Capítulo 30

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Me quedé como estúpido al escuchar semejante confesión, si al verla no sabía que hacer, ahora menos.
Me siento nuevamente tratando de asimilar cada palabra. Después del desayuno me despido de ella. Sólo quiero que las horas pasen rápido...

Llego al lugar y trato de mentalizarme, un día hice mía a la mujer de mi vida, y al día siguiente la perdí por algo sin sentido, pero hoy regresa a mi por su propio pie, pero no vuelve sola, regresa con el fruto del amor que nos entregamos esa noche, y por lo que siento en mi pecho aún le tengo amor.

Sin darme tiempo de meditar, me bajo con mis cosas en mano, entro a ese resaurante de niños, de inmediato la encuentro entre la multitud, se tensa un poco pero lo disimula.

-toma asiento, iré por el niño- le hago caso. Es tanto el nervio que siento que moriré en cualquier momento.

La miro que viene con lágrimas en los ojos, pero mi vista se dirige insistentemente al pequeño ser que tiene en brazos. Se para justo frente a mi.

-cariño, aquí está tu papá ¿quieres verlo?- le pregunta.

El niño se aferra a su cuello, mi corazon bombea con demasiada fuerza que siento que el órgano se saldrá de mi caja torácica. Temo que el niño se niegue a conocerme, si eso sucede, no pienso forzar las cosas. Pero para mi sorpresa asiente.
Liv tiene que reposicionarse para que el pequeño me tenga en su campo de visión.
Me encuentro con sus hermosos ojos negros idénticos a los míos, se abalanza sobre mi y no dudo ni un segundo en tomarlo, lo abrazo lo más fuerte que puedo sin hacerle daño, cuando menos pienso comienzo a llorar y Liv también.

-te extrañé- dice en mi cuello.

-ya no tendrás que extrañarme, de ahora en adelante siempre estaré para ti campeón- prometo

-te quiero papi-

-y yo a ti mi pequeño- digo sin pensar.

Por alguna extrañas razón, un sentimiento más grande que el universo entero creció con simplemente con verlo a los ojos, ahora se que no hay nada que haga por mi hijo, no necesito una prueba de ADN para verificarlo.

-tengo hambre- en ese instante llega una pizza -mami ¿puedo sentarme con mi papi?- ella sonrie y asiente.

Comemos entre risas, le pregunto todo lo que puedo, en menos de 5 minutos quiero saber de su vida entera. El termina de comer y se va a jugar.

-el día que tu quieras y en el laboratorio que tu decidas haremos las pruebas- dice nerviosa.

-no- digo firme.

-¿que?- su rostro se torna de preocupación.

-no necesito ninguna prueba de ADN para saber que Demian es hijo mío- se tranquiliza con mis palabras.

-pero...-

-ese niño es mio- así lo creo -y quiero que sepas que haré todo lo necesario por su bienestar, incluso contrataré un abogado para darle mi apellido-

-eso no es necesario- dice sorprendida.

-lo es- digo firme -le daré mi apellido a mi hijo, además me haré responsable de su educación y todo lo que necesite-

-¿podemos ir al parque de ahí?- señala el que esta cruzando la calle.

-si mi amor- reponde Liv.

Pagamos todo lo que consumimos, tomo a mi hijo en brazos mientras cruzamos la calle.

Liv esta nerviosa y no entiendo porque, tal vez piensa que un día los dejaré, pero esa día jamás sucederá.

Demian lucha para que lo deje en el piso, y en cuanto lo hago corre hasta los juegos del parque.

Siempre LibreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora