Capítulo 3

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          Me muevo entre las sábanas, no tengo ganas de levantarme, pero recuerdo que tengo que ir a la Universidad. Me estiro y me siento en la cama, enfocó la vista y no reconozco el lugar. Poco a poco los recuerdos vienen a mi mente. Volteo lentamente a mi lado, un hombre fornido de tez bronceada está a mi lado, me levanto y tomo mis cosas que están en un sofá de la habitación, salgo de ahí, estoy desorientada, bajo por la escaleras que me llevan al recibidor, abro la puerta. Salgo de la casa corriendo a donde apunta el pie.

¡Dios!

¡esto no puede estar pasandome!

Miro hacía todos lados, pero esto parece una película de terror. Hacia el frente de la mansión hay una enorme pinera, y hacia atrás un gran lago.

Camino por la orilla del lago hasta quedar hasta el otro extremo, miro la mansión y la gran valla de enormes pinos.

Me siento en tronco seco, miro las posibilidades de salir huyendo, pero al parecer todas las posibilidades son nulas

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Me siento en tronco seco, miro las posibilidades de salir huyendo, pero al parecer todas las posibilidades son nulas. Descarto cualquier idea de escapar, haga lo que haga se que no me iré de aquí, al menos no ilesa.

Saco de mi mochila la foto de mi pequeña Danna, sólo de pensar que jamás la volveré a ver me rompe el alma. Las lágrimas corren sin control por mi cara, y lo soyozos son cada vez más fuertes, intento tranquilizarme, pero no puedo controlarme.

Después de un rato de llorar sin control, me levanto del tronco seco, camino por la orilla del lago sumergida en mis pensamientos. Puedo ver que llega una camioneta negra a la mansión, se baja una muchacha con uniforme escolar, su cara muestra una enorme sonrisa, tira la mochila en el piso y corre a los brazos de alguien, un hombre con traje.

El la recibe gustoso, y ella parece feliz de verlo, ella le da un enorme beso en la mejilla y se mete en la casa, el hombre me alcanza a ver, y yo me encojo del miedo. Se sube a la camioneta y esta arranca a mi dirección, no tarda mucho en llegar hasta donde estoy.

Se baja abrochandose los botones de su saco, me ve y tuerce ligeramente los labios. Doy unos pasos hacia atrás, pero tropiezo con algo y caigo a la tierra húmeda. Me toma de los brazos y le levanta.

—bien— dice viendo el reloj de su mano —estarás aquí, puedes hacer lo que te plazca, te aconsejo no introducirte en el bosque ya que es demaciado grande y te puedes perder— dice viéndome a los ojos —si necesitas algo sólo tienes que pedirlo, si es algo que no hay en la casa, pide a la señora Molly que lo traiga cuando compre la despensa, a la joven que acabas de ver es mi hermana se llama Cecilia y tiene 16 años— no hago nada más que verlo.
Se me queda viendo y sonrie. No le veo el lado gracioso.

—¿que pasará conmigo?— pregunto

—nada, sólo te quedarás aquí— dice tranquilamente.

—¿por cuánto tiempo?- digo con lágrimas en los ojos.

—sabes mejor que nadie lo que pasó anoche— suspira —le di la oportunidad a tu padre y te dejó ir por unos cuantos fajos de dinero y una empresa en quiebra— sonríe mostrandome sus blancos dientes —no es por mi, por quien estas aquí, si no por él—

—pero no quiero estar aquí— lloro.

—eres libre de irte—se hace un lado para dejarme pasar —pero no creo que quieras marcharte—

—¡claro que quiero irme!— bramo

—¡¿quieres irte con las personas que te apostaron como si fuese un objeto?!— alza la voz —¡con ellos, como si fueses mercacia sobrevaluada!—

Se me empaña la vista por las lágrimas, pero hasta cierto punto tiene razón, ellos me apostaron como si no les importara ¿a donde podría ir? Ya no tengo familia, mucho menos una casa, lo único he me queda es quedarme aquí, con él... con un perfecto desconocido.

—¿al menos podré seguir estudiando?— abrazo mi mochila.

—¿que estudias?—

—idiomas—

—perfecto— sonríe —tomaras clases por Internet—asiento. Es mejor que nada —así le diré a Cecilia que serás su institutriz— ya no entiendo nada —no quiero que ella se entere de porque estas aquí, no quiero que ella se entere de nada— asiento —así que le diré que tu eres su maestra y le enseñarás idiomas— asiento de nuevo —sube al auto para presentarte con ella— ordena.

Me abre la puerta del auto, subo y cierra la puerta, rodea el coche y sube por el otro lado. Conduce a la casa y me ayuda a bajar.

—¿como te llamas?— pregunta cuando estamos en el recibidor.

—Olivia, pero todos me dicen Liv— miro sus ojos —¿como se llama usted?—

—Daniel, pero todos me dicen señor McNail— dice serio.

—¡Danny!— chilla alguien.

—excepto ella— señala a su hermana que va bajando las escaleras.

—¡Hola soy Cecilia!— me saluda de beso.

—es un placer, soy Olivia— me presento.

—será tu institutriz de idiomas— interviene Daniel

—perfecto, porque el inglés no es lo mio— hace una mueca de horror.

—ni el frances, ni el portugués, ni el alemán, mucho menos el ruso— enumera en broma Daniel.

—serás tonto— Cecilia le da un puñetazo en el hombro.

Sale conrriendo de la casa, y me quedo parada ahí sin saber que hacer. Tiene su vista en mi y sus ojos marrón me hipnotizan. Quita un mechón de cabello de mi cara y lo pone detrás de mi oreja.

—Liv, todo estará bien— susurra —se que es algo imposible de creer, pero te prometo que no te pasará nada, al menos no estando yo a cargo—

—gracias señor McNail—

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Aló guap@s!!!

Volví con esta novela que la tenía pausada.
Se que el capítulo es corto, pero primero subir otro en cuanto pueda.
Espero que les guste esta novela.
Espero sus opuniones con ansasias, ya sea en comentario o por mensaje privado.

I LOVE YOU GUYS SO MUCH
😘

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