Capítulo 14

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-Bueno, justamente ahí viene Simón

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-Bueno, justamente ahí viene Simón.

Los chicos caminaban por el caminito de la entrada. Al verlos llegar, Simón el gato acudió maullando, al ver un nuevo visitante. Lo olio, ante la atenta mirada de ellos, pero luego perdió el interés.

-Que gordo es. En casa, tengo uno. Ahora se quedó con mi padre, supongo que se la estarán pasando bien juntos.-sonrió sarcásticamente-Odia los gatos.

-Oh...-ella siempre se asombraba cuando alguien no gustaba de ellos. ¡Si eran preciosos!-Que lástima.

Llegaron al porche y Jul dejó su bicicleta en el suelo. Subieron las escaleritas y entraron dentro. Había sonido a platos y recipientes, junto a un delicioso olor a galletas con chispas de chocolate. El estómago de Juliette rugió y Mark suplicó mentalmente que les dieran unas. En la sala, apareció Diane, de lo más sonriente, con un pañuelo en la cabeza, y un paño entre las manos. Paseó con una sutileza estupenda los ojos por el chico.

-Buenas...-incluso fingió no saber que vendría, su hija estaba de lo más sorprendida.

-Buenas tardes señora...-Mark extendió su mano, pero la mujer ni la vio, y se acercó para darle los típicos dos besos-Un gusto conocerla. Soy Mark.

-¡Ah hola! Si, Jul nos ha hablado mucho de ti. Yo soy Diane.

Las miradas se clavaron en la chica que enrojecio terrible. ¡Que les había hablado de él! ¿Cuándo? Sin duda, el comportamiento ya estaba siendo muy bueno para ser verdad. La chica suspiró y casi como nunca hacía, rodó los ojos, suplicando porque su madre no hiciera mas de las suyas.

-Mamá, tenemos que buscar la canción y toda la cosa...

-Claro, si, lo recuerdo. Bueno, entonces...¿quieren un café?

Tenían calor todavía. El verano, y más por las tardes, cuando el sol no quería irse, era un poco molesto en demasía. Thania y Nathan seguro estarían de lo mas bien chapoteando por ahí. Así que, ambos negaron.

-Ah, entonces algo fresco-Diane comenzó a irse a la cocina-Vayan que yo se los llevo.

La castaña pensó dónde demonios harían el trabajo. Siempre se sentía más cómoda en su cuarto, pero ahora le daba vergüenza subir con él. Por suerte, había dejado el portátil cargando y afuera estaba refrescando. Minutos despues, la madre apareció nuevamente, con una fuente que tenía galletas y dos vasos grandes con zumo de naranja.

-Debo buscar unas cosas arriba, ¿quieres llevar eso al patio de atrás? Ya vengo.-dijo, mientras subía las escaleras. Diane negó con la cabeza, y le hizo una seña al chico para la siguiera afuera.

Mientras tanto, Jul comenzó a buscar su portátil, que seguía en el enchufe y también tomó su libreta con anotaciones. Antes de salir, pasó frente al espejo y notó que su rostro estaba de lo más demacrado. ¡Que vergüenza! Si bajaba al baño, su mamá la regañaria por dejar a su invitado sólo, así que buscó velozmente su máscara de pestañas y se pasó dos capas de esta. Claro, fue de lo más profesional, porque él no podía notar que se había maquillado. Volvió a tomar sus cosas, y antes de salir, pensó en lo ridículo de su actuar.

Mi querido Mark ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora