Capitulo 2

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          Estoy a la deriva, y el miedo hace que este mas alerta, no se que planes tenga mi "dueño" para mi.
Siento un vacío en el estómago, mi cabeza da vueltas, y me cuesta respirar.

Tres horas de camino y el silencio me está matando, miro por la ventanilla pero esta demaciado polarizada para lograr ver atravez de ella, además, la obscuridad de la madrugada no ayuda mucho. Miro al señor, pero este sólo mira hacia el frente, no se mueve, no dice nada, no creo que respire...

Nos detenemos y un enorme portón de acero se abre, avanzamos lentamente por un camino de terraceria, si el auto sigue moviéndose así creo que vomitare.

A lo lejos se divisa la luces de una anorme mansión, poco a poco nos acercamos a ella, estoy comenzado a hiperventilar y todo me da vueltas.
Por fin el auto se detiene, abren la puerta de él y de inmediato se baja, abren mi puerta, me bajo lentamente abrazando mi mochila.

Cinco hombres fornidos redean a mi "dueño" este me tiende la mano, miro su rostro y después su mano.

—das vueltas—murmuro

—¿enserio? ¿justo ahora...?—Lo escucho a lo lejos.

Daniel.

Tras decir eso se desmaya, pensé que sería como en las películas o algo así, que caería en mis brazos, pero me equivoqué, su cuerpo se fue hacia atrás pegándose fuertemente en la cabeza contra el auto, Miguel, uno de los hombre fue mucho más rápido que yo, la agarró, la tomó en brazos.
Caminamos hace la casa, nos abren la puerta y nos adentramos en ella.

—déjala en ese mueble—señaló el sofá.

La dejan ahí y mis hombres se retiran, me sirvo tequila, la veo ahí acostada como si estubiese dormida, con una mano en su pecho y la otra colgando del sofá, su largo y Rubio cabello esparcido por su cara.
Me acerco lentamente a ella, quito los mechones de cabello.

—¡Daniel!—chilla mi hermana corriendo hacia mi

—hola pequeña— la abrazo —¿como estas?—

—quien es ella?— abre los ojos.

—una amiga— sonrío. Miro la mujer que está en el sofa y poco a poco se va moviendo —¿que no tienes que ir a colegio?— le pregunto mirando mi reloj

—si, pero...¿podría faltar hoy?— Junta sus manos y bate sus largas pestañas suplicando.

—no, ahora sube a tu habitación y arréglate— ordeno.

Se mueve con pesar, sube las escaleras refunfuñando. Rio al verla comportarse como una niña malcriada.

—¿que pasó?—mueve la cabeza.

—te desmayaste—

Sólo se dedica a verme, en sus ojos puedo ver el miedo que tiene, si supiera que sólo planeo tenerla conmigo hasta que su padre liquide la deuda que tiene, en realidad no pienso obligarla a quedarse aquí, y mucho menos a hacer algo que no quiera.

—¿que...q..que hará c...conmigo s...s...señor?—tartamudea.

—primero, me llamo Daniel, segundo, sube por las escaleras hacia el segundo piso, entra a la tercera puerta del lado derecho y acuéstate—abre los ojos a mas no poder, de inmediato se le ponen llorosos.

—¡por favor no!— pide llorando —¡por favor no!— se pone de rodillas —¡se lo ruego señor!—

—¿que te pasa?— me inclino para levantarla —solo tu estarás en esa habitación— al decir eso deja de soyozar —sube ahora por favor— eso sonó más duro de lo que pretendía.

Siempre LibreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora