Capítulo XI

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Habían pasado tan sólo minutos desde su ingreso a esa lúgubre cárcel, Archie y Stear colocaron a sus novias en una posición poco adecuada para ellas, pero el ambiente se olía difícil desde el punto de vista de que si hubiera estado Candy, a ellas les hubiera ido mejor. Ya que era fuerte y sabría resolver más problemas en estados hostiles que Annie y Patty.

Terry observaba cada rincón de su celda, las condiciones eran deplorables, él podría aguantarlas, pero las chicas ¿lo harían? Lo dudaba un poco. Archie que hasta entonces había sido impoluto desde pequeño, ahora debía de ser menos quejumbroso, ya no le preocupaba su ropa, miraba a Annie nerviosa y horrorizada y a Patty, sólo se le veía mortificada, pensando en su abuela Martha, en sus padres, quizás ahora estarían enterándose, lo cual no era ni remotamente cierto. Uno a uno se veían, sus rostros eran sonrientes, pero falsos, discretamente tristes, nerviosos y preocupados.

Mientras esto sucedía con los chicos, en el castillo de Grandchester, el duque, recién enterado en el parlamento de que su hijo había sido secuestrado pone a averiguar a uno de sus investigadores todo lo referente a ello y cuando regresa lo interroga.

- ¿Qué es lo que has averiguado, John? – cuestiona el duque dándose vuelta en su sillón para observar cómo el investigador tomaba asiento y respondía a su interrogatorio.

- Es cierto, el joven Terrence ha sido secuestrado por alemanes, un pequeño grupo de ellos, que andaban por el puerto de Southampton– resolvió decir el joven investigador.

- ¿Sólo? – preguntó el duque muy calmado.

- No, se me ha informado que dos señoritas y otros dos jóvenes también, parece ser que había otra señorita, pero ya no se supe ¿quién era? – explica John dudándolo un poco.

- ¿Qué hacer? ¿Qué hacer? Los demás no me interesan, no son importantes, no para mí, ¿por qué los arrestaron? – cuestionó Richard.

- Hacían bromas sobre el PSD, parece que fueron malinterpretados – John fue muy puntual con ésta información.

- ¡Maldición John, no puedo creer que una simple broma llegue a tanto, algo más hicieron!–el duque gritó desesperado.

- Eso es lo único que he averiguado duque, tiene algún contacto en el ejército o acudirá a la corona para sacarlos – John quiso saber.

- Por supuesto que acudiré a la corona, pero sólo para Terry, los demás... – se interrumpió al ver el rostro de John.

- ¿Los demás? ¿Qué quiere decir con ello? ¡Son apenas unos niños...! – exclamó John, enojado con Richard.

- Los demás no son importantes John, los Andley podrán sacarlos si es que aún los encuentran vivos... – sonrió con sorna, el duque podría ser malvado en el parlamento, pero no tomando en cuenta de que él lo era con los chicos.

- Pero..–John quiso decir algo más, pero se vio interrumpido.

- ¡Eso es todo John, puedes retirarte! – le ordenó Richard.

- ¡Oh mi Dios! Eso es... el Duque quiere hacer... podría ser...creo que será oportuno avisarle a alguien, ¿a quién? Tengo que averiguar ¿a qué clan pertenecen los Andley? – susurró él, sin aún creerlo cuando salía de la oficina, nervioso y abatido. Debía de contactar a algún noble de la corona escocesa, pero a quién y sin que nadie en Londres se diera cuenta.

- ¿Qué tanto dices John? – preguntó Arthur, el mayordomo.

- ¡Debemos hacer algo, el duque pretende dejar a los chicos a su suerte, sólo quiere sacar al joven Terry! – explica sin que le dé tiempo a Arthur de entenderle.

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