Capítulo 9

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          Me siento canasada, y mis pies están a punto de explotar, camino más lento que un Caracol, me obligó arrastrar los pies por la acera. "Sólo una calle más" me digo viendo el edificio que está cruzando la calle.

—señorita Carter— dice una voz gruesa detrás de mi. Volteo y veo al señor del asensor. ¿cómo se llamaba?

—Liv— corrigo —hola...— balbuceo.

—Adrián— dice al darse cuenta que he olvidado su nombre.

—perdone— sonrío avergonzada.

—¿vas a casa?— asiento —¿llevas prisa?— niego —¿quisieras tomar un café?— señala la cafetería que está justo a nuestro lado.

—no lo se— pienso que no sería buena idea. No le conozco.

—anda, vamos, sólo serán unos minutos— insite

—esta bien— murmuró. ¿y si me secuestra? "No tendría quién le diera el rescate" pienso tontamente.

—¡LIV!— gritan mi nombre. Daniel viene corriendo hacia mi, esta acalorado y tal vez... ¿preocupado?

—¿Daniel?— lo miro extrañada.

—¡cielos! Pensé que te había sucedido algo— dice alterado.

Se avalanza sobre mi estrujandome con un fuerte abrazo, parece aliviado de tenerme cerca. Me siento mareada, su fuerte abrazo me está privando de oxígeno. Un falso garraspeo hace que Daniel me suelte, pero no del todo.

—McNail— dice cortante Adrián.

—Donovan— le contesta igual.

—entonces ¿vamos por el café?— Adrián me pregunta a mi.

—yo creo que no— dice firme Daniel.

—creo que otro día será— le sonrio a Adrián un poco apenada por la situación.

—no. Yo creo que no— responde Daniel —ni hoy, ni otro día— me mira molesto

—pero...—

—nos vamos— dice firme.

—no te atrevas a hablarle así!— interviene Adrián.

—¿que?— Daniel lo enfrenta tomando un postura intimidatoria.

—¿o te rompere ese hocico tan flojo que tienes!— lo amenaza Adrián. Dando un paso hacia Daniel.

—¿tu y cuantos más?— se mofa Daniel. Dando un paso hacia Adrián, quedando a escasos centímetros.

—no necesito a nadie mas—

—¡okay basta!— intento meterme entre los dos —¡estamos en la calle compórtense como los supuestos adultos que son!—

Daniel sonrie. Me toma de la cintura y me pega a él, intento separarme pero entierra sus dedos en mi piel causandome daño.
Comienza a caminar y lo sigo pegada a su cuerpo, llegamos hasta el edificio y nos adentramos en el asensor.

—¡no te quiero ver con él!— gruñe en mi cara acorralandome contra la pared.

—no estaba haciendo nada malo— levanto la vista para verlo a los ojos.

—no me importa si estaban haciendo obras de caridad— pega su frente con la mía, pasa una mano por detrás de mi nuca, impidiendome moverme —¡no quiero volverte a ver cerca de el!— su voz fría hace que se me erice la piel. Me le quedo viendo, y me estremezco con sus ojos negros. —¡¿entendiste?!— gruñe serca de mis labios.

—si— digo en un fino hilo de voz.
Se quita el saco y lo pasa por mis hombros, abrocha los botones. Las puerta del asensor se abren y vamos hacia el Penthouse.

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