Se había maquillado de manera natural, pero resaltando sus ojos. Se colocó sombras en tonos marrones, mascara de pestañas e incluso, sintiéndose profesional, un poco de corrector en las ojeras. Siempre le había gustado el maquillaje, pero al no hacerlo para diario, no quería que todo el mundo notara su gran cambio.
—Bueno, creo que estamos todos listos. —Su madre miró a su marido, para luego mirar a su hija—. Estas preciosa, cariño. ¿Segura de que ese chico no te propuso... —Jul negó con la cabeza, mirándola de forma cansina. Ya la habían agotado con ese tema.
—Mamá, suponiendo que llegara a pasar algo, ¿no crees que hubieras sido la primera mujer del pueblo en enterarte? —Diane rió, admitiendo de manera inconsciente, que ella era demasiado cotilla—. ¿Seguro que quieren venir temprano? Nosotras estaremos ocupadas un rato, pero luego habremos culminado.
—Si, además, no puedes irte tan arreglada en bicicleta. —Sus padres ya estaban caminando hacia la puerta. Los tres salieron y Gerard cerraba con llave, mientras su madre le seguía hablando—. Te empolvarás toda y sudaras. Te aseguro que a Mark no le gustaría tenerte cerca...—Gerard se acercó a su lado y le enarcó una ceja.
—Ay, no empieces con eso, como si tuviera que recordarte cada vez que me pedías un abrazo. —Juliette rió ante aquello. Gerard solo negó con su cabeza, mientras abría la camioneta.
Mientras viajaban al pueblo, su estomago se retorció, pero se obligó a pensar lo que su amiga le había dicho. Debía estar segura de si misma, con eso bastaría. Sus padres platicaban de manera animada, una canción de los ochenta sonaba en la radio. Era un día caluroso, pero no lo suficiente como para decir que estaban en verano. Casi que parecía primavera. A través de la ventanilla, se veían esas mariposas amarillas que abundaban en esas fechas.
—Ah mira, allá está Thania. —Su padre la señalo.
Se veía linda en su vestido color coral. Gerard terminó de estacionarse y los tres bajaron del vehículo.
Se respiraba el ambiente festivo, y en el escenario, los músicos estaban acomodando sus cosas. La decoración se mantenía intacta, y Jul supo que los banderines no se volarían ese año. Thania se acercó a ella, sacándola de sus pensamientos.
—Ah, bueno. —La rubia la escaneo de abajo hacia arriba, mientras emitía un silbido. Jul suspiró, sonriendo y poniéndose más nerviosa. ¿Estaría bien su atuendo?—. Si el pálido ese no queda de colores, también está ciego. —Juliette la regañó con la mirada, la otra rió—. No, en serio, estás preciosa, Jul. Todo irá de maravilla.
Interrumpiendo el momento, apareció uno de los chicos que venderían la mercancía. Habían preparado el puesto y se veía adorable. Tenía cup cakes de papel colgados, serpentinas de colores y el techo era rojo y blanco. Obviamente, estaba rodeado de luces para la noche. Su puesto era uno de los más importantes.
Acomodaron cada cosa en su lugar respectivo. Estaba todo preparado para que la gente se acercara a degustar y comprar lo que más lo hubiese endulzado. El alcalde andaba deambulando por allí, revisando que cada cosa estuviera perfecta. Aquel hombre disfrutaba mucho esos momentos en los que toda la gente se reunía a compartir.
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Mi querido Mark ©
Genç KurguDesde su pequeño negocio, lo vio llorar, y no supo que le pasaría. Él creyó que nadie lo estaba viendo. Una novela en la que al igual que la realidad, el amor, la felicidad y la muerte, conviven juntos. ... ¡Tenemos un hermoso booktrailer creado por...