Capítulo 1

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          Nadie, he dicho, nadie tiene la vida perfecta, a un que a muchos les agrada esa idea, es imposible. ¿que como lo se? Yo la tenía, mi vida era perfecta, tenía un par de amigos con los que contaban incondicionalmente, y ellos sabían que podían contar conmigo para lo que sea. Tenía unos padres maravillosos por los que daba la vida, una pequeña y hermosa hermana menor por la que haría cualquier cosa. Un guapisimo novio que me desmostraba cada día lo mucho que me amaba y al que yo amaba.
Mis notas siempre fueron buenas, era popular, y mis maestros siempre estaba contentos con mis tareas. Tenia todo, además del dinero ¿que más podía pedir? Nada. Tenia dinero, amor, felicidad, salud. Tenia todo.

En los últimos dos meses mis padres realizaban "fiestas" en casa, no lo entendía, este no era un hábito de ellos, de siete dias de la semana mínimo había cuatro o cinco días de fiesta.
Esto me causaba problemas ya que no podía consiliar el sueño hasta altas horas de la madrugada, y tenía que levantarme temprano para ir a la escuela.

Hoy mi día transcurrió normal, me levanté, he hice todo como normalmente lo hago. Fui a la escuela, miré a mis amigos, estuve en rato con mi novio, hice mis deberes, hice todo normal. Entre a la ducha y después de ella me puse la pijama para irme a dormir.

—¡Liv! Hija, despierta, levantate—entra mi madre a mi habitación.

—no, quiero dormir— gruño tapandome la cabeza con la almohada.

—anda levantate— me quita las cobijas —¡por favor! ¡Liv!— me toma de la mano.

—ya voy—digo mientras me tallo mis ojos adormilados —pero si son las 3:00 A.M.— me quejo.

Caminamos por el pasillo para bajar las escaleras. Se escucha el murmullo de las personas en la estancia.
Todos las personas rodean una mesa, veo a mi padre frente a un hombre, ambos se miran fijamente, y ni parpadean.

—mami ando en pijama— susurro en su oído.
No me hace caso llegamos hasta la mesa y nos ponemos a un lado de mi padre.

—hecho— dice el hombre que está enfrente a mi padre.

—Liv, pon una mano en la mesa— ordena mi padre.

—¿que? ¿para que?—enarco las cejas confundida.

—Haz lo que te digo— ordena.

—pero...—

—¡LIV PON LA MALDITA MANO EN LA MESA!—me grita delante de todos.

Dudo en poner la mano en la mesa, al final dejo mi palma sobre esta, todos me ven con pena, no entiendo que sucede, miro a mi padre quien tiene la frente sudorosa y se afloja el nudo a la corbata. El otro hombre solo sonríe.

Ambos dejan ver las cartas que tienen en la mano, no soy experta en apuestas ni en juegos de mesa pero esto parece blackjack.
La suma de mi padre es de 20, miro hacía el otro lado y hay un "as" y un diez, no se cuanto valga el "as" pero la cara de mi padre lo dice todo.
Miro el centro de la mesa, hay enormes paquetes de dinero, además de varios papeles y... mi mano.

—no— susurro para mi. —no— digo más fuerte —¡NOOOO!— grito.

—Edgard— dice mi madre tapándose la boca y con los ojos llorosos.

—¿como te atreviste?— mi decepción es evidente.

—hija lo lamento— intenta abrazarme.

—¡NO!— grito ahogandome con mis lágrimas —¡ME APOSTASTE!— lo empujó —¡A MI, QUE SOY TU HIJA!—

—¡hija!—

—¡NO! yo ya no soy tu hija me acabas a perder—limpio mis lágrimas —eres un hijo de pu...— no termino de ofenderlo ya que me da una cachetada.

Llevo mi mano hacia mi mejilla y la masajeo, no se como, pero mi mano se estampa en su cara. Me mira con coraje y de nuevo me da una bofetada tan fuerte que me hace caer, siento algo tibio caer por mi mentón, me limpio y veo sangre en el dorso de mi mano.
Me levanto llena a odio y coraje, veo al individuo que ganó la apuesta.

—ni crea que iré con usted— digo con los dientes apretados.

—pues si no te vas conmigo en este instante tus padres pagarán las consecuencias— hace una seña, un par de hombres apuntan a mis padres con armas.

—no me importan— miro a mi padre a los ojos —haga lo que quiera con ellos—

—bien—

Mi padre abraza a mi madre quien llora desconsolada, pero no siento remordimiento por lo que les pueda suceder. Lo habría sentido antes, hubiera sido yo quien con gusto hubiera dado la vida por ellos pero ya no.
El llanto de una niña me hace volver a mi triste realidad, mi pequeña Danna viene llorando en los brazos de un hombre musculoso.
Mis padres toma a mi hermana en brazos y los hombres le apuntan con sus armas.

—¡No! ¡por favor no!—me pongo en medio de las armas —no les hagas daño— pido.

—si no quieres que les pase nada, vendrás conmigo—

—no lo hago por ustedes—volteo a ver a mis padres —por mi ustedes pueden pudrirse en el infierno, pero no dejaré que le hagan daño a mi hermana— mi padre me abofetea de nuevo haciendo que mi labio se abra más.

—¡respétame! Sigo siendo tu padre—

—¡Eres un bastardo hijo de puta!—se acerca para abofetarme pero el hombre que ganó la apuesta le detiene la mano.

—te dare una oportunidad mas—me sonrie —escoge, el dinero y tus empresas o tu hija—me ve hablando pausado.

Miro a mi padre con esperanza de que rectifique lo que ha hecho, nos miramos a los ojos y comienza a llorar. Lentamente se inclina sobre la mesa y toma los papeles abrazandolos como si su vida dependiera de ellos.

—¡MALDITO BASTARDO OJALA QUE TE PUDRAS EN EL INFIERNO HIJO DE PUTA!—grito desgarrando mis cuerdas bucales.
Se acerca con enojo y levanta la mano para golpearme.

—ya no tienes derecho sobre ella, si la vielves a tocar te cortare la mano— dice el ganador mientras lloro.

Voy por mis cosas, tomo una pequeña maleta y pongo un par de cambios, tomo mi mochila con mis libros y mi laptop. Y una foto de mi pequeña hermana.
Bajo con mis cosas y me pongo a un lado del hombre, se abrocha los botones a su saco y le da la mano a mi padre.

—puedes despedirte si así lo deseas—

Me acerco a mi hermana y la abrazo como nunca lo hice, le doy un enorme beso en la mejilla y la dejo en los brazos a mi madre.
Me doy media vuelta y me pongo a un lado del hombre.

—es hora de irnos— me ve —fue un placer hacer negocios Edgard—sonríe.

Lo sigo hasta la puerta de donde hasta hoy fue mi hogar, las lágrimas silenciosas salen, las limpio.
Me abren la puerta de una enorme camioneta negra, miro por última vez lo que fue mi casa y me subo al auto.

Lloro en silencio por el dolor tan grande que me han causado, ¿que les hice? No lo se y ya no importa, los que se suponían que me protegerian son los que me dejaron a merced de no se quién.
Mi vida cambio sin haber hecho algo para merecerlo, tengo que cargar con las consecuencias de actos de otras personas.
Lo tenía todo y ahora...No tengo nada.

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Alo guap@s!!!

Este es el primer capítulo de
SIEMPRE LIBRE.

Espero que les guste y se animen a comentar.
Dependiendo del apoyo que tenga esta novela decidiré, si la continuaré. Espero con ancias sus comentarios.

I LOVE YOU GUYS SO MUCH
😘😚

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