Capítulo XLVIII

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- Sir Alphonse Buchanan... ¿quién más? - respondió George con calma y un poco de indignación.

- Espere, ¿cuándo sucedió eso? - cuestionó Sir Clawdel saliendo de su ensimismamiento.

- Justo cuando pasó lo de Clint - refiere Abahinn.

- ¿Clint, quién es Clint? - cuestionó Sir Cathann.

- La mascota de Lady Candice, el Dr. Pereyra se encontraba en el consultorio del Dr. Mickael cuando lo curaron, fue ahí donde él aprovechó para contarle lo sucedido con su padre y lo que planeaban tanto Lemarque como Buchanan - respondió Abahinn.

- Entonces si tú eras el que protegía a Lady Candice, ¿por qué Gregory dice que eras el espía? - cuestionó Sir Gayre.

- Espía así como quien dice espía, no lo fui nunca, eso le dije a Gregory y a Robert Buchanan para despistarlos... afortunadamente mi padre me reconoció cuando ya era mayor de edad, para nadie es un secreto que mi noble cuna no me protegió desde pequeño, mi padre ha sido un verdadero padre cuando lo he visto, pero muy lejano. Lady Candice fue más o menos mi primer encargo con el legado de mi padre, él prefirió encargarse de otros asuntos antes de socavar mi libertad dándome el título hace unos cinco años - explicó Abahinn.

- Queremos saber algo, ¿por qué fue usted el encargado de todo esto? Acaso ¿está enamorado de Lady Andley? - preguntó Sir Buchan irónico.

- Sí y no creo que sea un secreto entre los presentes... - respondió retirándose de la mirada de todos, observando por la entrada de la tienda la luna y las estrellas, aceptando que sería imposible salirse de ésta.

- Pero ella... ¡ya está casada! - Sir Clawdel lo reprendió.

- Lo sé, lo sé, créanme cuando les digo que sé lo que me dirán como en ese tiempo mi padre lo hizo y como Terrence Grandchester lo afirmó, me enamoré de Lady Candice sin quererlo, dejé que siguiera con su vida como tenía que ser aunque a mí se me quemasen las entrañas al descubrir quién era ella y más al saber que ella sólo recordaba siempre a una sola persona. Sí, la amo, pero sé que es madre y esposa y además que estúpidamente se arriesgó para salvarlos a todos y que cuando lo sepan la acusarán de no pensarlo y de poner en peligro a sus hijos, pero sé muy dentro de mí que sólo Albert se enfadará un poco y comprenderá que ella ya no es la chica que conoció y que pensaba que sólo deseaba aventura y la perdonará y la amará como lo que ella es... - Abahinn enfatizó su explicación con gran dolor cuando fue interrumpido.

- Un ser libre... - respondió George.

- Sí, así mismo - aceptó él reconociendo la voz del impasible George.

- Y ¿tú? - todos murmuraron la pregunta.

- Yo... yo estaré feliz de verla tan feliz como ella quiera ser, sin limitaciones y sin culpas, eso es lo más importante, permiso - Abahinn salió corriendo de ahí, debía admitir que lo dicho fue en serio.

- Bien, continuemos, debemos interrogar a Gregory, veamos que más tiene que decirnos... - sugirió Sir Broid.

- Sir Gayre - Sir Broid lo llamó atento.

- Dígame, Sir Broid - Sir Gayre se detuvo antes de continuar caminando.

- Éste muchacho es... ¡apasionado! - exclamó con atino.

- Sí que lo es - aceptó Sir Gayre.

- Vamos señores, a dormir - animó Sir Campbell que ni se iban ni se detenían por completo.

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