Capítulo XXVIII

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- Albert... - ella lo llamó jalando aire.

- Sí Candy, yo también te necesito ahora, vamos... - Albert la apuró apenas y hubo separado sus labios de los de ella.

Albert jaló a Candy apenas subieron al tren, siguieron su camino y cuando iban a entrar a su camarote privado fueron sorprendidos por Sir Buchanan, haciéndolos sonrojar, Albert comenzaba a enfadarse y Candy se limitó a recogerse el cabello, ligeramente emocionada por el amor que él quería prodigarle.

- Muchachos ¿por qué tanta prisa? Si apenas nos conocemos y quisiera hablar un momento con ustedes - sonrió Sir Buchanan

- Lo que pasa es que mi esposa está en cinta y debe tomar siesta a esta hora - mencionó Albert sonriéndole a la sonrojada rubia.

- Lady Andley... ¿en cinta? - apenas pudo decirlo. ¿Tan joven? - expresó más enojado que incómodo por lo expresado.

- No los incomodes Alphonse, están enamorados, yo a su edad... - comenzó a decir Lady Beagen.

- A su edad aún jugabas con muñecas - aclaró Alphonse haciéndole ver que nadie en éste siglo se casaba tan joven.

- Cuñado, no seas entrometido, no ves que los incomodas, además recuerda que es tu sobrina de la que hablas... - le aclaró celoso Sir Borthwick y en secreto.

- ¿Cómo dices esas cosa Sir Borthwick? Sólo me ha sorprendido un poco, es todo - refiere Sir Buchanan apenado por la insinuación tan certera de su cuñado.

- Pues más te vale cuñado, porque no querría ver cómo eres despedazado por Sir Andley - refiere Sir Borthwick señalándolo.

- ¿Por qué haces esos comentarios? - preguntó Sir Borthwick molesto.

- Porque es hora de que ésta señora se vaya a la cama, vamos Lady Andley, usted debe dormir y usted mi joven señor, debe acompañar a su esposa - Lady Beagen, quien había escuchado todo apuró a los Andley para aclararle ciertos puntos a Sir Buchanan.

- Gracias, Lady Beagen - Albert le agradeció a su suegra salvarlo de una situación muy incómoda y ambos rubios desaparecieron.

- De nada, anden, caminen - les dijo ella molesta cuando vio a su hermano.

- ¿Qué pasa hermana? - quiso saber Sir Buchanan.

- Cometí una tontería, afortunadamente Candice no se dio cuenta de mi error y tú ni te atrevas a ofenderla y menos delante de William, Alphonse - le aclaró señalándolo. ¡Por el amor de Dios! ¡Insinuártele! ¡A mi hija y tú sobrina! ¡Será mejor que ni lo intentes o...! - se interrumpió para ver el descaro con el que se mofaba de ella.

- ¿O qué? ¿Me golpearás? - cuestionó él carcajeándose de su hermana en son de burla.

- No, no meteré las manos, pero sabes que la traición se paga con la cárcel o la horca - refirió Sir Borthwick.

- Lo sé, espero que no pienses que trato de seducir a mi sobrina cuando está embarazada... - soltó cínicamente.

- Pues... tienes tu fama cuñado y los accidentes pasan en cualquier lado... - ahora fue turno de Sir Borthwick quien soltó la advertencia.

- No se preocupen, no haré nada, me retiro - Sir Buchanan emprendió retirada, lo que menos necesitaba en ese momento era discutir algo que él ya había decidido.

- Buenas tardes hermano - se despidió Lady Beagen con reticencia.

- Hasta pronto Lady Beagen, cuñado - hizo lo mismo con Sir Borthwick.

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