Capítulo XLII

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La travesía por el Canal de la Mancha llegaba a su fin, ese día muy temprano justo antes de que saliera el sol, los hombres y sirvientes del jeque lo preparaban todo, también los Borthwick, que siguieron las indicaciones del mismo jeque recibidas un día antes. Levantaron a Candy y a Albert para que se arreglaran, ellos irían con los Borthwick y los Grandchester con él y Mickael. Los demás sirvientes habían bajado del barco una tarde antes, se colocaron en lugares estratégicos del camino, desde el puerto de Dover hasta Escocia. El jeque decidió enviar a su esposa e hijas directo al Tribunal de Lyon, lo que menos quería era exponerlas a la violencia que los enemigos de los Andley; así que optó por mandar a Amir con su esposa e hijas, primero se confrontó con su esposa, enfadada por lo que él iba hacer, pero ya que ella no podría convencerlo decidió portarse sumisa ante sus órdenes y era la primera vez que ella demostraba celos por otra mujer y por el denotado enojo de su esposo.

- Amín, pero ¿cómo? ¿No vas a venir con nosotras? - refirió Aaminah enfadada con su marido.

- No Aaminah, no puedo abandonar a los Borthwick a su suerte, me han pedido ayuda y no puedo negárselas - explicó su marido.

- ¿A los Borthwick? O a ¿Lady Candice Andley? - insinuó Aaminah.

- ¿Qué significa eso? - preguntó Amín enfadado con su esposa haciendo que ella bajara la mirada. ¿De qué me estás acusando? - le gritó sin poder creerlo.

- Amín, no la puedes tener y yo soy tu esposa por derecho, merezco respeto - susurró lo más quedito posible.

- ¡No me lo puedo creer! ¡Me estás reclamando por algo que estoy haciendo! ¡Te soy completamente fiel! ¡Nunca he tocado a nadie que no sea a ti! - rebatió él muy enojado.

- ¿Seguro? ¡Dime que no la piensas, dímelo! - reclama su esposa haciendo que él se asombre por el reclamo.

- Usted mi señora, no tiene porque querer ordenar en mis pensamientos, ayudaré a los Borthwick y esa es mi última palabra - él le toma la barbilla y con lo último la suelta.

- ¡Estás ayudando a Lady Candice! ¡No a los Borthwick! ¡No la podrás tener nunca! - insiste.

- ¡Suficiente! ¡Amir... Amir ven aquí! - el jeque mandó a llamar a su sirviente.

- Sí su alteza, ¿le puedo servir en algo? - preguntó Amir muy servicial.

- Amir, vas a desembarcar junto con mi esposa hoy por la tarde, ¿me has entendido? - refirió el jeque sin mirar a su esposa y mucho menos a Amín.

- Sí señor, las princesas también irán con nosotros - cuestionó Amir.

- Sí, también - afirmó el jeque doblando algunas cosas que requerirían el plan.

- Amín - lo llamó su esposa en presencia de Amir.

- No voy a discutir más sobre este tema - el jeque muy molesto se levantó y su esposa sin importarle la presencia de Amir, volvió con las aclaraciones.

- Soy tu esposa... - se acercó Aaminah al jeque deteniéndose.

- Lo sé mi amor y la que lo duda eres tú, espero que cuando te vuelva a ver no te arrepientas de lo que me acabas de decir - espetó y aclaró él cansinamente.

- No estoy reclamando nada de lo que una esposa puede exigir - ahora fue el turno de otra aclaración.

- Te soy fiel Aaminah, nunca la he tocado, sólo debo cumplir con mi deber, con lo que se me ha pedido - reafirmó Amín, soltándose de su esposa y caminando hacia su habitación.

- Pero ¿por qué? - decidió enfrentarlo.

- Porque me lo ha pedido el Rey Jorge V y eso es lo único que te puedo decir - respondió Amín y siguió caminando.

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