Capitulo 21

1.3K 126 67
                                    


"No necesito explicaciones, no somos nada."

Soy una persona que se fija en los pequeños detalles, que a veces prefiere estar totalmente aislada del mundo y ver películas o series o incluso escribir encerrada en mi cuarto, y a veces me dan ganas de salir de fiesta hasta las diez de la mañana. Soy de blancos, de negros... y a veces de grises, pero sobretodo de extremos. Soy fría, pero cuando me abro puedo ser la persona más cariñosa que hayas podido conocer en tu vida. Porque ser fría no significa tener un corazón de hielo, significa que ya nos lo han helado lo suficiente y necesita calor y cariño para descongelarlo. A veces puedo ser una gran cabezota, me río muy alto, me encanta bailar e imaginarme cosas en la cabeza cada noche que me voy a dormir... pero sobre todo, soy una persona que cuando quiere, quiere de verdad, y cuando da algo, lo da todo. Me he arriesgado mucho, pero apenas he ganado, y tengo ganas de dejar de perder ya, porque aprender, he aprendido bastante.

Soy una persona que por muchos palos que me hayan dado, sigo queriendo a la gente igual y sigo teniendo la misma ilusión con los demás.

A veces me paro a pensar, si he querido tanto a la gente que me hacía más daño que bien, imaginaos lo feliz que seré cuando un día se cruce en mi camino alguien que realmente merezca la pena.

Soy muy complicada, pero al fin y al cabo, sólo estoy tratando de ser feliz.

Estaba acostada todavía sobre la cama mientras miraba al techo suspirando profundamente. La fiebre que había tenido durante el fin de semana me había dejado hecha polvo y no tenía ganas de nada.

Escuché cómo alguien caminaba por el pasillo y me acurruqué en el nórdico mientras alguien se asomaba por la puerta y posaba sus ojos sobre mi. —¿Estás mejor?— Preguntó mientras yo sonreía por aquella pregunta.

Asentí. —Un poco mejor.— Murmuré sin ganas ni fuerzas para levantarme.

Dio la vuelta a la cama y se sentó a mi lado mientras me miraba con curiosidad a los ojos. Hice una mueca. —Siento no haber podido ayudarte pero— Me interrumpió inmediatamente.

—Cloe, no tienes que decir que lo sientes... estás enferma.— Lamió sus labios mientras yo asentía con mi cabeza.

—Está bien.— Suspiré con resignación. —¿Te vas a quedar?— Pregunté algo confundida.

Asintió con su cabeza. —No quiero dejarte así, además... hoy no tengo nada que hacer y mañana sólo tengo una clase, me la puedo saltar.—

Ladeé mi cabeza. —José, no quiero que pierdas clase.—

—Pero mira cómo estás.— Me miró con atención. —No voy a dejarte sola, Cloe.— Comentó mientras pasaba su mano por mi espalda suavemente acariciándola con cuidado.

—Gracias por venir y quedarte.— Le miré atentamente mientras suspiraba. Mis ojos se empezaban a aguar, siempre que me encontraba mal estaba más sensible de lo normal.

Sonrió levemente. —No me tienes que agradecer nada... te tengo que agradecer yo.— Suspiró mientras yo me estremecía por sus palabras.

—¿Por qué?— Pregunté curiosa.

—Porque hacía mucho tiempo que no me hacían sentir tan bien... y que alguien se preocupaba tanto por mi.— Tragó saliva con dificultad.

Sonreí pasando mi mano por su espada y me incorporé con cuidado en la cama. Sin ni siquiera decir nada, haciendo que el silencio nos invadiera por completo, le abracé atrayéndole a mi cuerpo mientras apoyaba su barbilla en mi hombro. —Eres increíble.— Era algo que no me cansaba de decirle mientras le miraba a los ojos cómo una auténtica idiota.

MírameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora