-Buenas tardes.-dijo el hombre acalorado por el veraniego clima-Mi nombre es Gerard.
-Un gusto señor.-el joven se levantó automáticamente, un tanto nervioso. Sin duda, el hombre no parecía de lo más feliz por verlo junto a su hija-Me llamo Mark.-sonrió-Tiene una casa muy bonita.
Juliette rascó su cabeza, como hacía algunas veces que se hallaba tensa y dio un suspiro, al mismo tiempo que Gerard hablaba.
-Gracias, muchacho.-las cejas del señor Thompson se enarcaron un poco. Cayó a tierra en cuanto vio el teclado que había en el suelo-Veo que tocas ese de allá.-señaló, para la sorpresa del pelinegro-¡Yo también tenía uno de más joven!-eso último, lo dijo con una felicidad increíble. Para colmo, ni Jul sabía eso.
-¿En serio?-Mark ya estaba emocionado-¿Tocaría una melodía? Me encanta conocer a nuevos músicos.
Gerard rió al oír como lo había llamado. Él estaba muy lejos de ser un profesional. Además, los años seguramente lo habían oxidado un poco. Juliette, ya más tranquila, y contenta por ver lo que sus ojos veían y escuchaban, se limitó a ir hasta su laptop y cerrarla, para luego notar como papá tomaba asiento en la silla de jardín.
-Estoy viejo, y me he olvidado como hacerlo...pero si mal no recuerdo...
El señor de la casa comenzó a tocar una melodía que en su piano sonaba diferente, pero mantenía el estilo perfectamente. Los jóvenes lo veían mover sus al principio, dudosos dedos, pero después, veloces conocedores de las teclas. Al show se sumó Diane, con más galletas, y una sonrisa de oreja a oreja. ¡Que maravilla! Gerard había aceptado al casi novio de Juliette, según ella.
-¡Usted es todo un experto, señor!-dijo el muchacho, sinceramente emocionado-Nunca podría tener tanta velocidad.
-¡Fue estupendo, papá!
-No...ya necesito un cambio de aceite.-rió Gerard, un poco más feliz por recibir aquellos halagos-¿Tocas hace mucho?-preguntó luego, poniéndose de pie nuevamente.
-Ah...desde los diez años, supongo. Esto y el piano...es algo que me fascina.
-Que bello...-habló Diane-Juliette ama cantar...-la joven bajó la mirada, sabiendo que su madre ya empezaría-Si la escucharas...
-¡Puf!-todos miraron hacia el chico que asentía repetidas veces-Es una cantante magnífica.
Diane soltaba un arcoiris por los ojos, y Gerard no tanto. Sin embargo, sabía del don que poseía su hija, y Mark ya le había caído bien. ¿Qué podía decir? Era un chico muy agradable que además...¡Tocaba el piano! Por otro lado, la castaña permanecía quieta observando a los humanos que la rodeaban. Todo estaba saliendo bastante diferente a como ella lo imaginaba.
-Bueno...hum...-ella movió sus pies y se balanceó-Tenemos que practicar...
-¡Ah claro!-Diane cayó en la cuenta de que debía aprovechar que su hija tenía tiempo para pasar con el joven. Cuanto más platicaran, ¡más chances habrían! Tomó el brazo de su marido y tironeo para que se fueran. Gerard no seguía tan convencido.
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Mi querido Mark ©
Подростковая литератураDesde su pequeño negocio, lo vio llorar, y no supo que le pasaría. Él creyó que nadie lo estaba viendo. Una novela en la que al igual que la realidad, el amor, la felicidad y la muerte, conviven juntos. ... ¡Tenemos un hermoso booktrailer creado por...