Capítulo XLIII

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- ¿Dónde estoy? - cuestiona Lady Beagen entre la consciencia y la inconsciencia.

- Cerca del Palacio de Holyroodhouse, a una legua para ser exactos - refiere Aaminah curando sus heridas.

- Candy... - susurra lady Beagen.

- Lady Andley, no está aquí, de hecho no sé nada de los demás, ¿mi esposo? - pregunta Aaminah preocupada porque no sabía nada de él desde que bajó del Irish.

- Nada, todos nos separamos... - declaró en susurros Lady Beagen sintiendo un punzante dolor en su hombro derecho.

- ¿Los atacaron? - cuestionó Aaminah temerosa de la respuesta.

- Sí, Candy y Albert...luego Mickael... cautivo - informó la madre de Candy con voz entrecortada.

- Candy y Albert que... - se interrumpió la esposa del jeque sin haber formulado la pregunta completa.

- ¡Ayyyy! - se quejó Lady Beagen.

- Lo siento, sigo curando esa herida... - explica Aaminah sensible ante su dolor, Lady Beagen tenía una laceración en la espalda y al momento de que quiso rodarse sintió una dolorosa punzada en su costado derecho.

- ¿Mi esposo...? - cuestiona lady Beagen percatándose de que no lo oía para nada.

- Dormido, lo sedamos con medicina árabe - le comienza a contar la esposa del jeque.

- Sabe usted, ¿dónde está Candy? - Aaminah esperaba que esa pregunta nunca se la hiciera.

- No, pero un sirviente se dirigió al Palacio para traer ayuda, no debe tardar en llegar - contó Aaminah observando que Amir venía hacía ella.

- Gracias... se lo agradezco... no esperaba que usted fuera quién nos ayudara a pesar de los celos que profesaba contra mi muchachita, ¿dónde estamos? - preguntó Lady Beagen suspirando, el dolor a veces era insoportable.

- Descanse un poco Lady Beagen - Aaminah decidió no contarle al notar que volvía a preguntarle sobre el lugar en el que se encontraban. Sí Lady Beagen, fui muy tonta al creer que ella era la culpable, Amín me dijo la verdad antes de desembarcar, por ahora descanse - Aaminah sentía una gran incomodidad ante ella que al parecer se dio cuenta de la situación en la que se colocó, pero también apenada para con su esposo, recordando lo tonta que fue en esos momentos.

- ¿Cómo está Lady Beagen señora? - cuestionó Amir quién las observaba con cautela.

- Desorientada aún, esperemos que al pasar de las horas se solucione, ¿ya vino Abdul? - cuestiona Aaminah curiosa por saberlo.

- No mi señora, espero que no demore - responde Amir con prontitud.

Muy cerca de la Finca de Laurieston se encontraba de camino hacia allí, un carromato, los sires Wallace y Abercrombie fueron los elegidos para ir a dónde Lord Thompson tenía a Terry, pensaban que iban a demorarse menos, pero la carromato en el que iban ya estaba muy desvencijado por lo que Sir Wallace junto a Sir Abercrombie habían hallado horas después de un percance en el camino, un remplazo para su carromato, una rueda de medio uso.

Entrando por el camino que conducía a la Finca, todo les parecía tan tranquilo que de un momento a otro entraron siendo interceptados por un extrañado Alphonse Lemarque, ¿mercaderes en la finca? ¡Eso sí que era extraño!

- ¡Buenas tardes señores! ¿Buscaban a alguien? - pregunta Alphonse interesado al momento de que los ve entrar.

- ¡Buenas tardes caballero! - saluda Sir Wallace cuando se baja del carromato, que con una venia demuestra respeto. Venimos a ver a nuestro gran amigo Lord August Thompson, quisiera usted llamarlo - refiere cuando es seguido por Sir Abercrombie.

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