Capitulo 3

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"No me llamo morena."


Todavía recuerdo esa sonrisa que me salía sola en los labios al pensar en ti y en las cosas que quería decirte. En los momentos que quería compartir junto a ti, pero al final se fueron a la mierda.

Y no te culpo a ti... ni a mi, ni al destino. Culpo a mi mente que creía que quizás era mejor esperar el momento indicado. Y lo cierto es que hay cosas que sólo pasan una vez, y o las coges en ese momento, o se van. Las oportunidades al fin y al cabo, son como los trenes. Hay algunas que sólo pasan una vez, esperan un tiempo determinado y luego parten a otro lugar... para que otra persona las coja.

Y qué jodido es que el insomnio tenga nombre y apellidos... pero más jodido es que mi insomnio tenga los tuyos.

Había estado realmente enferma durante la última semana. Apenas había ido a la universidad, en realidad, había estado en mi casa durante todos los días. En mi cama, con 39 de fiebre y sin parar de estornudar y toser.

—Vaya, la desaparecida— Comentó Pablo mientras me saludaba al pasar por su lado. Me acerqué a él sonriente.

—Estaba enferma, por eso no he venido por aquí.— Me encogí de hombros mientras pasaba mi mano por mi cabello, era un tick que tenía y no había manera de quitármelo.

—¿Estás mejor?—

Asentí sonriente. —Si, gracias. Aunque lo he pasado fatal. ¿Qué tal las clases?— Le pregunté con curiosidad mientras caminábamos tranquilamente por el hall en dirección hacia el comedor.

Se encogió de hombros descuidadamente. —Sin más.—

—Vaya, ¿a qué viene esa cara? ¿ha pasado algo?— Le pregunté algo extrañada mientras entrábamos al comedor. El olor a arroz me invadió por completo y mi estómago rugió.

Negó con su cabeza mientras le quitaba importancia al asunto agitando su mano. —No, no pasa nada. Pero es muy difícil... no sé dónde narices me he metido.—

Hice una mueca con mis labios. —Coincido contigo en lo mismo. No sé en qué demonios estaba pensando cuando me metí a estudiar filología.— Suspiré con resignación. —Si te puedo ayudar con algo, sólo tienes que decírmelo.— Dije antes de coger nuestras bandejas con comida.

Asintió con su cabeza. —Gracias. Te debo una.— Me sonrió ampliamente mientras yo me dirigía hacia una de las mesas del comedor. Todo estaba lleno y me tuve que sentar en una esquina con Pablo.

—¿Dónde está Michelle?— Preguntó con curiosidad Adrián al vernos. Se puso a nuestro lado.

Negué con mi cabeza. —Se pasa todo el día en la universidad, no sé apenas nada de ella.—

Soltó una carcajada. —Lo esperaba.— Ladeó su cabeza con curiosidad mientras Pablo vertía agua sobre mi vaso y yo le agradecía.

Miré a mi alrededor sintiendo unas cuantas miradas sobre mi. Había un grupo de chicos, a mi juzgar de más edad que yo, que no quitaban su mirada de encima de mi. —Me fascina lo disimulada que es la gente... sobre todo los tíos.— Dije negando con mi cabeza.

—Vaya, les has gustado a los veteranos de aquí— Comentó Adrián con diversión en sus palabras.

Arqueé mi ceja. —Sí, seguro.—

—Ya te dije que éste año terminarás con novio, y si no... tiempo al tiempo.— Adrián llamó la atención de Pablo con sus palabras.

—¿Hablas de Cloe?— preguntó curioso.

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