A Mí Merced (Camren)©

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Lauren

No pensé que ver a Amber en aquel estado me afectaría tanto, se supone que es la causante de todo este desastre que al final tuvo sus consecuencias y cuya víctima fue sólo ella. Sin embargo eso no genera en mi algún tipo de consuelo o sentido de victoria, pero si un enorme alivio al saber que al final de todo mi hermana fue capaz de recapacitar y en el camino salvó a Camila del lio en el que ella misma la metió.

Todo a cambio de su propia vida, supongo que ese es el grado de su amor por ella. Sólo espero que logre resistir hasta que llegue la ayuda.

Mis pensamientos son bruscamente interrumpidos por el sonido de un disparo muy cerca de mí. Apoyo mi espalda en la pared para cubrirme de las detonaciones, Austin, armado y asustado si que es un peligro. Espero unos segundos oculta hasta que escucho sus pasos por las escaleras, es ahora o nunca. Salgo de mi escondite y con mucho cuidado voy detrás de él, desciendo escalón por escalón hasta que me encuentro en el pasillo del otro piso.

Permanezco quieta y en silencio en medio del pasillo, escaneando el lugar lleno de paredes en construcción. No oigo nada, lo que significa que no ha seguido por las escaleras y que está en alguna parte de este piso, solo, pero con la ventaja de una pistola...aunque quizás eso ya no sea un peligro. Logró avanzar unos pocos pasos y Austin sale detrás de una de las paredes, esta hasta el final del pasillo, sonriendo como demente y apuntándome con el arma.

Alzo las manos fingiendo rendición y me atrevo a dar un paso más hacia él.

―No te muevas, Lauren si no quieres que te vuele la cabeza.

―Wow―digo con falsa impresión―. ¿De dónde sacaste esa frase tan original?

Mala idea. Dispara contra mí, pero sin éxito.

―No te hagas la graciosa, soy yo quien tiene el arma y puedo enviarte de una buena vez al infierno.

Frunzo el ceño y bajo lentamente mis manos.

―Hoy no será ese día, Austin ni mucho menos tendrás ese honor.

Quita el seguro nuevamente apuntándome.

―No me provoques...

―Nunca fuiste para nada listo―empiezo dando otro paso―, porque si lo fueses te habrías dando cuenta de que usas un revolver.

―Sé lo que es idiota y si te sigues acercando no duraré en usarla y esta vez no fallaré.

Detengo mis pasos con la duda a flor de piel...pero recapacito; el tiempo de indecisión se ha agotado.

―No, no lo sabes...el revolver que tienes en tus manos es un Cal 45 de seis balas...―avanzo un paso más mientras observo como empieza a ponerse nervioso, entonces revelo―. Le disparaste a Amber y malgastaste las otras cuatro en el pasillo de arriba y una más que fallaste al intentar asustarme.

Frunce el ceño y se humedece los labios, inquieto en tanto su agarre en la pistola empieza a debilitarse. He logrado mi objetivo, sembrar la duda en él aunque yo misma no esté segura.

―¿Ah sí?―dice de pronto sosteniendo el revolver son ambas manos―. Pues ahora veremos si lo que dices es verdad.

Acto seguido aprieta el gatillo, cierro los ojos y espero el impacto. Segundos más tarde nada pasa, no hay detonación ni herida lo que significa que efectivamente al revolver no tenía balas. Abro los ojos y Austin furioso se deshace del arma vacía lanzándola al piso lejos de nosotros.

―¡Demonios!

―Te lo dije.

―¡Cállate!―grita mirándome con desprecio―. Te mataré con mis propias manos.