Capitulo 14

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"Tú no eres cómo las demás."


Siempre he pensado que la gente que más hace por ti es la que más se merece estar en tu vida. Pero a veces somos idiotas, porque aunque no hagan nada por nosotros... les hemos cogido tanto cariño y les queremos tanto, que ni siquiera podemos apartarnos de ellos cuando nos hacen daño.

Es cómo si estuviéramos de rodillas delante de ellos, nos hicieran daño, y nosotros los permitiésemos. Hay amores que no son sanos, son destructivos y nocivos, pero lo que sentimos por esas personas es tan fuerte, que no nos atrevemos a alejarnos de ellos. Porque lo bueno que pasamos a su lado fue tan increíble, que no pensamos que lo encontraremos en alguien más.

Por eso nos aferramos a las personas cuando hay más motivos para irse que para quedarse, porque les queremos. Aunque a veces quererles, nos haga daño.

Y nos haga parecer idiotas en los ojos de la gente.

Así que espero que algún día piensas en lo que yo hiciera por ti, mires alrededor, y te des cuenta de que nadie te quiso e hizo tanto cómo yo.

Estaba en shock totalmente. En un par de horas, había pasado de llorar cómo una completa idiota porque el chico que llevaba meses volviéndome loca, se había marchado. Había vuelto. Habíamos acabado bajo la lluvia besándonos delante de todos sus amigos y ahora me acababa de decir que era compañero de la peor persona posible.

¿Qué narices acababa de decir?

—¿Qué?— Pregunté con incredulidad mientras él mordía una esquina de su labio algo incomodo aparentemente. Todavía seguía encima de él, y no tenía ganas de ir a ninguna parte... allí se estaba tan bien.

—El equipo que me ha fichado es el mismo equipo que el de Andrés, así que vamos a ser compañeros.— Se encogió hombros mientras hacía una mueca.

—Joder— Comenté totalmente sorprendida por ello. —No... no lo sabia.—Negué con mi cabeza mientras él acariciaba mis caderas por encima de mi blusa.

Torció su labio y me miró a los ojos acariciando mi mejilla suavemente. —Sé que quizás será un poco incómodo, pero es una oferta incluso mejor que la anterior... y no me tengo que mover a ningún lado.— Se encogió de hombros sonriente.

Parecía un niño con juguetes nuevos el día de Navidad. —Ya, eso es verdad.— Lamí mis labios sonriente levemente y me acerqué a sus labios para besarle de nuevo. Justo al apartarme coincidí con sus ojos verdosos y les miré atentamente, encandilada.

—¿Tienes hambre?— Preguntó con curiosidad mientras yo negaba con mi cabeza.

—¿Tú?—

Él negó seguro de su respuesta. —Hemos cenado antes de entrar al Ave.—

Hice una mueca mientras me levantaba con sus brazos de su regazo y me apoyaba en la cama. —¿Sabes qué?— Me miró con atención.

—¿Qué?— Pregunté divertida rompiendo el silencio.

Agacho su mirada algo nervioso y yo le miré curiosa. Parecía que iba a decir algo crucial. —Quizás suene raro, pero... una de las razones por las que me alegro de quedarme es por ti.—

Me quedé sin palabras. Yo sonreí mientras pasaba mis manos por su nuca y le acercaba hacia mi boca, mi espalda estaba contra la pared de su habitación y estaba encima de su cama. —No sabes lo que me gusta escuchar eso.— Susurré en sus labios antes de besarle de nuevo, sus brazos envolvieron mi cintura y me acercaron hacia él mientras caíamos en la cama.

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