja a oreja al ver que Nathan había venido a verla. Se levantó del sofá y se lanzó en sus brazos.

—Te has mojado todo. —Y sí, el chico se había empapado bastante.

—Si, afuera llueve como por baldazos. ¿Ningún cliente? Ah, hola Jul. —Al parecer, los enamorados ni la habían notado. 

Jul sonrió y levantó su mano levemente a modo de saludo.

—No, la lluvia no nos dejó trabajar.

—Bueno, entonces ¿no te molestará si me la llevo por un rato? —Su novia rió como siempre que estaba a su lado.

—No, no, vayan. Yo...voy a limpiar un poco.

—Gracias amiga-Thania la abrazó fuertemente y se fue hasta la puerta—. ¡Te quiero!

—Pásenla bien. —Juliette se despidió y suspiró, una vez sola.

Una tristeza la invadió repentinamente. Le dolió pensar y sentir eso que se le cruzó dos segundos por la cabeza. Pero cuando vio que los dos se iban, tan contentos, y ella quedaba sola en la tienda, con plena tormenta... se preguntó porque ella no podía tener algo así también. Quizá todas esas estúpidas películas de amor la estaban afectando. Quizá extrañaba un poco la atención exclusiva de su amiga. O quizá, por ciertos momentos, se sentía un poco sola.

Se levantó de donde estaba y caminó hasta la cocina, dónde los ingredientes, hornos y recipientes, se prestaban para hornear un delicioso pastel. Tomó el costal de harina, huevos y leche, así como también chocolate preparado y azúcar rubia. Cada vez que algún pensamiento malo la invadía, lo descargaba haciendo algo dulce y bueno como un pastel de chocolate. Creía que de alguna manera, lo negativo se iría de ella, y lo positivo de ese pastel se le pegaría.

—Treinta minutos —dijo, mientras ponía el horno con su tiempo.

Una vez la mezcla cocinandose y ella libre de cosas malas, se puso a limpiar las ventanas de la entrada. Siempre estaban un poco polvorientas, y nunca estaba de más limpiarlas, así que tomó un paño mojado con producto y se puso a pasarlo en círculos por los cristales. Como eran bastante grandes y ella tampoco era demasiado alta, se paró encima de un banquito que había.

Después de unos minutos realizando dicha labor, vio que bajo la lluvia, caminaba un chico con capucha. Supuso que sería el mismo que había visto. Al parecer, ni le importaba estar empapado, porque caminaba con lentitud, hacia vaya saber donde. Juliette quería seguir concentrada en lo que hacía, pero él llamaba su atención. ¿No tenía casa? ¿Por qué no se refugiaba en alguna parte? ¡Llovía a cántaros! Se quedó viéndolo, hasta que curiosa, notó como se agachaba y ponía su cabeza entre las manos. ¿Estaría llorando? Jul no resistió más y soltó el paño para ir en su ayuda. Salió de la tienda y en cuanto terminó el pequeño techo de la entrada, la lluvia fría y abundante aterrizó en su cuerpo. Caminó hasta él rápidamente y tocó su espalda, provocando que se sobresaltara.

—Disculpa. Noté que estabas aquí y pensé que quizá necesitabas ayuda... —Los dientes de la castaña carraspeaban.

El joven se incorporó y no quiso voltear a verla, porque sus ojos estaban enrojecidos e hinchados. Juliette vio que negaba con la cabeza.

—No, gracias.

Y esas dos palabras fueron las que emitió, antes de terminarse yendo. Ella quedó completamente sorprendida de que fuera tan raro y ni siquiera pudiera mirarla. Mordió su labio y rodó los ojos, mientras volvía a la panadería. Ahora necesitaba otra ropa nuevamente. ¿Y qué había conseguido? Nada, porque el sujeto seguía siéndole un completo y muy extraño desconocido.

—Tanto problema y ni siquiera aceptó quedarse en un lugar seco —decía ella, mientras escurría su cabello en una palangana—. Ese sujeto está loco.

...

Si...está loco D: ¿Qué les parece? :3 Es medio raro ese tipo...si..
No me lo digan ja ja

Gracias por leer♥

Mi querido Mark ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora