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Tú eras la sombra de mi luz, ¿nos sentiste?
Otra estrella, te desvaneces,
Temo que nuestro objetivo no esté al alcance de la vista, quiero vernos en llamas.
¿Dónde estás ahora?
¿Todo hacia parte de una fantasía mía?
¿Fuiste sólo imaginario?
Atlántida, bajo el mar, bajo el mar,
Otro sueño, el monstruo esta fuera de control dentro de mí.
Me estoy desvaneciendo, desvanecida, tan perdida, desvanecida.―Faded―Alan Walker.


Lauren

Esto definitivamente es lo único que faltaba en mi lista de miseria; la cárcel y todo por pretender proteger a quien menos se lo merece. Mi consuelo ahora es poder contar con mis confidentes en éste tipo de situaciones, muy consciente de que no es mi primera vez aquí ellas sabrán (como siempre) lo que hay que hacer para sacarme del basurero al que me llevan ahora mismo.

―¿Detective? ¿podría saber cuáles son los cargos de los que se me acusa?

Pregunto desde la poca comodidad de mi asiento, la mujer me da una mirada de soslayo dejándome apreciar su fino perfil. Debo admitir que es atractiva.

―Guarde silencio, señora Jauregui, lo que diga puede ser usado en...

―Sé muy bien cuáles son mis derechos aquí―le interrumpo bruscamente―. Créame no es la primera vez que escucho esa frase, pero al final de la tarde estaré en casa...como de costumbre.

Ella se vuelve y a través del cristal alambrado diviso su apellido; Welton... Frunzo el ceño ¿por qué se me hace familiar ese apellido? Pero no tengo oportunidad de meditarlo. Mis ojos encuentran los suyos muy furiosos, como si estos ocultasen un profundo rencor hacia mí.

―Usted créame, será la última vez que escuche esa frase, me encargaré de que así sea―escupe igual de molesta―. Ahora permanezca en silencio hasta que lleguemos a la comisaria.

¿Quién carajos es ésta mujer y por qué se siente tan segura de su declaración? Por algún desconocido motivo esto me preocupa de sobremanera, sin embargo tengo la palabra de aquel hombre de protegerme de cualquier situación que lo involucre a él, aunque no estoy muy segura de fiarme así nada más.

Opto por hacer lo que mis derechos me obligan, me acomodo en el asiento y guardo silencio. Kendall y Clarke de seguro ya están en la estación esperando para liberarme de cualquiera que sea el enredo en el que estoy metida. Lo único que me martiriza es el motivo de mi aprensión, sin conocer los cargos no sé a qué atenerme, podría ser una trampa o la carnada de alguna operación muy grande de la policía.

No soy una cobarde, pero recordando a Jacob, Kendall y a mi esposa lo mejor será quedarme callada antes de que alguno de ellos salga irreparablemente herido.

Soy consciente de que hemos llegado pues el hombre robusto me saca no tan amablemente de la patrulla. Al salir, la luz de un flash me deja completamente ciega y desorientada, pero no me evita escuchar la senda de preguntas por parte de los periodistas. Demonios, la prensa siempre tiene que complicar todo, mi padre se enfurecerá muchísimo, muy al contrario de mi hermano que de seguro se pondrá a gritar como la marica y cobarde que es.

Al entrar a la estación de policía me encuentro con mis amigas hablando muy acaloradamente con el oficial de recepción. Clarke gira y al verme pone mala cara mientras que Kendall rueda los ojos exasperada, pero aún así se apresuran a llegar hasta mí, sigo siendo irresistible para mis exes. Veo a mi verdugo posicionarse a mi lado al tiempo que me toma del brazo incitándome a acelerar el paso. ¿Qué demonios tiene en contra mía?

―¿Qué carajos hiciste ahora, Jauregui?―reprocha Kendall.

―¿En qué te has metido ésta vez, Lauren?―me saluda Clarke con expresión irritada.

A Mí Merced (Camren)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora