Capítulo 8

8.7K 621 41
                                    

          Algo se mueve lentamente en mi cabeza, los movimientos son suaves, letos y delicados. Abro los ojos y me doy cuenta que estoy en el pecho de Daniel. Literal.

Intento levantarme, pero me toma de la cintura y lo impide

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Intento levantarme, pero me toma de la cintura y lo impide.

—buenos días— susurra.

—hola—

—¿dormiste bien?— asiento

—¿y tu?—

—de maravilla— susurra

—estamos en una posición muy comprometedora—

—no me molesta— me paga más a su cuerpo —¿a ti te molesta?— niego —eres hermosa— ¿en verdad dijo eso o aluciné?

—a la que le molestará es a tu novia si se entera—levanto las cejas.

—gracias—

—¿por?— pregunto frunciendo el ceño.

—por hacerme ver que me porte mal con Cecilia, espero que me perdone— dice apenado.

—¡por eso te amo!— chilla Cecilia, parada en la puerta.

Nos separamos de golpe, creo por primera vez en la vida me he sonrojado. Cecilia corre hasta la cama y de deja caer en medio de nosotros, llena de besos a su hermano. Daniel sólo ríe por el acto de felicidad de su hermana. Y yo... sólo lo miro enbobada.

—¿y?— pregunta Cecilia incada en la cama frente a nosotros.

—¿y que?— pregunto nerviosa por su respuesta.

—¿regresaremos a la mansión de los pinos?— le pregunta a Daniel, y yo suspiró alivida por su pregunta.

—no— dice Daniel —les tengo un sorpresa—

—bien, yo los dejo para que sigan haciendo sus cosas—sonríe picara.
Se va corriendo azotando la puerta.

—de pena ajena— susurro.

—creo que opinamos diferente—se levanta y se va al baño.

Después de mucho rato de estar encerrado sale, pero con una toalla en la cintura y el cabello humedo.

Después de mucho rato de estar encerrado sale, pero con una toalla en la cintura y el cabello humedo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Siempre LibreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora