Capítulo V

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Candy recordaba lo que le había contado el Duque Emanuelle Lemarque, realmente estaba tan concentrada que no se dio cuenta cuando una muy molesta Louise pasaba a su lado y Alfred le llamaba.

- Candy, Candy, despierta, ¿qué haces aquí mi niña? – preguntó Alfred preocupado de verla ahí de nuevo.

- Lo siento, no podía dormir y creo que me quedé dormida – respondió Candy tallándose los ojos. ¿A dónde va Louise? – preguntó cuando logró divisar a la morena en uno de los vehículos junto con John.

- Al pueblo, la mandaron a llamar – soltó Alfred cargando a la rubia que tan sólo al recostarse en el pecho del hombre, se quedó profundamente dormida.

- ¿Pasa algo Alfred?–preguntó Albert al verlo salir de la habitación de Candy.

- Últimamente Candy no duerme mucho, tú sabes, esperemos que no se nos enferme nuevamente – expresó el corpulento Alfred, sonriendo ante la mirada atónita del rubio.

- ¿Por qué lo dice? – el rubio quiso saber.

- Candy estuvo enferma durante el viaje hacia aquí, tuvo un leve golpe, pero la impresión del arresto de los chicos hizo que bueno...quedara inconsciente todo el viaje – relató Alfred.

- No me imagino a Candy enferma, ¡nunca la he visto así!– informó Albert sin poder creerlo.

- El duque Lemarque la estuvo atendiendo y ¿cómo no hacerlo...? – exclamó sorprendido.

- ¿Qué quieres decir? ¡Termina! – lo ansió, un poco enfadado.

- Esto es lo que quiero que me ayudes a entender, Candy y Pierre se pusieron de acuerdo para...comprometerse – Alfred tuvo que decirlo así, esperando lo peor.

- ¿Qué has dicho? ¿Eso es lo que ella me oculta? – cuestionó Albert, observando el contrariado rostro de Alfred.

- ¡Silencio, se supone que somos unos cuantos los que lo sabemos, se darán cuenta los demás! – le informó Alfred a Albert.

- ¿Se ha atrevido? ¡Pues no lo permitiré! ¡Candy es m í a! – espetó furioso.

- ¿Tuya? – Alfred se burló de él.

- Sí bueno, quiero decir que es mi hija – refirió él queriendo borrar su estado posesivo..

- ¡No es cierto, estás enamorado de ella! ¡Louise tenía razón! – Alfred se regodeaba de esa información.

- ¡No, sólo es que me preocupo por ella! –rebatió Albert que sin pensarlo bajó el rostro.

- Sí claro y creo en Santa Claus, bueno, ya que la amas tanto, deberías de hacer algo por averiguar que es lo que trama el Duque Lemarque, quizás se esté cobrando el favor de cuidarla con el compromiso entre Pierre y ella o simplemente le gusta tu "hija" – informó Alfred, sonriéndole. Digo para su hijo Pierre.

- No...bueno, no sé ¿cómo hacerlo...? Dado que no puedo tener ninguna interacción con nadie aún... – buscó la mirada divertida de Alfred.

- Hay una forma en la que no habría presentación alguna... ¿tiene buena relación con el duque de Grandchester? – cuestionó el hombre curioso.

- Ni Candy lo conoce – el rubio alzó los hombros.

- ¡Rayos! Qué tal si lo contactamos por telégrafo, a mi no me contestará por el apellido, pero si a Sir Andley – propuso Pierre que había escuchado eso último.

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