Antes de que pudiera preguntarles de qué se trataba todo aquello, cortaron la llamada, dejándole con las palabras en la punta de la lengua.
Debía ser una broma. Y una muy cruel.
Pero... Viniendo de él; de Jack, porque de Félix mucho no podía decir, tal vez era cierto.
Recordó lo que le dijo antes de irse de su propia casa:
"Avísame cuando te marches..."
Tal vez era el día, y él obviamente no estaba al tanto de ello, pero de todas maneras el irlandés había tenido la bondad de volver a dirigirle la palabra y ¿despedirse cara a cara? No lo sabía con exactitud. Debía pensar con la cabeza fría si pretendía asistir a la invitación y parecer decentemente dentro de sus cabales.
Había llegado el momento de afrontarlo.
Faltaban severas horas para que llegue la indicada en la llamada. Empezó por darse una ducha de agua fría, limpiando sus pensamientos y llevándoselos consigo a través del desagüe. Luego, busco entre la ropa que aún se mantenía en la maleta lo más decente que tuviera. Llamó a su madre sin razón aparente, solo para escuchar su voz que siempre lo calmaba en momentos así. Entró a su cuenta de Twitter para escribir algo después de semanas de inactividad completa. Solo fueron palabras burdas, como "¡Hey! ¿Cómo están?", pero que de todas maneras creó un revuelo por su supuesta "reaparición"; otra vez, las notificaciones explotaban.
Se había olvidado por completo de cuanta gente lo quería por no saber su realidad.
No era momento de enfocarse en eso. Pasó horas y horas caminando en círculos en el apartamento de poco espacio. Ese movimiento monótono reflejaba exactamente lo que era su cerebro en ese instante: un lugar sin salida, en donde caminaba y caminaba y siempre era igual, pero sabía que las cosas cambiarían tras tener la oportunidad de decir, de una vez por todas, lo que tenía pensado para Jack.
La alarma de su teléfono móvil, que había configurado con anterioridad, le avisó que faltaban solo treinta minutos para el encuentro. Terminando con la caminata, tomó sus llaves, celular y dinero necesario. Ya había empacado también, prediciendo que volvería a su casa de una vez abandonando aquel lugar viejo e inmundo, para siempre. Bajó al hall, encontrándose con Suzy.
— ¿Ya te vas? —dijo de mala gana la vieja.
—Para su suerte y la mía, sí —le tiró unos billetes sobre el escritorio—. Hasta nunca —le sonrió en un intento de amabilidad.
Oyó algunos insultos típicos del siglo pasado dirigidos hacia él, pero no le importó. Ya tenía demasiado con sus nervios como para lidiar con los de una anciana.
Paró un taxi. Le indicó su destino.
Destino que lo cambiaría todo.
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— ¿Crees que ya esté cerca?
—De seguro sí. Tú ve y escóndete de una vez, o lo arruinarás todo.
— ¿Y qué sucede si no viene?
—Vendrá. Chicos, ustedes lo conocen bien, saben cómo es Mark y que no dejaría pasar la oportunidad.
—Tienes razón... ¡Hey! ¡Allá viene el taxi!
—Vamos, vamos, ¡lárguense de aquí! ¡A sus puestos!
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Bajo del coche tras pagarle al taxista. Recién en ese momento, se percató de quién era el taxista. Se trataba de nada más y nada menos del mismo que había sacado las fotos de él y Jack a pedido de Félix.
El hombre aceleró a fondo tras dejarlo. Le pareció absurdo, porque tampoco tenía nada que decirle al pobre muchacho que solo había obedecido ordenes.
En fin, le echó un vistazo al parque. No había nadie, como era de esperarse; solo un manto de oscuridad que comenzaba a acaparar el lugar que hace tan solo horas, habría estado completamente iluminado, lleno de familias disfrutando un día más juntos, divirtiéndose en las diferentes atracciones. Se estaba comenzando a arrepentir de haber ido, básicamente porque le olía a una mala broma que lo había atrapado en un momento débil como aquel, dejando una vez más en evidencia su completa estupidez y que tan fácil era de convencerlo siempre. Aún apostando para que la promesa de reunión fuera cierta, se adentró un poco más en el lugar, llegando así al costado de la inmensa ruleta circular sumergida en tonos grisáceos, más deprimente que nunca.
Suspiró, formando una nube de vapor que observó como desaparecía, al igual que sus esperanzas. Se dio la media vuelta, aún cargando con sus maletas, solo deseando que aunque sea Jack cumpliera con algo que dijo y le haya dejado las llaves de su casa en el lugar indicado.
De pronto, luces se encendieron a sus espaldas, obligándolo a girarse de nuevo y admirar el espectáculo de ver aquella ruleta totalmente encendida en medio de la noche. Se asustó por un instante, pensando que tal vez habría tocado algo sin querer y que aquello causara lo que estaba presenciando ante sus ojos. Sin embargo, una silueta apareció del otro lado. Ahora, el temor era real, pero se difumino al instante cuando divisó aquellos cabellos verdes asomándose, siendo iluminados por las luces amarillentas. La silueta se aclaró, dejando ver a Jack vestido con traje y corbata, y con un ramo en una de sus manos. Se acercaba apacible, como si él también tuviera miedo de algo, o tal vez solo era una ilusión ante su negación de creer lo que estaba viendo.
Era él. No había sido una broma o una mentira.
—Mark —dijo el irlandés, con una amplia sonrisa—, me alegro que hayas venido.
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⚫️Bet to love you⚫️ [Septiplier]
FanfictionUna apuesta concisa, hacía uno de los sentimientos más vulnerables del ser humano: el amor. De todas maneras, ya no había vuelta atrás. [Septiplier] [JacksepticeyexMarkiplier] [Fanfic] [Español/Spanish]