A Mí Merced (Camren)©

-5-

He soñado contigo casi todas las noches de esta semana
¿Cuántos secretos puedes mantener?
Porque está esta canción que he encontrado
Que de alguna manera me hace pensar en ti
Y la pongo en repeat
Hasta que me quedo domido
Derramando bebidas en mi sofá
Nena ambos sabemos
Que las noches principalmente fueron hechas para decir cosas que no puedes decir mañana por el día.
Siento interrumpir
Es sólo que estoy constantemente a punto
De intentar besarte
No sé si sientes lo mismo que yo
Pero podríamos estar juntos si quisieras
¿Quiero saber si este sentimiento fluye en ambos sentidos?—Arctic Monkeys—Do I Wanna Know?

Lauren

Definitivamente la reaccion de Camila no la vi venir. ¿Quién se cree esa chica para rechazarme? ¡Rechazarme a mí; Lauren Jauregui! Por otro lado, es curioso sea la primera a la que se lo permito.

Puff, me exaspera, me frustra y a la vez me encanta. Sonrío automáticamente. Ahora mismo debo parecer demente riéndome sola.

— ¿Te volviste loca o la comida te afectó el cerebro?

Ruedo los ojos. Casi me olvido de mi querido hermano, Austin. Es tan irritante y molesta su presencia, aunque creo el sentimiento es mutuo y no precisamente por mi culpa.

— ¿Qué quieres, Austin?

El bebe de su café sin importar el poco sentido que tiene hacerlo a las siete de la noche.

—Pues—comienza quitando la taza de sus labios—. Papá necesita vernos. La cena será mañana, a las seis.

— ¿Para qué?—exijo saber.

Es notable mi tono altanero, pero cuando se trata de mi padre no puedo evitarlo.

—Es una cena como todas, Lauren. Él no siempre quiere...

— ¿Qué? ¿compararme contigo? ¿recordarme soy la oveja negra de la familia, la descarriada?—(como si no conociera a su hijo y sus vicios)

Lo miro fijamente y sin expresión. No tiene caso empezar una discusión la cual sé bien cómo terminará. Sólo a veces es necesario ser puntuales con los límites de mi paciencia.

— ¿Cuándo lo perdonarás?

—Probablemente nunca.

Austin niega con la cabeza y vuelve a su postura de niño rico en restaurante de papi.

—Como sea, no fue por eso exactamente que te busqué  hoy—guardo silencio esperando que continúe—. Necesito los informes de las transacciones de los últimos cuatro meses.

Sonrío.

—Ahora si te pareces más a ti—tomo de mi vino y le miro con una ceja alzada—. Te diré lo que siempre escucharás de mi: no es tu puto problema.

Veo su mandíbula tensarse al inclinar su cuerpo sobre la mesa. Como si su actitud me intimidase.

—Es mi problema porque también son mis empresas...

Alzo la mano para que se calle y adopto su posición.

—Es muy fácil decir eso cuando la que lleva toda la responsabilidad sobre sus hombros soy yo. Tu sólo gastas dinero y pides cuentas mientras yo me parto el lomo encerrada en esas cuatro paredes.